Mientras ayer y anteayer llegó un poco de alivio a algunas zonas en el centro sur de Buenos Aires, centro norte de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y parte del NOA, en el norte y centro bonaerense localidades agropecuarias como Pergamino y Chivilcoy seguían sin recibir los milímetros anunciados por los pronósticos de entre 40 y 50 mm para el fin de semana que podían paliar la sequía que preocupa a los productores.
"Hubo una tendencia a dejar acumulados altos en áreas reducidas. Si bien la cobertura ha sido general (en la zona agrícola central), hubo lugares donde la oferta quedó por debajo de las expectativas, como Pergamino, Marcos Juárez y Río Cuarto", explicó Germán Heinzenknecht, especialista de la Consultora de Climatología Aplicada (CCA).
En parte de la zona núcleo bonaerense, a cada hora, celular en mano, los productores chequeaban radares e imágenes satelitales de tormentas que se alejaban. Hasta ayer hubo lluvias dispares. "Nada en Pergamino", "nada en Chivilcoy", "de 35 a 40 mm en San Nicolás", "cero en Coronel Mom", "seguimos esperando", reportaban.
Lluvias dispares, pronósticos que prometen y no cumplen. En esas zonas solo coincidían en un marcado descenso de la temperatura en la región.
La semana pasada, con temperaturas que rondaron los 37 y 38 grados, Marcelo Testa, productor y contratista de Agrícola Testa, una empresa que dirige junto a su hermano Carlos en la zona de Pergamino, se vio obligado a ampliar los horarios de trabajo como pulverizar de noche.
Con respecto a las lluvias que pensaban recibir este fin de semana, Testa afirmó que fueron muy dispares. "Desde el viernes en Manuel Ocampo cayeron 3 mm y en la ciudad de Pergamino hubo registros muy distintos: 12 mm, 3 mm, 1 mm. El panorama no es desastroso pero estábamos esperanzados en esa lluvia para tener rindes buenos para poder cubrir los costos. Ahora están dando tormentas para miércoles y jueves de esta semana, veremos qué pasa", afirmó a LA NACION.
El ingeniero Daniel Lavezzari, asesor privado de establecimientos agropecuarios en el norte bonaerense, explicó que hoy en día allí el productor necesita tener cultivos de altos rendimientos y cuando tiene tropezones climáticos empieza a preocuparse. "Actualmente, con 60 quintales de maíz no hace nada, necesita 100 quintales y esto se debe a que tiene una fuertísima presión impositiva, a que los costos de producción han aumentado (insumos y labores) y los granos no han acompañado esa escalada de precios”, explicó.
Jorge Calandri, gerente de Mario Calandri Acopiadores, afirmó: “Hay una preocupación general en la zona. Las lluvias han sido muy justas y se ha sembrado tarde: el 40% de la soja de primera tiene un retraso de 20 días, aproximadamente”. Como el resto de los productores de la zona, Calandri anhela que lleguen nuevas lluvias para revertir los resultados adversos. "La situación se ha tornado preocupante ya que los precios de los arrendamientos en la zona núcleo son altos debido a la estabilidad y volúmenes de los rindes. El punto de equilibrio económico es alto y si el rinde no acompaña se ingresa en zona de pérdida", explicó a LA NACION.
Pocos milímetros en Chivilcoy
Por su parte, Ignacio Viel, productor de la zona de Chivilcoy, dijo: "Los pronósticos que anunciaban entre 40 y 50 mm nos han jugado una mala pasada. La soja de segunda en La Rica (en el partido de Chivilcoy) corre serios riesgos de fracaso: se hizo con 23 mm el 5 de enero y ahora con 5 mm más. La cobertura del rastrojo de trigo ofrece una ayuda al cultivo de soja pero no hace milagros". El productor remarcó que si no se reponen las napas el riesgo de fracaso para los productores se incrementará.
Viel tiene un tercio de la producción bajo riego en localidades cercanas a Chivilcoy. En este contexto, una pregunta podría ser por qué no se hace más riego en el campo. El productor lo explica así: "El costo es excesivo: son trece litros de gasoil por hora, por día, hasta que llueva, sin contar la inversión y el canon a la Autoridad del Agua".
Agregó que se debe dedicar mucho tiempo a las máquinas, con dos o tres visitas diarias a los lotes, y señaló que "nunca el agua de pozo va a ser lo mismo para el cultivo que el agua de la lluvia".
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