Julien Laurençon y François Nolet tienen en Balcarce, Buenos Aires, un proyecto para hacer harina proteica y aceite a partir de la crianza y alimentación con desperdicios de larvas de la mosca soldado negra
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Tras haber levantado US$1,5 millones en su segunda ronda de inversión, el emprendimiento que llevan adelante el francés Julien Laurençon y su socio belga François Nolet, que se llama Procens, inició la construcción de la primera biofábrica de insectos del país en la ciudad bonaerense de Balcarce. Todo comenzó años atrás cuando los dos extranjeros llegaron a la Argentina y decidieron encarar un proyecto a partir de la crianza y alimentación con desperdicios de larvas provenientes de la mosca soldado negra.
Según contó Laurençon, CEO de Procens, a tres años de su creación “se comenzó a construir el primer modulo de su biofábrica en un terreno de 6000 metros cuadrados que la empresa adquirió recientemente en el parque industrial local”.
El cofundador contó que crían insectos para valorizar desperdicios alimenticios y generar proteína premium destinada a la alimentación de animales como peces, aves, cerdos y mascotas. Lo hacen a través de un proceso innovador: producen larvas que generan una harina proteica ideal para los animales.
Las larvas utilizadas provienen de una mosca conocida como “soldado negra” (hermetia illucens) que es nativa de las regiones tropicales de América y que no se parece en nada a la común. Cuando llega a la edad adulta no se alimenta y solo se dedica a reproducirse. En aproximadamente tres días, los huevos eclosionan en larvas que en 12 días son capaces de multiplicar su peso por 10.000 solamente alimentándose de desperdicios alimenticios.
En este contexto, detallaron que en el primer modulo, que comenzará a funcionar en septiembre próximo, procesarán cinco toneladas de desperdicios alimenticios por día y producirán cerca de una tonelada de insectos diarios. Para 2023 proyectan producir 100 toneladas anuales de harina proteica, 25 toneladas de aceite y 400 toneladas de abono natural.
“Estamos muy contentos con el apoyo que tuvimos. El 80% de los inversores de la primera tanda volvieron a confiar en nosotros y sumamos dos nuevos inversores argentinos más ocho internacionales, despertando cada vez más interés para el cambio sistémico que proponemos. Además, contamos con el apoyo de $5 millones del programa de Coinversión impulsado por la Agencia Córdoba Innovar”, expresó Laurençon.
“Estamos poniendo a punto nuestra tecnología con una ingeniería disruptiva para optimizar el proceso productivo y lograr mayor eficiencia energética. Nos sentimos muy orgullosos de haber firmado alianzas estratégicas con proveedores locales muy comprometidos que nos permiten realizar un desarrollo 100% nacional. Logramos el puntaje más alto en el programa PAC Impacto del Ministerio de Producción de la Nación, que nos permitió perfeccionar nuestro prototipo con el ANR (Aporte No Reembolsable) de $2 millones que nos otorgaron”, agregó.
Por su parte, Nolet destacó que en paralelo a la construcción de la biofábrica, se está avanzando en el acondicionamiento de un galpón de 600 metros cuadrados donde realizarán la fase final del proceso. “Ahí desarrollaremos la etapa de transformación de las larvas en harina proteica y aceite. Es un proceso innovador que requiere la calibración de varios equipos y el involucramiento de distintos proveedores. Estamos viviendo un 2022 intenso con grandes desafíos y avances. Eso nos estimula mucho y genera una energía súper positiva en el equipo”, señaló.
A través de su proceso de cero desperdicio y cero emisión, contaron que se generan “cuatro productos 100% naturales que sustituyen a otros convencionales de producción no sustentable”.
“Implementando nuestro modelo de economía regenerativa, seremos la primera biofábrica de insectos en el país y vamos por más. Este es el primer gran paso de nuestro desarrollo industrial. Para 2024 el objetivo es de finalizar la expansión de esta primera unidad para procesar 100 toneladas de desperdicios alimenticios por día, produciendo 2000 toneladas de harina proteica, 500 de aceite y 8000 de abono por año. Y rápidamente empezar a replicar plantas en la Argentina y otros países estratégicos de América Latina”, cerró Nolet.
Sus inicios
Primero Córdoba y luego un traslado a Balcarce, Procens se fundó a principios de 2019, cuando Laurençon y Nolet se conocieron en esa provincia mediterránea e impulsados por el belga Gunter Pauli, especialista en economía circular, dieron inicio a un proyecto de triple impacto enfocado en preservar los ecosistemas naturales y cuidar la salud humana.
En Colonia Caroya, en una finca agroecológica llamada Chacra de Luna, crearon un bioterio experimental y familiarizándose con el ciclo biológico de las moscas y las larvas. Con ese prototipo funcionando, pudieron cerrar una primera ronda de inversión de US$200.000, contando con el apoyo de 10 inversores argentinos.
En septiembre de 2020, en plena pandemia, decidieron mudarse a Balcarce para continuar con el emprendimiento tras un acuerdo con una empresa de papas fritas congeladas instalada allí, basado en un modelo concreto de economía circular, “para aprovechar sus desperdicios de papa en la alimentación de las larvas y realizar investigaciones en conjunto para validar el gran interés de la multinacional en la posibilidad de incluir el abono 100% natural generado por el emprendimiento en sus cultivos apuntando a reducir el uso de fertilizante químicos”.
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