Según estimó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) es una baja del 10% respecto de lo proyectado en diciembre pasado; la merma de ingresos del Estado sería de US$1440 millones por la caída de la recaudación de impuestos
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Por los efectos de la sequía, la proyección de cosecha de soja y maíz descendió de manera considerable. Según un cálculo de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el maíz, en lugar de tener un volumen de 56 millones de toneladas, como se estimaba en septiembre, la producción sería de 48 millones de toneladas. A su vez, la soja, llegaría a 40 millones de toneladas, cinco millones menos que los proyectados en diciembre pasado. Eso implica que dejarían de ingresar al país unos US$2600 millones, un 10% menos que lo calculado por la entidad en diciembre pasado. “Además, el Estado dejará de recaudar impuestos por US$1440 millones, de los cuales US$ 1040 millones corresponde a menor ingreso tributario por derechos de exportación, y el resto a otros impuestos”, informó la entidad.
Además, la BCR estimó un impacto en US$4800 millones sobre la economía argentina, es decir un 1% de su PBI potencial estimado para la Argentina en 2022 según el Fondo Monetario Internacional, el cual asciende a U$S 483.765 millones; y la pérdida de ingresos netos del sector agropecuario ya asciende a US$2930 millones.
En tanto, Gustavo López, director de Agritrend SA, estima que los valores de exportación podrían caerse en aproximadamente unos 4000 millones de dólares, en tanto los derechos de exportación (DEX) podrían reducirse a 1200 millones de dólares.
Según el analista, en caso de que no mejore la situación de estrés hídrico, y la producción alcance las estimaciones mínimas de 129 millones de toneladas, las exportaciones no se ubicarían más allá de 100 millones de toneladas en granos, aceite y sus productos. Al multiplicar eso por el valor del precio FOB de cada uno de los productos, implicaría un ingreso final para la Argentina, a pesar de la caída de la producción, cercano los 40.000 millones de dólares.
De acuerdo a lo detallado por López, son US$39.800 millones que dividido los niveles de exportación daría un valor promedio para todo el complejo de granos de casi $406 dólares. Si esto fuese así, si se mantuvieran en este ciclo, los derechos totales solamente alcanzarían US$8700 millones.
Por su parte, la BCR indicó que la caída en la recaudación tributaria en concepto de derechos de exportación en el complejo sojero será de US$833 millones, mientras que por exportaciones de maíz la caída asciende a otros US$205 millones. En total, a causa de la sequía, el Estado Nacional dejará de recaudar derechos de exportación por US$1038 millones.
En tanto, señaló que en el frente externo, “las exportaciones de los principales productos de los complejos soja y maíz caerán en 13 millones de toneladas”. Y añadió: “si valorizamos las exportaciones netas del sector a los precios actuales, se estima que dejarán de ingresar al país US$2665 millones, una caída del 10% respecto al total estimado al cierre del año pasado”.
Producto de la sequía la proyección de despachos de harina y aceite de soja, productos estrella de la Balanza Comercial argentina con el exterior, caen de 26,2 a 24,8 Mt y de 5,6 a 5,3 Mt, respectivamente.
Al tratarse de un fenómeno regional, junto con Argentina, las condiciones climáticas tampoco acompañan en el sur de Brasil y Paraguay. Factor que ya se empezó a sentir en los mercados internaciones. Ariel Tejera, Responsable del departamento de Análisis de Mercados de la corredora Grassi S.A explicó: “Este duro golpe a la oferta mundial se fue asimilando por los mercados internacionales con marcadas recuperaciones en las cotizaciones. Al tomar como referencia Chicago, los precios de la soja avanzaron cerca de 12%, desde principios de diciembre. En el caso del maíz, se registraron subas acumuladas del 4%”.
A pesar de que Estados Unidos apuntaba a una recuperación de stocks finales, sostiene que las mermas en los aportes a la oferta mundial por parte de Sudamérica podrían poner en juego esta perspectiva. “Por esto, no hay que descartar volatilidad, en mercados que se moverán muy atentos a los pronósticos y a la evolución de los cultivos”, agrega.
Sin embargo, si bien el estrés hídrico en Sudamérica ha dado sostén a los precios internacionales de los commodities agrícolas, Emilce Terré, jefa de Estudios Económicos en la Bolsa de Comercio de Rosario, en diálogo LA NACION explicó: “la suba de precios no alcanza para compensar la caída en la producción”.
Por otro lado, la entidad sostiene que esta suba no resulta suficiente para compensar la menor producción y los costos del sector productor. En rigor, describe que el ingreso bruto total esperado por hectárea sembrada perdió un 7% en el caso de la soja y un 10% en el caso del maíz, ponderando por la cantidad de hectáreas sembradas de cada variedad. Mientras que los costos totales, en tanto, tuvieron un aumento promedio de US$78 y de US$98 respetivamente.
Con estos números, Terré sostuvo: “Estamos en una situación muy difícil para el sector productivo. De una muy fuerte retracción en el ingreso, que incluso en algunos casos ya pasamos a rentabilidades negativas. Tal es el caso de los productores que hicieron maíz tardío o soja temprana. Esas dos variedades están teniendo perdidas, ya directamente los ingresos que van a obtener por su fecha no alcanzan a compensar sus costos”.
De acuerdo a los datos de la BCR, el productor que alquila perdió US$245 por hectárea de soja temprana y US$136 en el caso de la soja que sigue a un trigo u otro cultivo de invierno. En maíz, la caída del margen neto asciende a US$319 por cada hectárea destinada al grano de primera y US$312 por cada hectárea que sembró con maíz tardío.
En tanto, el productor propietario de la tierra ha perdido en términos netos US$139 por cada hectárea que sembró con soja de primera, y US$93 por cada hectárea que sembró con soja de segunda. En el caso del maíz la pérdida asciende a US$221 por hectárea que implantó con maíz temprano, y US$390 dólares por hectárea sembrada con maíz tardío.
Sin embargo, fuera del menor rinde con el que deberán costearse los insumos, impuestos y servicios para cada hectárea cosechada, la BCR remarca que debe considerarse el costo de implantación en las hectáreas que se sembraron, pero no serán trilladas como consecuencia de la pérdida total de plantas.
Según estimaciones de GEA ello asciende a 800.000 hectáreas en el caso de la soja, y 227.200 en maíz (computando sólo el incremento de área no cosechada entre las proyecciones de diciembre y enero, asumiendo que el resto puede reutilizarse para picado, silaje y otros). Sobre esta superficie se imputan como pérdidas el 70% del costo en insumos más siembra y pulverización en soja, y el 80% de los mismos en maíz (asumiendo que al no trillarse el resto de las erogaciones no se harán efectivas).
En definitiva estima “las pérdidas totales directas para los hombres y mujeres de campo como consecuencia del complicado estado de los cultivos ya ascienden a US$ 2900 millones a enero 2022″, sostuvo la entidad.
Agustín Tejeda Rodríguez, el economista jefe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) remarcó que aún resta esperar el impacto de las lluvias pronosticadas para la semana que viene. “Es el maíz temprano el cultivo que atraviesa actualmente el período crítico de definición de rendimiento, y, por tanto, acusa los mayores impactos, con pérdidas en el potencial de rendimiento. Pero para soja y maíz tardío (53% del área de maíz) todavía tenemos algunas semanas para entrar en este período. Más allá del pronóstico Niña, podríamos tener buenos rendimientos de mediar lluvias en momentos claves, como sucedió la campaña pasada. Para la semana que viene hay pronóstico de buenas lluvias”, dijo.
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