Lo que viene: los riesgos de dar señales incorrectas

El recálculo de las estimaciones de ingresos de divisas que traerá la campaña agrícola 2020/2021 a raíz de la sequía que afecta a los cultivos en el norte y en el oeste bonaerense debería encender una luz de alerta para quienes esperan que el campo los salve de todos los males de la economía.

Si bien los precios de los granos en Chicago se mantienen en los niveles más altos de los últimos siete años, la merma productiva debido a la falta de lluvias en enero y en febrero obliga a revisar los números.

En la Bolsa de Comercio de Rosario estimaron que a los US$35.000 millones que se esperaban obtener a fines de enero pasado habría que recortar unos US$1300 millones. Tanto esta entidad como la Bolsa de Cereales de Buenos Aires redujeron sus estimaciones de cosecha para soja. El techo es de 44/45 millones de toneladas. Esta cifra podría ser más baja si en los próximos días no llegan las precipitaciones pronosticadas a partir del lunes. Otras estimaciones particulares del sector privado calculan que apenas se llegaría a 40/42 millones de toneladas. En maíz, además, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires calculó una pérdida de un millón de toneladas, con un volumen de 45 millones de toneladas.

En ese escenario, la lluvia de dólares del campo que espera el Gobierno podría pasar de largo por efecto de la sequía. Por ahora, como punto a favor, están alineados varios factores del mercado internacional que se conjugan para sostener una tendencia alcista en los precios. Esta semana el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, en sus siglas en inglés) ratificó en su informe mensual que los stocks finales de soja se mantienen en 3,2 millones de toneladas, tal como había calculado hace un mes. Esto representa el volumen más bajo desde la campaña 2013/2014. China, con su demanda sostenida, está haciendo el resto (ver página 6).

“Se está pensando más en el año climático que en el efecto precio”, describe Teo Zorraquín, de la consultora Zorraquín+Meneses sobre el ánimo promedio de la producción. Si bien una parte de la cosecha está vendida, el especialista cree que la comercialización de la cosecha se mantendrá en los patrones habituales de las últimas campañas. “Se aprovechará a fijar la compra de insumos y luego se venderá a medida de las necesidades individuales, en dosis homeopáticas”, explica.

Una de las incertidumbres que se enfrentará en el momento de la cosecha es qué hacer con los pesos, sostiene. La compra de insumos y de maquinaria agrícola son las opciones más inmediatas.

No obstante aquí aparecen algunas amenazas por el efecto de la “manta corta” de la política económica. Esta semana eso quedó reflejado con la advertencia de los fabricantes de maquinaria agrícola que les faltan insumos como neumáticos o componentes electrónicos para terminar las sembradoras y la pulverizadoras. Ya lo venían denunciando los contratistas, que necesitaban reponer cubiertas.

El cepo al dólar y a las importaciones que sostiene el Gobierno está afectando al sector que genera divisas por exportaciones con más velocidad. Los fabricantes calculan que apenas con 20 millones de dólares se podrían cubrir las necesidades de importación. No falta mucho para que comience la siembra de trigo de la campaña 2021/22, ¿el país se dará el lujo de poner trabas a insumos necesarios para producir? Todo es posible.

En ganadería, Zorraquín advierte que se enfrentará una escasez de oferta de hacienda. Los números para la invernada y el feedlot no son positivos por lo que no descarta nuevos incrementos en los valores de la carne. “En un año electoral, la tentación a intervenir es alta”, señala. Teniendo en cuenta la importancia del precio de la carne vacuna en el índice de precios al consumidor, el foco volverá a estar puesto allí.

Estas presiones ya se hicieron sentir sobre el trigo. Aquí, otra vez, parece estar funcionando un acuerdo tácito con la exportación que se retiró del mercado, según explican los observadores del negocio. En la industria molinera señalan que ya empezó a aparecer mercadería.

Según datos del Monitor de Comercio Granario del Ministerio de Agroindustria se compraron 10,8 millones de toneladas de la campaña 2020/21 (9,2 la exportación y el resto la industria) hasta el 3 del actual, de una oferta de 19,8 millones de toneladas (entre una cosecha de 17,6 millones y el resto de carry).

Aunque los analistas del mercado ven que los precios a US$200 del trigo son favorables, advierten que no es un momento adecuado para dar señales incorrectas que frenen las intenciones de siembra. Ya se están notando aumentos fuertes de insumos como los fertilizantes y se están recuperando países competidores de la producción de trigo argentino en el sudeste asiático como Australia. La tentación a intervenir también es fuerte.

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