Un libro de Ángel Fontana cuenta los secretos de esta artesanía del cuero
Casi tan vieja como la humanidad misma es la artesanía en cuero. En estas pampas alcanzó un relieve quizá no superado en ningún lugar del planeta hacia los que se propagó luego de que surgieran las primeras obras, según coinciden muchos autores, donde actualmente se sitúa el Líbano.
Gran parte de la difusión en la Argentina se debe a las obras bibliográficas que se han escrito acerca de la soguería en nuestro país. Sus autores, en general maestros sogueros y hasta innovadores del oficio, salvo excepciones, ya no están entre nosotros, pero una generación de nuevos cultores de ese arte ha hecho que éste florezca más que nunca en cada rincón del país con la identidad propia del suelo de donde surge.
La artesanía tradicional del cuero en la Mesopotamia Argentina, de Editorial Hemisferio Sur, es quizá la obra de más reciente aparición en la temática descripta. Su autor, Ángel Fontana es un soguero de Federación, en Entre Ríos, que desempeña esta actividad y la comparte con la docencia y la fabricación de guitarras, instrumento del cual también es intérprete.
Conocedor del arte y de las dificultades que enfrenta quien lo aborda, Fontana tiene el don de la didáctica. "No sólo escribió un libro con prolijidad y conocimiento, y con claras y precisas explicaciones, sino que, además lo ilustró, pues es un hábil dibujante y diremos de paso, que no es fácil -lo sabemos por propia experiencia- esta tarea en la que hay que destacar formas, cruzamientos y relieves y ante la cual se rinde más de un especialista manejador de la tinta y de la pluma", dice en el prólogo el artesano e investigador de la especialidad Luis Alberto Flores, ya fallecido, que recorrió el país entrevistando sogueros habiendo sido también él uno de ellos, a la vez que el mayor divulgador de las técnicas en diversas publicaciones que sirvieron de inicio a muchos artesanos actuales.
Este obra, que fue editada por primera vez en 1988, es no sólo una guía práctica donde se puede hallar explicada de forma clara la forma de confeccionar un botón o una trenza para una prenda de trabajo, sino también otras piezas más complejas en las que convergen costuras, pasadores y bombas con retejidos finos, propios de trabajos de construcción más elaborada.
"En nuestra Mesopotamia, al artesano en cuero se lo llama comúnmente «guasquero», vocablo que deriva del quechua wasca, que significa ramal de cuero, cerda o soga que sirve para múltiples usos. El guasquero junto al domador, al tropero, al peón de estancia, al esquilador y al alambrador fueron los personajes legendarios de nuestros campos y estancias", dice Fontana en uno de los párrafos iniciales de su obra, quien entre otros conceptos destaca que el arte de la soguería creció y se desarrolló en su región bajo la directa influencia producida por la abundancia del cuero y por la relación que la mayoría de los sogueros han tenido con el medio rural que les fue marcando, con la necesidad, como adaptar los trabajos al ámbito laboral que frecuentaban.