La sanidad animal ayuda a potenciar la productividad en medio de contextos adversos
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Las variaciones climáticas extremas, como sequías prolongadas o eventos climáticos intensos, afectan la disponibilidad de pasturas y recursos hídricos, aumentando el riesgo de enfermedades y estrés en el ganado.
En este contexto, invertir en prácticas ganaderas sostenibles y en sistemas de manejo que se adapten a las condiciones cambiantes se vuelve esencial. La implementación de tecnologías de monitoreo, estrategias de alimentación adaptativas y protocolos de salud preventivos se convierte en una prioridad para garantizar la resiliencia y eficiencia del sector ganadero frente a los impactos del cambio climático.
El fenómeno de La Niña, que comenzó en 2020 y llegó a su fin a mediados de abril, generó una sequía histórica en la Argentina. Según datos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), en 2022 se registraron precipitaciones por debajo de lo normal, lo que lo posicionó entre los 14 años más secos en más de 60 años.
Por otra parte, el martes 4 de julio de 2023 la Organización Meteorológica Mundial, al declarar el inicio del fenómeno de calentamiento El Niño, advirtió a los gobiernos que deben prepararse para más eventos climáticos extremos y temperaturas récord en los próximos meses.
El Niño es un fenómeno atmosférico causado por el calentamiento gradual del Océano Pacífico que provoca intensas precipitaciones, y por consiguiente inundaciones, episodios de sequías, incendios forestales y, como consecuencia de ello, la escasez de alimentos y propagación de enfermedades.
Las condiciones adversas motivadas por los factores climáticos son una realidad muy presente para los productores argentinos. Víctor Carli, médico veterinario, dijo: “En momentos de sequía, los cuatro pilares fundamentales para la producción ganadera: nutrición, sanidad, manejo y genética, se vuelven aún más cruciales. La falta de lluvias afecta directamente la calidad de la nutrición, debilitando el sistema inmunológico de los animales y aumentando el riesgo de enfermedades debido al estrés. La clave radica en contar con un sólido plan sanitario preventivo, especialmente diseñado para enfrentar casos extremos como la sequía. Aquellos productores con planes sanitarios bien establecidos han experimentado pérdidas menores en comparación con aquellos que carecían de un enfoque permanente. La prevención se revela como la estrategia más efectiva para mitigar los impactos en la producción ganadera”.
El experto reforzó además que es primordial contar con planes sanitarios programados pero que además sean flexibles. De esta manera se pueden realizar planificaciones anuales sin dejar de estar atentos a las patologías para poder tomar medidas de refuerzo a tiempo. En este sentido, dijo que es muy importante que los productores estén bien informados sobre lo que ocurre en su zona de influencia y, en particular, en sus campos con relación al estado de sanidad de su ganado.
Asimismo, hizo foco en que la inversión en prevención sanitaria no influye en la rentabilidad de la producción ganadera como un costo negativo, sino por el contrario, es la clave para evitar millonarias pérdidas futuras.
La cuenta es simple: se podrá tener mayor producción de kilos de carne por hectárea solo si se mueren menos terneros, logrando mayor preñez y si el animal llega más sano al destete. Cuando el ganado no está fortalecido en su sistema inmunológico, si el clima adverso no permite la producción de pasturas de calidad y por ende brindarles una buena nutrición, es más probable que se tengan mayores pérdidas.
La sequía puede afectar la calidad de la dieta alimenticia de los animales, imposibilitando la ingesta de nutrientes esenciales, aumentando la concentración de parásitos en el ambiente. Es por ello que un programa efectivo de control de parásitos, el análisis diagnóstico para la detección temprana de patologías consecuentes al clima, por ejemplo, de la seca y un seguimiento nutricional, según las necesidades específicas del ganado, contribuyen a evitar deficiencias inmunológicas y mantener la sanidad animal.
Jorge Mondino, productor y propietario del Establecimiento “La Reserva”, ubicado en la localidad de Capivara del departamento santafesino de San Cristóbal, cuenta con 1000 vacas distribuidas en 1700 hectáreas y compartió su experiencia: “La realidad que observamos es clara: aquellos productores que contaban con planes sanitarios sostenidos y bien establecidos previos a la sequía tuvieron considerablemente menos pérdidas. Es como una línea de defensa; de 100 animales, si tienen todas las vacunas, pueden fallecer 20. En cambio, para los que no tienen inmunización, la cifra puede ascender a 40 o 50. La inversión en salud animal, incluso en situaciones críticas como la sequía, demuestra ser una estrategia efectiva para preservar la productividad y el bienestar del ganado”.
Para Nicolás Palacio, coordinador de Servicio Técnico del Laboratorio CDV, “la salud animal resguarda el bienestar de los animales y también se erige como un pilar esencial para la sostenibilidad y la prosperidad económica de la ganadería, destacando su relevancia en momentos cruciales como el destete y en situaciones desafiantes de condiciones climáticas adversas”.
“En este contexto, subrayamos la trascendencia de prevenir enfermedades, aplicando vacunas y productos sanitarios de alta calidad, reforzando el sistema inmunológico de los animales. Esta medida es esencial para garantizar que estén robustos y preparados para afrontar situaciones extremas, como la sequía, inundaciones o una dieta de calidad inferior, y mantener el equilibrio y la salud en los pilares productivos de la ganadería”, expresó.
Y continuó: “El destete es un evento estresante para el ganado. El estrés puede aumentar la susceptibilidad a enfermedades, pero si aplicamos técnicas de manejo que mitigan estos estresores y contemplamos espacios con sombra, o altos que no se inunden, estaremos minimizando el impacto y colaborando con la salud general del ganado”.
Para Mondino, “es crucial establecer una clara distinción: la administración oportuna de una adecuada dosis de vacuna, junto con una nutrición apropiada, produce un resultado específico”.
“En contraste, la misma dosis aplicada en condiciones de escasez alimentaria genera otro desenlace. Durante el último año la falta de alimentación afectó significativamente y, en ese contexto, las vacunas demostraron ser eficaces, evitando el riesgo de mortalidad, especialmente cuando la carencia de nutrientes provocaba problemas respiratorios y oculares. La inmunización es crucial en estas circunstancias ya que los terneros no vacunados quedan expuestos a diversas bacterias y virus circulantes”, compartió.
Y destacó la pronta recuperación que tuvo su ganado post sequía gracias a la prevención sanitaria que realizó: “En estos momentos, lamentablemente, estamos presenciando la pérdida de terneros debido a la sequía. Sin embargo, es impresionante observar cómo aquellos que superaron la falta de alimentación, y no la falta de sanidad, experimentaron una recuperación extraordinaria en tan solo 20 días, gracias a una alimentación adecuada. Tanto en las madres preñadas como en los terneros, se percibe claramente el impacto positivo de las prácticas de sanidad y desarrollo”.
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