Según el presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja (Acsoja), Luis Zubizarreta, la cadena está lejos de su potencial; “le quitaron competitividad”, advirtió
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Expertos de la cadena de soja expusieron ayer la importancia del complejo oleaginoso para la economía del país, las oportunidades y amenazas que enfrenta y cómo la presión tributaria impacta en la producción. Pasó en el marco del seminario anual de la Asociación de la Cadena de Soja (Acsoja) en el que su presidente, Luis Zubizarreta, advirtió que el país está produciendo un 30% por debajo del récord que alcanzó con la cosecha.
“Somos una cadena que opera muy por debajo de su potencial, hemos ido perdiendo producción. En los últimos años estamos un 30% por debajo del récord de cosecha y con una capacidad ociosa [de la industria] del 50%; esto es producto de las malas decisiones”, puntualizó Zubizarreta durante su discurso. En ese sentido, el directivo señaló que estos números son consecuencia de “malas políticas que han tenido sesgo antiexportador y una discriminación desde hace 50 años hacia el sector”.
El volumen récord de producción se alcanzó en la campaña 2014/15 con 61,3 millones de toneladas, mientras que en la campaña 21/22 se llegó a 43,8 millones de toneladas, un 28,5% menos.
“Le quitaron competitividad, perjudicaron a todos los eslabones y al principal socio que es el Estado”, indicó, por lo que pidió “un cambio de rumbo para revertir la situación que impacta en toda la economía del país y en el bienestar de todos sus ciudadanos”. El directivo también reclamó que se trace “una estrategia realista que permita llegar rápidamente a los 70 millones de toneladas de producción”, que tendrían un fuerte impacto en las exportaciones y “solucionarían la constante falta de dólares de la economía, aumentando el Producto Bruto Interno, el empleo y permitiendo al Estado incrementar la recaudación”.
David Miazzo, economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), explicó durante la jornada que el productor termina pagando cinco veces en impuestos de lo que gana: “La presión tributaria del país es del 29%; la cadena de la soja tiene el doble de presión tributaria de lo que tiene el promedio de la economía del país. Claramente, tiene mayor competitividad para que aun así, la soja represente uno de cada cuatro dólares que exporta el país”, ejemplificó.
El economista manifestó que el grano de soja está compuesto por un 46% de impuestos, un 42% de costos de producción y solo un 12% de resultado. “Se lleva más el Estado que lo que recibe bruto el productor”, advirtió y dijo que el 69% de los impuestos de la cadena son nacionales no coparticipables, donde están los derechos de exportación y el de los créditos y débitos a los bancarios. A su vez, observó que el productor termina pagando por lo que gana 5 pesos de impuestos. “El Estado se termina llevando neto, cinco veces lo que se termina llevando el productor”, amplió.
Por su parte, Julio Calzada, coordinador del Instituto de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), repasó los distintos tipos de precios que tuvo la soja a lo largo de los últimos meses en el país, a partir de las medidas que sacó el Gobierno nacional, entre agosto y septiembre, para incentivar el ingreso de divisas. Sin embargo, sostuvo que “el mejor momento” para liquidar la soja había sido en marzo de 2022. En julio pasado dijo, por ejemplo, el precio cámara de una tonelada de soja era de US$381,2, pero que el productor realmente recibía US$167,1, es decir, el 44% del precio cámara.
“Con el contravalor de los $200, sucedió que cayó el precio de la cámara en dólares de casi US$383 baja a US$350, y si esa tonelada de soja se convierte en dólares recibía US$235,6, un 67% del precio cámara”, dijo.
En tanto, Andrés Lolster, gerente de negocios para América del Sur de Cargill y miembro de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio), habló del diésel renovable, HVO o RD, un biocombustible renovable producido a base de grasas y aceites hidrotratados, que “tiene varias ventajas”, con una “calidad idéntica al diésel mineral”, pero que tiene que abrirse mercado. “Se produce en destilerías similares a las del petróleo. Se puede blandear, se comporta muy bien a bajas temperaturas y las mayores inversiones son de empresas energéticas, en vez de agroindustriales como las del biodiésel”, afirmó. A su vez, sostuvo que el aceite de soja importado carece de puntaje.
Más tarde, Nelson Illescas, director de la fundación INAI, profundizó sobre el impacto de la soja a partir del conflicto bélico en Ucrania, y cómo fue el movimiento del índice de precios de los alimentos de la FAO, que mide el comportamiento en el aumento de los principales commodities como cereales, azúcar, aceites, carnes y lácteos. De acuerdo con los datos mostrados, añadió que el aceite tuvo una tendencia al alza del orden del 201,8% respecto de los demás productos, que se replica a nivel global.
“Estos índices estaban empezando a dar una tendencia hacia la baja, pero el conflicto en Ucrania replicó este comportamiento y ahora comenzaron a subir. Estábamos en un contexto en que los precios estaban cediendo levemente, pero con el conflicto en Irán dieron los visos del aumento de los precios internacionales de los commodities”, describió.
En el comienzo de la jornada, el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, brindó datos puntuales sobre la producción de soja en la Argentina. El funcionario explicó que en la última campaña se sembraron alrededor de 14,1 millones hectáreas y se cosecharon cerca de 45 millones de toneladas, de 60.384 productores y que de estos, el 22% se hace en campo propio y el 78% se hace en superficie arrendada. “Cuando vamos a extracto de superficie, tenemos que 34.000 productores siembran hasta 100 hectáreas y si sumamos 10 mil productores más completan hasta 200 hectáreas. Estamos en un 64% de productores que siembran menos de 200 hectáreas del universo total”, narró y sostuvo que esto habla de la importancia que tiene en el interior el desarrollo del primer escalón el sector primario.
“El sector invierte US$10.300 millones cada año, a veces no le damos la importancia económica que tiene este cultivo, pero es una cadena que exporta el 92% de lo que produce y además que le agrega valor”, afirmó. A su vez, indicó que “el diálogo con el sector es inalterable, inequívoca y que hay que dejar de lado algunas cuestiones en las que no se puede coincidir, como ser algunas medidas.”. Y añadió: “a veces tenemos coincidencias, pero necesitamos encontrarnos, dialogar, tenemos que dejar de lado algunas cuestiones, medidas, que no nos permiten coincidir en los tiempos, aunque sí tenemos algunas como en la oportunidad”.
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