Es de la raza Santa Inés, originaria de Brasil, que tiene un muy buen rendimiento carnicero; su impulsor en la Argentina, Sergio Taffarel, la cría en Entre Ríos
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En la última Exposición Rural de Palermo, Sergio Taffarel explicaba a cada visitante que curioso se acercaba hasta el lugar en qué consiste la raza ovina Santa Inés, que no tiene lana pero sí un buen rendimiento en carne. Una especie que nunca antes había estado en la muestra.
Taffarel, que desde hace 25 años se dedica a la actividad, viajó en ese momento desde la localidad de Herrera, en el departamento de Concepción del Uruguay, Entre Ríos, con dos machos y una hembra con dos crías mellizos de 20 días de su cabaña “El Luchador” como expositor. Había participado en 2019 como jurado de Hampshire Down, raza que también cría, además de Dorper.
Llevó con orgullo ser el criador número uno de la raza Santa Inés, fue quien abrió el libro genealógico en la Sociedad Rural y el poseedor del RP1 (registro particular), que es lo que identifica al animal. Se trata de una raza originaria de Brasil, que es deslanada y tiene pelo.
Su amor por los ovinos se lo inculcó su abuela, que era propietaria de una majada. “Era una italiana muy exigente y trabajadora, que cuando la visitaba me ponía a hacer las tareas. Me mandaba a encerrar o largar las ovejas, a esquilarlas”, rememora.
Primero empezó como comisionista y cuando pudo comprar un campo adquirió sus primeros bovinos. Luego incorporó algunos ovinos. “Para mí la cría ovina era una actividad apasionante, pero con el tiempo me di cuenta que también podía ser muy rentable”, cuenta.
En ese momento tenía un campo en la localidad de Enrique Carbo, en el departamento de Gualeguay, con unas 300 madres, en donde se dedicaba a la venta de carne. Pero en 2002 lo vendió y compró un establecimiento en donde ahora tiene la cabaña. Allí empezó con la compra de genética de la raza Hampshire.
Siempre con ganas de buscar algo nuevo, incursionó en la Scottish blackface, pero al tiempo se tuvo que dar por vencido y las tuvo que vender. “No la pude hacer andar porque tiene características distintas. Es muy parecida a un chivo, su lana es de mecha larga y son astados tanto el macho como la hembra, por lo que había que explicar que era una oveja”.
En consecuencia, ocupaba espacio en el campo con animales que le significaba mucho esfuerzo para comercializar. “Nuestra familia vive en gran parte de la producción ovina. No me podía quedar de brazos cruzados viendo como tenía que buscar algo más vendible”, dice. Al poco tiempo conoció a un hombre que venía de Escocia, de donde es originaria esa raza, a quien le pudo vender esa majada. “Me llamó por teléfono y me iba preguntando las características para controlar qué le estaba realmente vendiendo”, recuerda.
Hace cuatro años empezó a trabajar con la raza Dorper, en la búsqueda de una alternativa frente a las dificultades para conseguir mano de obra para la esquila con la Hampshire Down, sumado al bajo valor de la lana gruesa y a los inconvenientes para venderla.
Un hito
En este contexto, sorprendido por el tamaño y la cantidad de carne que tenía Santa Inés, puso a sus hijos a investigar. “Nos llamó la atención que no estaba abierto el libro genealógico en la Sociedad Rural con la raza Santa Inés de Brasil”, cuenta.
Iba a marcar así un hito en el ovino. Empezaron a hacer las gestiones, pero por cuestiones burocráticas no estaba permitido, por lo que terminó importando ejemplares en 2019 desde Paraguay.
Entre las características que destaca es que es una raza de pelo, que no tiene lana. “Los que tienen buena genética no se esquilan, tampoco necesitan tijera”, contó. Es una raza originaria del nordeste de Brasil, que surge de la raza Bergamasca de Italia, de Morada Nova, de Brasil, y de Somalí, de Sudáfrica.
“Nuestra experiencia nos ha demostrado que es resistente a parásitos, muy prolífera y lo que más destacamos es que es un animal que tiene celo todos los meses, eso nos permite salir de la estacionalidad del cordero en general”.
Los rindes al gancho en frigoríficos rondan entre el 54% y 56%. “Eso las distingue, ya que por lo general las razas carniceras son muy pocas las que pasan el 50% y las laneras el 43%”, explica.
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