Según especialistas, la comunicación aclaratoria del Banco Central, que excluyó a las personas físicas de la restricción, solo representa un 20% de la producción total del país; temen que se disparen los tipos de cambios paralelos
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Mucho revuelo y enojo causó en el campo una nueva resolución del Banco Central que prohibió el acceso al “mercado de cambios para compras de moneda extranjera, realizar operaciones con títulos y valores con liquidación en moneda extranjera”, para aquellas empresas que realizaron o realicen operaciones de soja durante septiembre, a través del Programa de Incentivo Exportador, a un dólar de $200.
Horas antes, una primera comunicación de la entidad bancaria incluía a los productores agrícolas inscriptos a título personal que luego fue “aclarado”, y se los excluyó del alcance de estas restricciones. Para los especialistas, a pesar de la nota aclaratoria emitida después, la medida tiene “un alto impacto en el sector y, si bien no hay una medición de cuantos productores unipersonales existen, la resolución afectaría al menos a 20.000 empresas agropecuarias”.
Para Adriano Mandolesi, economista de AZ-Group, “más allá de a cuántos productores afecta, esto es una mala señal, en términos de credibilidad para todo el sector productivo”. Según comentó y de acuerdo a estadísticas oficiales, “en esta campaña 2022 de soja se registraron 53.352 productores, que declararon una superficie de casi 13 millones de hectáreas”.
“Esa superficie está bastante concentrada, donde el 10% de los productores explica el 57% de la superficie y; el 20%, el 73%. En tanto, los datos del Censo Agropecuario de 2018, para tener una referencia, expresa que el 39% de las hectáreas agropecuarias del país (que incluye las de soja, pero también las de otros productos) son de personas jurídicas. Por lo tanto, la medida de anoche afectaría a alrededor de 20.000 empresas que producen soja y se verían perjudicados”, detalló a LA NACION.
En esa línea, el tributarista Héctor Tristán indicó que, “como máximo, las personas físicas que participan en la producción en el país, en función a volumen producido, no supera el 20%”.
“Siempre fueron minoría. La medida es un tiro en el pie porque aquí hay una principal víctima que es la confianza porque, en plena ejecución, establecer una medida sorpresiva como esta lo único que hace es que a todos los que han confiado en este esquema del Estado se quedan hoy con un enorme paquete de pesos, sin tener donde canalizarlos, por lo tanto expuestos a la devaluación y a la inflación”, señaló.
“Es una muy mala medida que va a generar un gran ruido hoy en todas las variables del mercado. El daño es enorme porque ¿quién va a creer algo en cualquier medida, si en medio de la ejecución, en esta emboscada las condiciones macroeconómicas son cambiadas literalmente? Me queda la duda se esto se generó por impericia o mala fe, aunque los dos casos son peligrosos”, expresó.
En este nuevo escenario, los productores de soja, para Tristán, buscando protegerse estaban tomando cobertura a través del dolar MEP. “Probablemente, como el dólar MEP genera, por una valuación impositiva, un quebranto cuando este dólar se activa el Banco Central haya excluido a las personas físicas porque, como las diferencias de cambio no están gravadas, las pérdidas tampoco son computables. Sino tampoco queda muy claro esta exclusión”, afirmó.
En esa línea, el tributarista Mariano Ghirardotti remarcó que la idea del Gobierno de frenar esa subida del dólar MEP, provocará “un problema, entre otros, para aquellas empresas que tenían pasivos u obligaciones en dólares y que ahora no pueden acceder de ningún modo a los mismos para cancelar”.
“Si tenés una deuda en dólares, ¿cómo te hacés de los dólares para pagar? Tenés todos los caminos cerrados, el que no vendió aún tiene que salir ya a comprar MEP. Es una locura”, enfatizó.
“Lo curioso de esto es que a los grandes generadores de dólares (el campo), a quienes se les cercena gran parte del precio de venta y que vendieron a $200 en septiembre porque no había otro precio alternativo, ahora se les veda la posibilidad de adquirir lo que ellos mismos generaron, incluso pagando un valor muy superior, con disposiciones de trasnoche”, añadió.
Para Santiago Saénz Valiente, tras este comunicado del BCRA, lo que va a ocurrir es que, si a un productor no le “permiten acceder al dólar MEP, canalizará esos fondos finalmente en el dólar informal, es decir en el dólar blue; lo cual es una un pésimo efecto para la economía argentina”.
Con este panorama, para Martín Nava, especialista en temas financieros de AZ-Group, “seguramente van a haber más modificaciones, más aclaraciones que agreguen claridad o más confusión a las que ya hay”.
Describió que el origen de esta normativa tendría dos ejes: uno cualitativo y uno cuantitativo. “El cuantitativo tiene que ver con que se asustaron un poco por el incremento de la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el MEP y el contado con liquidación. Veían que ese diferencial de lo producido por la venta de soja se iba a esos dólares y no se estacionaba en la tasa de interés en pesos de los plazos fijos, que fue elevada nuevamente la semana pasada. Frente a ese escenario, la brecha se situó de vuelta en el 90% y el Central tomó esta medida para descomprimir esa suba”, sostuvo.
En cuanto al espíritu cualitativo de la medida, para el experto tiene que ver con que el titular de la entidad bancaria Miguel Ángel Pesce fue “formalmente validado en su cargo por el presidente Alberto Fernández por cinco años en total, o sea le quedarían tres años más”.
“Como quien dice, básicamente fue una marcada de cancha al ministro de Economía Sergio Massa, para que no se sienta el dueño el dueño total de la pelota. Por los rumores y la información que uno tiene, podríamos decir en el mundo financiero que fue una medida estrictamente surgida en el seno del Banco Central, sin ningún tipo de consulta con la cartera económica ni con la Secretaría de Agricultura”, concluyó.
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