Javier Bianchi desarrolla un esquema de ciclo completo en un establecimiento de la cuenca del Salado; las claves: buena base forrajera, alta carga y mejoramiento genético
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Los planteos ganaderos de ciclo completo pueden tener múltiples expresiones: el campo se puede trabajar con baja carga y muy buena genética en el rodeo de cría para destetar terneros pesados, que luego desarrollen un engorde rápido para convertirlos en novillos en el mismo año del destete o muy poco después. La posibilidad opuesta es operar con cargas altas, lo que puede reducir el peso del destete y alargar un poco el engorde de los novillos pero, como contrapartida, se puede lograr mayor producción de carne por hectárea. Y la lista continúa.
El segundo planteo es el adoptado por Javier Bianchi, administrador de El Remanso, un campo de 2300 hectáreas en el partido de Ayacucho. Con dos equivalentes vaca por hectárea en campos difíciles, logra una producción superior a 300 kilos de carne por hectárea. No obstante, se debe aclarar que Bianchi no se subordina a ningún esquema rígido y adapta el sistema productivo de acuerdo al costo de los insumos y a los valores que ofrecen los mercados en cada momento.
Claves: buena base forrajera, alta carga y mejoramiento genético
El Remanso es un campo mixto, propiedad de una familia de Buenos Aires que lo compró en 1989, momento desde el cual es gerenciado por Bianchi. Las lluvias históricas del partido son de 1000 milímetros anuales como promedio, con reducción en los últimos tres años. Del total de la superficie, 500 hectáreas tienen aptitud agrícola y 1700 se destinan a ganadería de ciclo completo, con buenos resultados productivos y económicos, que le permiten competir con los márgenes de la agricultura de la zona, según Bianchi.
La base forrajera del sistema ganadero son pasturas de alfalfa y pasto ovillo para el verano y festuca, lotus y trébol blanco para el invierno, complementadas con verdeos (sorgo, raigrás, cebada) y reservas confeccionadas con maíz y sorgo picados para silo.
El 60% de la superficie está ocupado con pasturas y verdeos y el resto se mantiene como campo natural. Los forrajes producidos son aprovechados de manera intensiva con potreros de menos de 50 hectáreas y parcelas chicas divididas con alambrado eléctrico. “La electrificación del campo fue fundamental para facilitar el movimiento de la hacienda y usar altas cargas instantáneas, al asegurar una descarga eléctrica suficientemente fuerte como para que sea disuasiva para la hacienda”, destaca Bianchi.
La carga animal fue creciendo con la incorporación de tecnología. “Arrancamos con 800 vacas en 1990 y una carga de 1 equivalente vaca por hectárea; actualmente duplicamos la carga y nos hemos fijado como meta llegar a 1800 vientres”, se entusiasma el administrador. La producción original de carne era de 140 kilos por hectárea y este año superará los 300 kilos como promedio de las 1700 hectáreas.
En el Remanso hay dos épocas de servicio: el 40% del rodeo de vacas generales se entora en junio-julio, junto con las vaquillonas. El 60% restante se posterga hasta noviembre-diciembre. La división facilita las tareas de preñez de las vacas y las recorridas durante la parición, además de dar distintas posibilidades para la venta de los novillos.
Los terneros destetados se recrían sobre verdeos en invierno y sobre pasturas en primavera. La terminación puede ser a campo, con una duración de la invernada de 18-20 meses, hasta otoño-invierno con 400 kilos, o puede ser a corral durante 70 días, que da animales gordos de 410-420 kilos, para ser cargados en verano. Bianchi se inclina por uno u otro sistema de terminación de acuerdo el escenario económico de cada momento y no vacila en realizar cambios abruptos, como vender los terneros de destete a un feedlot cuando su valor se ubicó muy por encima del promedio como ocurrió en 2022. “Hacemos cuentas permanentemente y no nos subordinados a ningún modelo rígido”, subraya Javier.
Las ganancias diarias pueden llegar a un kilo con el pastoreo de verdeos y praderas sin suplementación a campo y a 1,2 kilos en el corral. Durante el encierre, inicialmente se emplea una dieta que incluye silaje de maíz con consumo libre, grano de maíz y suplemento proteico. Luego se cambia por una dieta que contiene exclusivamente grano de maíz y núcleo proteico. Los corrales son muy sencillos y están armados con alambrado eléctrico, alimentados diariamente con un mixer.
Inseminación artificial
“Al principio, arrancamos con vacas Angus muy desuniformes, con distintos tamaños y conformaciones. Luego, en 1999, iniciamos un trabajo con el veterinario de Ricardo Seguí y su equipo, que nos acompañan hasta ahora, para encarar la mejora genética y sanitaria”, recuerda Bianchi.
“Elegimos las 50 mejores vacas de las 1000 que teníamos en ese momento para armar un plantel que recibiría inseminación artificial con toros probados como herramienta de mejora genética del rodeo. Empezamos a trabajar con reproductores que daban hembras de tamaño moderado, pero de buen hueso y estructura general. Después de varios años, el resultado fue tener un rodeo de vacas de raza Angus definida, en el que cuesta descartar vaquillonas en la hora de incorporar la reposición”, relata Javier.
