La soja de primera ofrece un resultado económico mejor que el maíz tardío y el girasol, pero con números muy ajustados en los tres cultivos
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En el país hubo varios frentes de tormenta los últimos días que ingresaron en las zonas agrícolas con distintos milímetrajes, con lo cual se encamina la recuperación de humedad necesaria para la siembra y evolución de los cultivos de verano. “Las lluvias recientes solucionaron el día a día y las siembras inmediatas, pero no corrigieron la profundización de las napas; todavía necesitamos que siga el ingreso de lluvias”, define Nicolás Udaquiola, director de la consultora AZ-Group.
Más allá de la incertidumbre económico-política reinante, en ese nuevo escenario la pregunta del millón es qué cultivo de verano sembrar. “La campaña 2023/24 cambió bastante los planes originales de siembra, a partir de muchos trigos que no se pudieron implantar en la superficie planificada, especialmente en el oeste de Buenos Aires. También hubo graves dificultades para sembrar maíz temprano, que sufrió un recorte significativo de superficie, que pasará a cultivos tardíos”, resalta Udaquiola.
Con las lluvias de estos días renace la posibilidad de hacer agricultura en los suelos aptos. “En una zona donde se pueda sembrar soja, maíz y girasol vamos hacia un potencial incremento de área de soja en detrimento de la superficie de maíz tardío, principalmente por la menor inversión que exige la oleaginosa y por su mejor margen bruto respecto del cereal, si se consideran los precios a cosecha que se ofrecen hoy. También favorecen esa decisión los menores requerimientos de insumos de la soja. El girasol no aparece como favorito en las preferencias de los agricultores, porque los precios no son suficientemente motivadores como para incorporarlo en una superficie importante; tampoco ayuda la perspectiva de año con evento El Niño, que no es lo más conveniente para este cultivo.
Resultados económicos
En una zona que permite varios cultivos –por ejemplo oeste de Buenos Aires- los resultados esperados a nivel de margen bruto favorecen a la soja de primera, porque son mayores a los del maíz tardío, y porque tiene menores costos de implantación y protección (1317 versus 977US$/ha).
Las cuentas se complican cuando se analizan los resultados netos de cada cultivo considerando un alquiler. En el cuadro se observa que la soja de primera promete 21,9US$/ha de resultado neto con rendimientos de 34qq/ha y los 340US$/t que se ofrecen a cosecha en 2024. El maíz tardío generaría un resultado negativo de 75US$/ha con 179US$/t y un rinde de 90qq/ha. El girasol sería el de peor desempeño, con una pérdida de 254,1US$/ha, por un precio de 300US$/t y un rendimiento de 26qq/ha en la zona. Estos resultados poco atractivos son consecuencia del recorte de ingresos que genera la brecha cambiaria y los derechos de exportación, más el formidable incremento de costos que se observa en fertilizantes y agroquímicos en los últimas semanas.
Interrogantes macroeconómicos
Para Sebastián Salvaro “si bien los números de la campaña 2023/24 son ajustados, generaron mucho entusiasmo las lluvias de los últimos días, que comenzaron a llenar el tanque de humedad, que venía muy vacío de las últimas campañas”. En ese nuevo escenario, los productores están poniendo el foco en los temas que los motivan y para los cuales están preparados, que es regular máquinas, asegurar la logística de abastecimiento y uso de insumos, etc.
Un tema gravitante para los agricultores será la evolución de la economía en los próximos meses. “Hacia adelante, un tema por dilucidar será la evolución del tipo de cambio; no va a ser lo mismo, para las empresas, que luego del balotaje haya unificación, corrimiento o desdoblamiento del tipo de cambio oficial”, distingue Salvaro y menciona algunas rarezas que se observan en el mercado de granos. Por ejemplo, actualmente los precios disponibles de la soja y del maíz están más altos, en dólares oficiales, de lo que correspondería de acuerdo al precio internacional. En cambio, los valores de los granos para la época de cosecha, en el otoño de 2024, muestran una baja significativa respecto de los precios del disponible, producto de las distorsiones del tipo de cambio, entre otros factores. Entonces, en el cálculo del resultado económico de la campaña 2023/24, surge la gran incógnita de qué va a suceder con la variable cambiaria.
También hay muchas dudas con el financiamiento. El costo de los préstamos para hacer frente a los gastos de semillas, herbicidas, etc. puede tener finalmente tasa positiva o negativa, de acuerdo a que se vaya a una unificación, corrimiento o desdoblamiento cambiario.
Estrategias comerciales
Más que nunca, en un contexto macroeconómico incierto, y ante resultados económicos muy ajustados, será necesaria una aceitada planificación comercial de la producción esperada. Hay que tomar distancia de la conducta tradicional del productor que es sentarse sobre la producción posible sin tomar ningún compromiso de comercialización anticipada.
Para no cometer errores será conveniente tomar asesoramiento comercial y tener en cuenta que el mercado de la soja tiene mucha volatilidad por delante. “En Estados Unidos se está cosechando la oleaginosa, y las perspectivas de producción adelantan un balance ajustado entre oferta y demanda, lo que determina que todas las miradas se dirijan a lo que pueda pasar en Sudamérica”, explica Carlos Pouiller.
Hasta ahora, Brasil viene atrasado en la siembra por falta de lluvias, lo que ha generado una tendencia alcista en las cotizaciones. No obstante, si se resuelve la situación climática y el país vecino puede avanzar con las siembras hasta la superficie prevista, la tendencia puede convertirse en bajista, reforzada por la normalización de las lluvias en la Argentina. Es decir, es probable que Sudamérica tenga una gran cosecha de soja 2023/24 y eso puede generar fuerzas hacia la baja, que deberían eludirse anticipadamente con herramientas comerciales.
Con respecto a maíz, está ingresando masivamente la cosecha norteamericana, lo que pone presión bajista a los precios. “Posiblemente se convierta en la segunda cosecha récord de la historia de Estados Unidos”, resalta Pouiller. No obstante, este elemento bajista venía siendo contrarrestado por el atraso de las siembras de soja en Brasil, que podría repercutir en menor producción de maíz safrinha, que se siembra luego de la oleaginosa. No hay que olvidar el maíz safrinha es la principal producción del cereal en Brasil, que su vez fue el primer exportador mundial en el último año. Las lluvias de la Argentina le agregan presión bajista a las cotizaciones, al permitir la reanudación de las siembras.
La campaña 2023/24 no sería la mejor para el girasol. En el mercado internacional está entrando la producción de Rusia y Ucrania, que tuvieron cosechas mejores que las del año pasado, sobre todo en Ucrania, lo que no permite repuntes en las cotizaciones. “El precio de girasol depende mucho del valor de los aceites. La producción de aceite de palma podría resentirse significativamente por el efecto de El Niño, que provoca sequía en Malasia e Indonesia, pero ese efecto recién se verá en varios meses”, anticipa el analista.
En la Argentina se verificó una caída importante en la intención de siembra en la subregión norte respecto de la campaña anterior por falta de agua. La cosecha final dependerá, entonces, de la siembra en la región pampeana, que se está implementando en estos días. En el escenario descripto, Pouiller no avizora una recuperación de precios en el corto plazo, sino que habrá que esperar al año que viene, y de acuerdo a la evolución de los precios de los aceites en Rótterdam.
En síntesis: en un escenario que muestra complejidad interna y externa, las recomendaciones para los agricultores serían ser eficientes en términos productivos, apuntar a altos rindes porque el clima va a permitir su expresión y usar todas las herramientas de cobertura comercial disponibles aprovechando que los precios a cosecha de soja y maíz todavía son históricamente altos.
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