En plena cosecha, ese será el impacto del incremento de las últimas horas, según un informe de la Sociedad Rural Argentina (SRA)
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La última suba de combustibles de las principales petroleras del país acumula más de un 30% en lo que va del año. Durante el fin de semana, Axion y Shell se anticiparon e incrementaron entre el 10,5 y el 12% el precio en el surtidor. Hoy, YPF hizo lo propio con un alza del 10%. Este panorama enciende nuevamente las alarmas en el campo que, en plena cosecha de soja y de maíz y en las puertas de la siembra del trigo, ve cómo crecen sus costos del gasoil. Al respecto, según estimaciones del Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina (SRA), el gasto adicional para el sector agropecuario por este nuevo incremento es de US$344 millones, unos 39.250 millones de pesos. Esto considerando que la demanda anual del agro es de 3848 millones de litros de gasoil.
En particular, para los contratistas y los transportistas de cereales, esto se suma a la gran dificultad para conseguir otros insumos, como ser neumáticos y repuestos que, con una importación trabada y la brecha cambiaria, afectará a la producción.
“Lamentablemente, en aquellos contratos que están cerrados desde la semana pasada [para el servicio de recolección de cosecha], la utilidad esperada se achicó y van a perder plata. Por esta situación que venimos atravesando desde hace tiempo y, anticipándonos a estos imprevistos no tan imprevistos, les dijimos a nuestros asociados que no cierren precios y que trabajen con tarifas abiertas”, señaló a LA NACION Luis “Fredy” Simone, presidente de la Cámara de Contratistas Rurales de la provincia de Buenos Aires y vicepresidente de la Federación Argentina de Contratistas de Máquinas Agrícolas (Facma). Se refirió así al precio que cobran por su servicio en cada cosecha.
“Nos adelantamos a lo que se podía venir y aconsejamos, desde la experiencia, trabajar una tarifa conversada”, añadió. Respecto del abastecimiento señaló que se consigue el combustible, pero en casos incluso a valores superiores a los oficiales.
Según el contratista, el combustible tiene una incidencia más que importante en las tarifas de sus servicios tanto de recolección como de siembra. Por eso, ya el consejo técnico económico de Facma está trabajando para revaluar las mismas, por esta última suba del gasoil, con un incremento de al menos el 6%.
“Hoy, el combustible tiene una incidencia de entre el 23 y 25% en los costos del contratista. Siempre que hay un aumento, perdemos plata en la dinámica de trabajo. Con estas subas inesperadas, estamos viviendo una incertidumbre muy grande, donde el pequeño contratista que no tiene espaldas para aguantar tiene fecha de vencimiento. Esta situación te lleva al abismo, es dramático lo que se está viviendo”, remarcó.
Para Simone, el sector agropecuario necesita medidas urgentes. “Necesitamos que la dirigencia tome cartas en el asunto para que esto no se desmadre. No puede seguir así. Nosotros generalmente sembramos por inercia e invertimos según nuestra visión pero hoy no se ve nada hacia adelante, hay visibilidad cero, donde la crisis es cada vez más acuciante. El planteo general del sector es cómo vamos a seguir el año, nos preocupa porque pertenecemos a una actividad que invierte mucho”, subrayó.
Detalló que en la cosecha los rindes vienen de medios a bajos. En este momento, Simone está prestando servicios en Larroudé, La Pampa y en Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, donde al impacto de la sequía, se agregó una helada temprana en lotes de soja de segunda que provocó una caída en el rendimiento importante.
“Todo es negro. Sobre llovido, mojado. Es una cadena interminable de inconvenientes que se derraman negativamente en todo el sector”, describió.
“Esta oficialización [por la suba del gasoil], si bien nos permite tocar la lista, necesitamos que se estabilicen los valores porque si no tenemos previsibilidad no podemos trabajar y es todo pérdida para la actividad”, dijo a LA NACION Jorge Scoppa, presidente de Facma.
Recordó que, mientras no podían actualizar las litas de sus tarifas, los contratistas asumieron las pérdidas.
“Igualmente, con tarifas actualizadas, es difícil seguir porque no tenemos márgenes con la inflación, que no tiene techo, y cobrando los servicios en pesos. Nuestra rentabilidad es absorbida por el combustible, los impuestos y los repuestos en dólares billete, que igual tenemos que pagarlos porque los necesitamos para seguir trabajando; si parás, perdés el servicio”, detalló.
Para el transporte cerealero, la situación es la misma. Si bien todavía están analizando un estudio de costos sobre el impacto final de la suba, la Federación de Transportadores Argentinos (Fetra) ya señaló que su estado es de preocupación. El 15 de abril pasado, la entidad, luego de cuatro días de paro, logró acordar una actualización del 20% en la tarifa del servicio de carga.
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