Las vacas del rodeo actual permiten tener muchas cabezas por hectárea y con genética que asegura alto ritmo de crecimiento de los terneros. El avance se produjo considerando los diferencias esperadas entre Progenies (DEP) de bajo peso al nacer y altas ganancias diarias hasta el año y medio, acompañadas con buenos rasgos de conformación. “El resultado es un ternero liviano, que nace con facilidad y luego desarrolla muy bien hasta la terminación”, sintetiza.
Las 50 vacas iniciales se convirtieron en 700 en la actualidad. Reciben una única inseminación que da una preñez del 60% y luego se repasan con toros. “La inseminación tiene un costo accesible: 10-11 kilos de carne por vaca fecundada, lo que resulta muy barato si da un rodeo uniforme y de alta calidad genética”, destaca el administrador.
“Los movimientos para inseminar la hacienda no son muy complicados si se trabaja en una buena manga con tranquilidad, sin perros ni gritos, y con un buen equipo, que crea en la técnica y trabaje codo a codo con los veterinarios”, añade. El resto del rodeo recibe servicio natural.
“En 2022, para dar un paso más en producción, empezamos a ensayar con cruzamientos para aprovechar el vigor híbrido resultante. Así, utilizamos semen de toros de raza Shorthorn, reconocida por su conformación carnicera y mansedumbre, y Charolais de tamaño moderado, pero con buena musculatura, desarrollo y ganancias de peso”, cuenta Bianchi, quien espera los resultados de la iniciativa.
La selección genética en detalle
La selección genética de vientres de El Remanso comenzó en 1999. El rodeo original Angus era muy desuniforme en calidad racial, mezclado con cruzas con toros Hereford y Shorthorn que aumentaba la diversidad”, recuerda Seguí, el veterinario que asesora a Bianchi en cuestiones genéticas y sanitarias.
“Para modificar esa situación, seleccionamos 50 vientres para conformar un plantel que se sometió a la inseminación artificial a tiempo fijo, una técnica que recién empezaba difundirse en esa época, con la expectativa de generar toros propios y uniformar el rodeo”, agrega.
Durante diez años fueron usando semen de toros escoceses que daban hembras de tamaño moderado de 420 kilos gordas, aptas para un planteo de alta carga como el desarrollado por Bianchi. En 2009 ocurrió un cambio en el contexto: aparecieron los corrales, los silobolsas y las promociones de raigrás. Entonces, se vio que la genética que se había empleado hasta ese momento quedaba pobre: “en la recría faltaba potencia en el crecimiento y algo parecido ocurría en la terminación; parecía que estábamos con el freno de mano puesto”, ilustra Seguí.
A partir de esa realidad, durante cinco años se buscó aumentar a tamaño de las vacas y la potencia en la recría y terminación. “Fuimos hacia una vaca de 460-480 kilos gorda, que permitiera aprovechar mejor la abundante producción de pasto para la recría”, rememora Ricardo.
En esta etapa el toro Final answer fue protagonista, porque no generaba problemas de parto y promovía gran crecimiento en la recría y terminación, sin aumentar demasiado el peso adulto de las vientres. Los años siguientes fueron de consolidación de esos logros.
“Desde 2012 en adelante se mantuvo el plantel original para producir toros, pero saltamos al rodeo general para aumentar el número de hembras de calidad en el campo, que era uno de los objetivos de la empresa”, agrega el profesional.
Otro elemento que permitió agrandar el rodeo fue el entore de vaquillonas con 15 meses con inseminación artificial a tiempo fijo, gracias a contar con toros como información referida a ese tipo de reproducción. Se usó semen de Efective, un reproductor que también mostró un comportamiento positivo en el crecimiento durante la recría y terminación.
La última etapa duró ocho años. A partir de ahí, Bianchi y Seguí se preguntaron que más se podía agregar al planteo. La respuesta fueron los cruzamientos para aprovechar el vigor híbrido en 300 vacas de buen nivel genético. En 2022 se utilizó semen de toros Shorthorn y Charolais para hacer cruzamientos terminales sobre vacas Angus, cuya producción se recriará y encerrará con destino para faena.
“Los cruzamientos son sencillos con inseminación artificial y toros con mucha información”, aclara Seguí, para quien el semen Shorthorn permitirá una recría y terminación cortas por el alto ritmo de crecimiento que ha adquirido la raza en los últimos años. Por otro lado, el semen Charolais puede dar un novillo pesado de muy buen rendimiento en gancho, como lo demuestran los resultados de los block tests. A juicio del asesor, los cruzamientos sobre Angus pueden aportar 10-20 kilos más por ternero al destete, mayor velocidad de crecimiento y mejor eficiencia de conversión durante la recría y terminación.
Agricultura
En 500 hectáreas de El Remanso se desarrollan cultivos de trigo, maíz y girasol como actividades principales, con ocasional desarrollo de soja y colza en algunos años. “El girasol entra mejor en el sistema ganadero por la liberación temprana de los lotes; el promedio de rindes de este campo es de 3200kg/ha”, cuantifica Bianchi.
En maíz apunta a 10.000 kilos por hectárea, con 8000-9000 en los últimos tres años por el efecto de la seca. Se siembra en las mejores lomas trabajando por ambientes. La producción se comercializa como grano o se “vende” a la actividad ganadera de acuerdo a la situación de precios de cada momento.
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