Tras las demoras y desvíos de los últimos años, se anunció su etapa final
Este problema ya no puede esperar y tampoco podemos seguir echándoles la culpa a las inclemencias climáticas que empeoran año tras año. El serio desmanejo que se produjo durante la gestión kirchnerista en este tema ha acarreado consecuencias gravísimas, cuya mitigación no podemos aplazar.
A través de una importante tarea legislativa que incluyó la presentación de reiterados pedidos de informe y proyectos de ley sobre la cuestión, desde 2012 venimos advirtiendo el retraso y paralización de las obras pendientes y el desvío de fondos originalmente creados a estos fines. Del mismo modo, reconocidos medios se han hecho eco de estas denuncias -la nacion ha sido uno de los más comprometidos-, haciendo pública esta gran preocupación.
Cabe recordar que el Fondo Fiduciario de Infraestructura Hídrica -conformado por una tasa sobre las naftas y el GNC- fue derivado a partir de 2006 a obras urbanas sin planificación alguna, lo que trajo como resultado que en los años subsiguientes la tarea hídrica en áreas rurales quedara virtualmente interrumpida. Incluso, hemos denunciado que fue utilizado en 2011 por el gobierno anterior para financiar stands de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación y de las universidades de Tres de Febrero y San Martín en Tecnópolis, lo que ha sido reconocido oportunamente por el ministro de Planificación Julio De Vido.
Desde 2009 a la fecha se realizaron algunas obras de infraestructura en las zonas rurales, que representan apenas un 10% de las inversiones hechas en el mismo período en las áreas urbanas para obras menores, como pavimentación y desagües pluviales.
En este sentido, se ha trabajado en la cuenca baja a partir del desagote de la bahía de Samborombón y también en una parte de la cuenca alta, por ejemplo, a través de una laguna de contención en Junín. Sin embargo, hasta el momento nada se ha hecho en la cuenca media, que es la etapa que requiere mayores recursos y esfuerzos para resolver los graves problemas de inundaciones. Esto incluye una importante cantidad de reservorios para la contención de agua, uno de ellos previsto en el partido de Las Flores que ni siquiera se ha iniciado.
Por otro lado, el Ucofin informó que en 2014 y 2015 se abonaron 59 obras de infraestructura hídrica en la provincia de Buenos Aires, de las cuales sólo dos están vinculadas a la cuenca del Salado: la construcción del canal secundario Gral. Pinto y canales secundarios en la Cañada de las Horquetas, por alrededor de $ 11,5 millones, mientras que ninguna estuvo destinada a las cuencas de los ríos Luján, Areco y Arrecifes, los más afectados durante las últimas inundaciones.
Las restantes 57 obras correspondieron a desagües pluviales, saneamientos, limpieza de sumideros, etcétera, en el conurbano bonaerense, que -tal como quedó demostrado- de poco servirán si no se encaran las obras necesarias para contener los ríos. A ello se destinaron casi $ 250 millones.
La ineficiencia y la desviación de las obras según los intereses de la administración anterior quedaron demostradas en las repetidas inundaciones de los últimos años, que afectaron a cientos de miles de productores y habitantes de la provincia, quienes padecieron pérdidas humanas y materiales incalculables.
Lejos quedó el Plan Maestro elaborado por la consultora Halcrow entre 1998 y 1999, que preveía un período de once años y un costo de 1800 millones de dólares para la concreción total del mismo. Hoy han pasado más de cuatro años desde el vencimiento del plazo y el Fondo de Infraestructura Hídrica ha recaudado más de 4000 millones de dólares, es decir, el doble de lo previsto, y ni siquiera nos aproximamos a su etapa final.
No obstante, la gobernadora María Eugenia Vidal anunció en los últimos días un plan de obras hídricas muy completo, cuyo objetivo es traer solución a este problema en la provincia. Informó que se licitarán obras por 15.000 millones de pesos para los ríos Luján, Salado (Etapa IV- tramo 1 y Río V), Región Capital (La Plata, Berisso y Ensenada), Reconquista, Matanza-Riachuelo y Areco, sumado a intervenciones en otras cuencas más chicas.
En el caso de la cuenca del Salado, se convocó a especialistas holandeses, quienes evaluarán particularmente esta área, la cual cubre más de la mitad del territorio bonaerense con 170.000 km2. Están previstas obras que implican una inversión de 750 millones de pesos en un plazo de tres años, con fondos provenientes del gobierno nacional.
Esperamos que "la hora del Salado" haya llegado de una vez por todas y encontremos solución definitiva para el gran problema de las inundaciones que hoy afecta a 8 millones de bonaerenses.