El agro está en los inicios de una etapa por la que ya pasaron otras industrias. Si bien es un sector que adopta rápida y profundamente las tecnologías que le dan buenos resultados, la adopción de las relacionadas a lo digital es más lenta.
Pienso que estos pueden ser algunos de los motivos:
- Perfil conservador: muchos, antes de empezar a usar algo nuevo, preferimos saber que le haya funcionado bien a otros.
- Inmediatez de resultados: muchas de las tecnologías a las que estamos acostumbrados muestran sus resultados en el corto plazo y tal vez esperamos que sea así con todas. Cosa que no suele suceder cuando están involucrados procesos, personas y dinámicas de trabajo.
- Trabajo y vida personal: en el agro, los límites entre estos son muy difusos. Por lo que aquellas tecnologías que pueden impactar en nuestros hábitos y modificarlos, suelen estar más relegadas.
- Trabajo al aire libre: gran parte de los productores, asesores y contratistas, trabaja a diario en lugares donde la conectividad o las comodidades no son las mismas que se pueden encontrar en una oficina de la ciudad. Por lo que el lápiz y el papel suelen ser muchas veces la primera opción en esos casos.
- Relacionamiento con muchos actores de la cadena: un productor se relaciona a diario con 30-40 participantes de la cadena de valor y se estima que su CUIT lo hace con otros 300 CUIT. Por lo que la manera más normal de gestionar estas relaciones y acuerdos, por el momento, es a través de la palabra, el papel, excel y Whatsapp.
Pero todo llega. Y la transformación digital del agro no es la excepción. La misma ya está sucediendo y no solo se trata de usar apps. La transformación digital incluye la utilización de nuevas herramientas tecnológicas digitales y la adecuación de procesos, cambios de hábitos y una forma de pensar y actuar de manera más colaborativa que tiene como centro a todos los actores de la cadena productiva.
A mi parecer, las razones por las que el agro se está transformando digitalmente son:
- Necesidad de mayor precisión: los márgenes del negocio son cada vez más chicos y se requiere ser muy eficiente para poder ser parte, independientemente del servicio o producto que se genere.
- Nuevas generaciones: los jóvenes, con su impronta, su curiosidad y su relación continua con lo digital, están proponiendo y usando este medio para la gestión del negocio.
- Sociedad más exigente: la comunidad, de la cual los actores de la cadena agro también son parte, exige más cuidados y mayor información de lo que pasa con los alimentos y a su alrededor. la digitalización es el mejor medio para brindar esto.
- Ecosistema agtech: este es cada vez mayor y está ayudando a resolver, cada día que pasa, de mejor manera los problemas del sector. Lo que impulsa el uso de sus soluciones cada vez más.
¿Cómo era el seguimiento de los cultivos hace 20 años y cómo es ahora? En mis inicios, allá por 2003/2004, los técnicos y los productores cruzábamos los lotes con la camioneta o monitoreábamos a pie (lo que era más ineficiente porque veíamos muy poco del cultivo), hacíamos las órdenes de trabajo, indicaciones que les damos a los contratistas u operarios para que realicen las labores, en diversos formatos: mensajes de texto, papel, mail o excel. Además, no sabíamos el costo por hectárea de los insumos que estábamos aplicando, ni cómo las decisiones que tomábamos afectaban económicamente al negocio. Mucho menos sabíamos el impacto ambiental que estpabamos causando al usar determinados insumos y dosis. La palabra sustentabilidad no estaba en la agenda de la mayoría de los productores y asesores.
Hoy las cosas se hacen de otra manera, y mucho mejor. Antes de ir al campo se observan los cultivos a través de imágenes satelitales; para ver su estado, su evolución y puntos de interés para ir a revisar. Los lotes se recorren en moto, pisando menos los cultivos y observándose en más sectores. En muchas de las recorridas se usan drones. Lo que permite ver mejor los cultivos, en ese momento y luego, además de poder compartir esas recorridas con socios, clientes o miembros del equipo. Las órdenes de trabajo ahora se pueden hacer en el campo, desde el teléfono y aunque no haya señal. Y en ese momento es posible conocer el costo de las mismas y el impacto ambiental que se va a causar.
Las plataformas desde las cuales se pueden hacer estas órdenes de trabajo contienen inteligencia e información que ayudan a evitar errores que pueden afectar a los cultivos y al medioambiente. Adicionalmente se conectan con sistemas de gestión y otras soluciones, lo que permite digitalizar el negocio agrícola de punta a punta.
Un futuro apasionante
La mejora en el seguimiento de los cultivos durante estos últimos 20 años es apenas una muestra de cómo ha evolucionado el negocio y el sector agro en general. En las diferentes áreas, los avances han sido relevantes y eso se traduce en mayor eficiencia, mayor sostenibilidad y mayor producción de alimentos para el mundo. Pero lo que viene y que ya comenzó a gestarse generará un impacto mucho mayor y ocurrirá de manera muy acelerada.
