Uno creía que con los datos inflacionarios de marzo del 6,7% y de abril (seguramente por encima del 6%), el Gobierno suspendería la conformación del ridículo Fideicomiso del Fondo Anticíclico Agroalimentario que, como le gusta a los funcionarios de turno, lleva el título rimbombante de “anticíclico”, trayendo a la memoria los cupos, saldos exportables, bienes culturales, volúmenes de equilibrio, soberanía tecnológica y otros fideicomisos existentes, inspirados en el supuesto deseo de controlar la inflación sin reconocer su causa y apelando al otro gran título hallado por los científicos devenidos en mediocres espectadores de la pelea entre Cristina y Alberto: “multicausal”.
Me ha llevado casi una tarde entera leer el texto del fideicomiso que es un verdadero galimatías, entendiendo por este al “lenguaje difícil de comprender por la impropiedad de las frases o por la confusión de las ideas” (RAE).
Ciento cinco (105) páginas que complementan el texto de la Resolución Conjunta 3/2022 del 4 de marzo pasado de 17 páginas (con su Anexo). En total unas 122 páginas (casi un libro) supuestamente para contribuir con las ideas de Feletti, Kulfas y Domínguez, a la “guerra contra la inflación”, lanzada por el señor presidente de la Nación el 18 de marzo pasado.
El fideicomiso podría explicarse en una sola página de la siguiente manera. Le sacan al productor agropecuario 50 millones de dólares en dos años, a través de una alícuota de hasta el 1% sobre el valor FOB del trigo y el maíz (aunque se mencionan también la harina de trigo, el afrechillo y los fideos cuando se pase de un volumen de exportación al que nunca se llegará), que deberá pagar el exportador al fideicomiso y que, sin duda, deducirá del precio a pagarle al productor; para entregarlo a los molineros y fideeros productores de harina 000 y fideos secos de 500 gramos, en compensaciones por la diferencia entre el valor de mercado del trigo (FAS teórico) y el valor base considerado para el trigo (que comienza en $23.000.- y se irá ajustando), a fin de que los beneficiarios industriales cumplan con el plan de “precios cuidados” y los precios de “salida de fábrica” que autorice el señor Feletti, es decir la Secretaría de Comercio Interior y así controlar la inflación.
Lo notable y contradictorio del caso es que los molineros y fideeros podrán seguir exportando hasta 1.000.000 de toneladas de harina, 400.000 toneladas de afrechillo y 50.000 toneladas de fideos. Es decir, se le saca al productor para subsidiar a los industriales para que no suban los precios locales pero puedan seguir exportando para no perder mercados.
Y, además de eso, todo basado en el control de “precios salidos de fábrica”, no de los precios al consumidor (supuestamente controlados por el famoso sistema camporista de “precios cuidados”). Por lo tanto, si la venta fuera a un mayorista que no adhiere a dicho sistema y este le recarga el 40%, nadie sabe cómo se controla esta operación.
Vuelvo a repetir que este esquema obsoleto no sirve para nada y que para reducir la inflación hay que atacar su causa principal que es monetaria.
Pero yendo a la lectura del librito del fideicomiso y la Resolución Conjunta, uno se lleva grandes sorpresas. En primer lugar, en los considerandos: el primero de ellos, apelando al artículo 42 de la Constitución Nacional para justificar que se procura defender al consumidor con este macabro instrumento, violando otros artículos de la propia Carta Magna que establecen el derecho a la libertad de comercio.
Es que esta generación de ideólogos setentistas que sueña con el cambio de la Constitución y la impunidad eterna, desconoce a quien ideó las bases para darle forma a nuestra Constitución, esto es, a Juan Bautista Alberdi.
El Fideicomiso del Fondo Anticíclico Agroalimentario podría explicarse en una sola página de la siguiente manera: le sacan al productor US$50 millones en dos años, a través de una alícuota de hasta el 1% sobre el valor FOB del trigo y el maíz
Luego, en la Sección II del fideicomiso, utiliza 8 (ocho) páginas para definir términos, como por ejemplo: Aduana, AFIP, Anses, gobierno nacional, MinAgri, etc. Parece una tomada de pelo o que quienes redactaron el texto, lo extendieron para cobrar más o quedar mejor ante los burócratas.
Pero llama poderosamente la atención, cuando habla de tipos de cambio y define tres tipos, a saber: Tipo de Cambio 3500 (correspondiente a la Comunicación del Banco Central que lleva ese número), Tipo de Cambio Siopel (correspondiente al del Mercado Abierto Electrónico) y Tipo de Cambio Aplicable, que es el que fija el Consejo Ejecutivo del Fideicomiso en caso de que no haya cotizaciones de los dos anteriores. Conclusión, el Consejo Ejecutivo de un Fideicomiso se arroga la facultad de fijar un tipo de cambio.
Asimismo, resulta paradójico, por su similitud con lo que sucede en la política argentina, la conformación del Consejo Ejecutivo compuesto por el Subconsejo Fideero de 20 miembros (10 titulares y 10 suplentes) y el Subconsejo Harinero, también de 20 miembros (10 titulares y 10 suplentes). Es decir un total de 40 miembros que cuando sesionan como Consejo Ejecutivo lo hacen con 20 miembros y en caso de empate, si no lo resuelve el miembro elegido con voto dirimente, lo resuelve la Cámara Arbitral de Buenos Aires.
Y podríamos extendernos mucho más sobre estos textos que reflejan la decadencia intelectual argentina, donde se resguardan bien los intereses e indemnidad del fiduciario, los asesores legales e impositivos y el agente de revisión y en el reglamento operativo se habla extensamente de registros y más registros, de papeles y más papeles. Todo pareciera armado para que después cueste investigar su ejecución.
Lo cierto es que ya los exportadores presentaron una carta a los ministerios diciendo que pagarán bajo protesto (están coercitivamente obligados por la Resolución Conjunta) y que ya el Gobierno ha comenzado a distorsionar los valores de ajuste de las compensaciones tanto para abril como para mayo.
Conclusión: un instrumento inservible, que le saca más dinero al productor agropecuario; del que se benefician algunos, pero evidentemente no los consumidores; con un texto laberíntico que dará lugar a futuras investigaciones (encima lo extienden hasta el 31 de enero de 2024).
Es una lástima que diversos actores del sector privado, que debieran defender la libertad, se presten a actuar en el manejo de este mamarracho administrativo, titulado: “Fondo Anticíclico Agroalimentario”, cuando debiera llamarse: “Impuesto a la exportación de trigo y maíz para justificar la retórica de una ideología perimida”.
El autor fue Subsecretario de Mercados Agropecuarios
Otras noticias de Comunidad de Negocios
Más leídas de Campo
Vacunos. Cierre de semana en alza en el Mercado Agroganadero de Cañuelas
Tras una feroz granizada. Piden usar aviones no tripulados para evitar daños por tormentas severas
“Vengan el año que viene”. El categórico mensaje de un municipio a los productores que reclaman por una tasa
Dictamen. El procurador de la Corte de Santa Fe emitió una opinión clave para el caso del millonario concurso de Vicentin