Se trata de un análisis, considerando un volumen de 40,7 millones de toneladas, realizado por el economista de la entidad Ezequiel De Freijo
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El anuncio del domingo pasado del ministro de Economía, Sergio Massa, sobre un dólar a $200 para la liquidación de la soja, con el objetivo de buscar en total US$5000 millones, “es una sábana corta”. Ese fue el planteo que hizo el economista de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Ezequiel De Freijo, en el marco de una jornada que organizó la entidad con Balanz. En este contexto, detalló que, “en el fondo, esos US$5000 millones están dentro de los US$19.597 millones de las 40,7 millones de toneladas que restan venderse hasta marzo y que se van a adelantar en septiembre, pero que van a faltar en especial en los meses del verano”.
El experto contó cuál es el stock exportable hasta la próxima cosecha: “Esto sería soja, con US$12.600 millones; en maíz, unos US$2400 millones, y en trigo, unos US$4100 millones (considerando la cosecha a fin del 2022). Estimamos que son los dólares que se pueden generar con los granos potencialmente exportables, de acá hasta que arranque la próxima campaña”.
De Freijo analizó la medida adoptada: “Hay muchas consecuencias que se generan por tomar decisiones tan a corto plazo. Por ejemplo, como el productor tiene un set de productos, puede postergar la venta de algunos e incentivar la venta de otros. Todo tiene un impacto en la cadena de proteínas animales con lo cual esperemos que eso no dure más de 25 días. Otros efectos: en los estados contables, con los valores de soja y con los pagos de los arrendamientos, se generan distorsiones de segundo orden”.
En este orden de cosas, De Freijo habló de qué se puede esperar de cara a la campaña agrícola 2022/23. Para el especialista, al margen de preocuparse por la cuestión del stock, hay que mirar hacia adelante de cómo va a estar el flujo.
“Partimos de la acumulación de divisas desde principios de año hasta el mes de agosto estimado y lo que vemos es que en 2022 el sector agroindustrial (cereales, oleaginosas y la exportación de alimentos y bebidas, carne y lácteos) al mes de agosto ingresó US$32.000 millones, una cifra récord absoluta en la historia de la economía”, indicó.
A modo de comparación, dijo que en el 2020 ingresaron US$16.000 millones: “En ese mismo período, estamos casi duplicando el número del 2020. Esta situación comparada con lo que el campo produjo en cereales y oleaginosas, vemos que en los últimos tres años se mantuvo en una producción estable, cercana a los 130 millones de toneladas. Es un récord absoluto de ingreso de divisas con una producción que desde hace años no crece y que está en el mismo valor”.
En relación al stock, para De Freijo se debe pensar hacia adelante “qué pasa con el stock que tienen los productores en su poder de granos, los entregados y los que están en manos de los acopios”.
“Vemos que a la fecha de hoy, el 72% ya ha sido comprada, es decir ya no está en manos de los productores. Esto es soja, maíz, trigo, cebada, sorgo y girasol, que son los principales cultivos de la Argentina. El año pasado a esta misma fecha, el 74% había sido comprado”, describió.
“Esto significa que hoy, en manos de los productores hay unos 35 millones de toneladas y el año pasado, había unas 32,8 toneladas. Dentro de la canasta de productos que tiene el productor, la soja está comprada el 54% y el año pasado estaba comprado un 64%. O sea que ahí hay un retraso en soja, pero esto está compensado por el resto de los cultivos, como por ejemplo el trigo, que ya el 95% está vendido. Todo esto de la campaña 21/22″, agregó.
En cuanto a la campaña 22/23 del trigo que se va a cosechar desde noviembre, De Freijo mencionó un 29% de la producción comprada.
Por último, De Freijo habló de los riesgos que debería afrontar el productor en el próximo ciclo agrícola, entre ellos el climático, el de mercado, de regulación, de cadenas de suministros y los económicos, sumado a los políticos e institucionales.
“En cuanto al riesgo climático, se confirmó el tercer año consecutivo de La Niña, que implica rindes por debajo del promedio y que se está dando en forma generalizada en los principales países productores. En tanto al riego de mercado, está que la geopolítica mundial afecta los precios de la energía, donde China desacelera su economía por el Covid 0, el impacto de la inflación en el mundo, la depreciación del Euro y otras monedas y que tanto la FED como BCE [Banco Central Europeo] aumentan sus tasas”, describió.
“En los riesgos de regulación, al ser un año electoral habrá más impuestos, también los stock de equilibrios y los fideicomisos continuarán. En el riesgo de cadenas de suministros, los fertilizantes seguirán precios altos por una menor oferta global y el gasoil seguirá afectado por las decisiones en el desarrollo del mercado. En cuanto a los riesgos económicos, seguirá el fuerte impacto de la brecha cambiaria, con una amenaza al capital de giro de la empresa agropecuaria”, añadió.
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