Aunque el Gobierno congeló la tensión que se había generado con el campo por el cepo a las exportaciones de carne, las consecuencias de la medida ya se están empezando a sentir. Los primeros perjudicados son los trabajadores de la industria frigorífica que ahora no pueden hacer horas extras y solo cobran la garantía horaria. Esta semana, por ejemplo, el frigorífico Procesadora Ganadera Entrerriana, que colocaba el 75% de su producción en China y que emplea a 350 personas, anunció que paraliza sus actividades hasta el 21 de este mes.
También comienzan a verse afectados los productores ganaderos. La caída en las cotizaciones que exhibió el Mercado de Hacienda de Liniers así lo demuestra. Resta ver si esta baja se trasladará a los mostradores tras una suba promedio en mayo pasado del promedio de cortes vacunos del 6,1%.
El otro activo depreciado por la medida del Gobierno es la confianza. Así lo refleja la última encuesta del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral que tuvo una caída de 11 puntos porcentuales en su índice AgBarometer de mayo pasado respecto de marzo, al caer de 90 a 79 puntos.
“En un contexto de buenos precios internacionales, en el que los productores manifiestan en su mayoría buenos resultados económicos para la campaña en curso (20/21), la explicación a este freno en la serie debe buscarse en el contexto político. Y, en relación al sentimiento de los productores sobre la medida, las palabras más mencionadas (en la encuesta) fueron ‘error’, ‘ignorancia’, ‘locura’, ‘desastre’ y ‘desconocimiento’ “, sostiene el informe.
En otras palabras, la producción agropecuaria venía con un envión importante y el Gobierno decidió ponerle el freno de mano. Como si la economía estuviera reluciente.
En lo formal, amaga con dialogar. Esta semana, el nuevo presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, fue recibido primero por el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y un día después por el titular de Agricultura, Luis Basterra y por el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz. Más allá del carácter protocolar de los encuentros, Pino expresó la preocupación de los productores agropecuarios por la permanencia del cepo.
Ese malestar ya se está haciendo sentir entre los productores de base. La Asociación de Productores Autoconvocados advirtió que, de continuar con las restricciones, seguramente volverán las medidas de protesta. “Debido a la difícil situación sanitaria y en consideración a la gente que está sufriendo no hemos hasta el momento profundizado las medidas de protesta; pero, sepan que de continuar en este camino volveremos a repetir la historia ya conocida, donde todos perdimos, pero el kirchnerismo principalmente”, dijeron en un comunicado. También adelantaron que no apoyan cualquier acuerdo que se firme con el Consejo Agroindustrial Argentino.
Mientras tanto, el agro demuestra que en un contexto económico crítico es capaz de exhibir todo su potencial. Las liquidaciones de divisas del complejo exportador superaron los 13.000 millones de dólares entre enero y mayo pasado. Pese a que la cosecha de soja, cerca de finalizar, tendría un magro resultado de poco más de 43 millones de toneladas, en maíz, según informó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el volumen llegaría a 48 millones de toneladas, dos millones más de los previstos en su anterior informe. Esto es debido a los muy buenos rendimientos obtenidos.
Las condiciones climáticas juegan su parte, pero sin una vocación emprendedora que permite la incorporación de tecnología, desde híbridos hasta fertilizantes pasando por la revolución de la agricultura digital, esas cifras de producción no podrían alcanzarse. Cualquier señal o decisión que adopte el Gobierno para cortar ese proceso tendrá sus consecuencias no solo en el corto plazo, sino también en el mediano y largo plazo.
El horizonte debería ser otro.En una jornada organizada por el Centro Argentino de Ingenieros, que preside Pablo Bereciartúa, el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (CIARA), Gustavo Idígoras recordó que “la Argentina está estancada en 65.000 millones de dólares anuales de exportaciones y tiene un potencial para generar 100.000 millones de dólares de exportaciones anuales que crearían 700.000 empleos adicionales preservando el ambiente y que aportarían las divisas necesarias para evitar el financiamiento externo del país”.
Mientras tanto, en el mundo ya hay un aumento de la demanda de bienes, particularmente de alimentos, a medida que paulatinamente se va saliendo de la catástrofe del Covid. La Argentina tiene todas las condiciones para responder a ese desafío.
Otras noticias de Nota de Opinion
Más leídas de Campo
“Vengan el año que viene”. Un municipio descarta cambiar una polémica tabla para el cálculo de una tasa
Dictamen. El procurador de la Corte de Santa Fe emitió una opinión clave para el caso del millonario concurso de Vicentin
Veranito. Noviembre se acerca al récord de molienda de soja y girasol y aportarían US$2000 millones
Tras una feroz granizada. Piden usar aviones no tripulados para evitar daños por tormentas severas