Algunas de las cosas que más llaman mi atención son las relacionadas a estos temas:
- Trazabilidad y sustentabilidad. Los consumidores están requiriendo, y cada vez más, tener mejor información sobre los alimentos que están consumiendo. Dónde se produjeron, quién los hizo, cómo los hizo, cuál fue el impacto ambiental que se generó y qué huella de carbono dejaron. Para medir todo esto, que está íntimamente relacionado con la sustentabilidad, es necesario tener trazabilidad. Es decir, registros que permitan hacer un seguimiento para validar lo que realmente ocurrió. El uso de procesos adecuados y de tecnologías como Blockchain, ayudan a garantizar su veracidad. De cara al productor, además de ayudarlo a estar más ordenado y a realizar mejores controles, esto hoy le permite recibir algunos beneficios económicos (aunque no demasiado relevantes). Pero lo más importante es lo que viene: en un futuro cercano será un requisito que tenga su producción trazada para poder acceder a determinados mercados.
- Transacciones digitales. La omnicanalidad para comprar y pagar ya es una realidad en el agro. Hoy los productores pueden comprarle a sus proveedores de siempre, o a nuevos, a través de diferentes canales. Pueden hacerlo de manera personal, por teléfono, por Whatsapp, por mail, a través de marketplaces o a través de e-commerces, entre otros medios. A partir de esto están surgiendo nuevos hábitos. Los productores ahora pueden comparar de manera más simple las condiciones de los diferentes proveedores y elegir las mejores. La transparencia de estas, y en particular la de los precios, comienza a ser cada vez mayor. En este contexto, las marcas están implementando nuevas estrategias de marketing para generar un impacto directo sobre las audiencias o perfiles a los que quieren llegar. Y están haciéndolo a través de propuestas de valor para el productor y el asesor, en soluciones digitales que ya usan para gestionar su negocio o para informarse.
- Web 3.0. La evolución de internet se podría resumir de manera simple de la siguiente manera. Web1.0: fue la inicial. Aquella en la que los internautas consumían la información que se publicaba en los portales. Era una internet de “solo lectura”. Web 2.0: surgió en el 2000. En esta empezaba a haber interacción entre las páginas web y los usuarios. Estos ahora podían comentar publicaciones, aparecían los foros, los blogs, las wikis y las redes sociales. Internet se volvía una plataforma colaborativa. Web 3.0: es la internet actual. En la que todo está en la nube, en la que las apps son relevantes y a la que se puede acceder desde diversos dispositivos. La inteligencia artificial y la descentralización juegan un papel clave en esta. Al mejorar los procesos, las automatizaciones y la experiencia del usuario en el primer caso. Y al generar nuevas formas de pago y transferencias, y de crear y administrar activos, en el segundo.
Son la inteligencia artificial y la descentralización quienes tienen el gran potencial de cambiar, y mucho, las formas con que hoy hacemos las cosas en el agro.
Metaverso
El metaverso se concibe como un espacio donde las personas interactúan social y económicamente entre sí, como avatares. En éste, todos tendremos la posibilidad de ser productores, asesores, contratistas, vendedores de insumos o lo que queramos. Podremos comprar (o vender) campos, insumos, camionetas o cosechadoras, entre otras cosas.
También podremos entrar a esa agronomía en la que siempre compramos, pero a la sucursal que tiene en este espacio virtual. Allí podremos adquirir dos tipos de insumos: algunos para nuestras siembras en el mundo digital y otros para nuestras siembras en el mundo físico. En cuanto al manejo de los cultivos, tendremos la posibilidad de recorrerlos desde la oficina. A través de imágenes satelitales o de videos tomados con drones y con el uso de inteligencia artificial podremos, por ejemplo, reconocer malezas y saber cómo controlarlas, generando el menor impacto ambiental posible. Sin las restricciones físicas del mundo real, los límites del metaverso son difíciles de imaginar.
Agfintech, insurtech y logística
Pagos y financiación, seguros y logística, son verticales que impactan directamente en el negocio del productor. Y tienen muchísimas oportunidades de mejora de la mano de la digitalización. En la Argentina aún es incipiente, pero en Brasil y en Estados Unidos ya se están viendo resultados de esta evolución.
Los productores de estos países pueden acceder a créditos de manera más rápida y simple, pueden asegurar los rindes y los precios de sus cultivos, y pueden transportar sus insumos y sus granos de manera cada vez más eficiente. Sin dudas el futuro es apasionante. Y lo estamos construyendo entre todos. Lo que nos permitirá ser cada vez más eficientes y sustentables, en esta búsqueda de producir cada vez más y mejores alimentos para el mundo.
El autor es ingeniero agrónomo y CEO & fundador en AgroPro
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