Pese a que estaba la posibilidad de que siguiera como presidente de Coninagro para un nuevo mandato, Elbio Laucirica no renovará su cargo en noviembre próximo; el movimiento interno para desplazarlo
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“Le bajaron el pulgar”. “Ya no tiene respaldo para seguir”. “Le queda poco en su cargo”. “Se tiene que ir a su casa”. Esos eran algunos de los comentarios que se escuchaban, por lo bajo, por los pasillos del Palacio Libertad (exCCK) un mes atrás durante el Congreso Internacional de Coninagro.
¿De quién hablaban? Del actual presidente de la entidad cooperativista, Elbio Laucirica, quien a fines de noviembre próximo debería renovar su cargo por un mandato más como es costumbre para el titular de la organización que atraviesa por un período. Sin embargo, las desavenencias con algunos dirigentes cordobeses y la búsqueda de espacios de poder de otros llevaría a que en la próxima Asamblea el productor de la localidad bonaerense de Rauch, y representante de la Asociación Cooperativas Argentinas (ACA), dé un paso al costado.
Es un hecho y los motivos no tendrían que ver con su desempeño como presidente y miembro de la Mesa de Enlace, sino más bien, dijeron, con un “pase de facturas” por haber hecho supuestamente caso omiso a muchas cosas. Entre otras, trascendió un pedido de ACA, apenas había asumido el dirigente, para supuestamente dejar afuera de los lugares de poder a dirigentes y empleados mendocinos que había traído el anterior titular, Carlos Iannizzotto, y tenían posiciones menores dentro de Coninagro. Además, en una carta, ACA Córdoba también había pedido que, por la magnitud de las cooperativas que la conformaban, debían tener las representaciones de INTA, Renatre, Comisión de Transporte y de Trabajo, entre otras.
La disputa de poder en la entidad entre las cooperativas fuertes de Mendoza y de Córdoba no es de ahora; de hecho estaba convenido de palabra la alternancia de la presidencia entre Fecovita y ACA, cada cuatro años (dos mandatos), donde uno conserva la presidencia mientras el otro la vicepresidencia. Fuentes cercanas a la entidad negaron tal situación, pese a que ya es un secreto a voces que Laucirica no continuará como titular de Coninagro.
Según pudo reconstruir LA NACION, todo comenzó a principios de septiembre pasado cuando la Mesa Directiva de ACA lo citó. Allí le informaron que existía una resolución de 2018 del Consejo de Administración de ACA que decía que sus representantes en las distintas entidades duraban seis años, por lo que debía dejar el cargo, y que no era nada en contra de su gestión. Sorprendido, ya que venía trabajando justamente para tener otros dos años de presidencia, Laucirica planteó por qué, si había una decisión de 2018, no podría haber otra que revierta lo anterior, teniendo en cuenta que recién estaba finalizando su primera gestión gremial. Además preguntaba por qué los cañones apuntaban solo a la presidencia y no a otros cargos. Solo le dijeron que vencía el mandato y no le podían renovar.
Y llegó el reciente congreso de la entidad, donde se pudo ver a un Laucirica en su discurso como rindiendo cuentas de su gestión, con bronca, angustia y, sobre todo, mucha decepción de algunos de los presentes que aplaudían en primera fila, como si nada pasara internamente.
El fuerte enfado de Laucirica pasaría, además, porque hubo dirigentes y exdirigentes que habrían realizado falsas acusaciones de malversación de fondos en Coninagro, incluso algunos habrían tenido intenciones de denunciarlo penalmente. Enseguida esa idea se diluyó porque la auditoría de Coninagro está a cargo de la propia ACA y, además, el demandante, sin pruebas sólidas, podría ser acusado de calumnias. El buen nombre es algo importante para el dirigente gremial.
El trasfondo de la decisión iría también por otros lares y se habrían agarrado de esa disposición de hace seis años para que Laucirica se vaya. Entre los argumentos también surgió que le había dedicado mucho de su tiempo a solucionar los problemas de las economías regionales, olvidándose que representaba a ACA, y hacía su propia campaña política. Otra cuestión que le plantearon fue la aceptación del Fondo Rotatorio que le había otorgado el entonces ministro de Economía, Sergio Massa, para asistencia de las cooperativas por la sequía.
También le criticaron su participación en el Consejo Agroindustrial Argentino y le plantearon por qué Coninagro no se fue de esa organización con el resto de los integrantes de la Mesa de Enlace. Sin embargo esa decisión había sido consultada previamente por Laucirica a ACA y tomada por todo el Consejo Directivo de Coninagro.
Otras fuentes señalaron que Laucirica quedó dentro de una negociación y la bolsa de reparto de cargos presidenciales de ACA y de Coninagro, entre santafesinos, cordobeses y bonaerenses. “Nadie se quiere quedar sin su tajada, los de Sante Fe quieren la presidencia de Coninagro y los de Buenos Aires buscan quedarse con ACA”, dijeron.
Poco duró el dolor de Laucirica hacia adentro y enseguida comenzó a comunicar a sus representados de lo que se venía. “Es disputa de poder, es penoso ver cuando los intereses personales están por encina de las instituciones. Lo mismo que le criticamos a los políticos, está pasando en nuestra entidad”, les decía.
Personas cercanas al dirigente indicaron que Laucirica se siente defraudado con los propios que se dejaron llevar por lo que decían un par de dirigentes. Pero, por otro lado, satisfecho por el gran respaldo y apoyo de muchas federaciones chicas y grandes de otras provincias, entre ellas Fecovita.
Ahora, en este mes y medio que le resta como presidente, lo único que buscará es mostrar la labor realizada. Según pudo saber LA NACION, ACA propondría a Lucas Magnano, de Santa Fe, como nuevo titular de la entidad. Sin embargo, será el Consejo Directivo quien decidirá y serán los representantes de las cooperativas los que elijan finalmente.
En ese escenario, lo único que habría pedido Laucirica es quedarse con su lugar en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes), pero todavía no le habrían confirmado.
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