En diálogo con LA NACION, Ignacio Bartolomé, CEO de GDM, se refirió a la propiedad intelectual en semillas, al impacto de la salida de Bayer en la oleaginosa y al objetivo de diversificar productos y su presencia en otros países; su genética está en el 40% de las hectáreas sembradas en el mundo
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Luego de que la firma alemana Bayer discontinuara en el país su negocio de semillas de soja y biotecnología para el cultivo, que incluye el evento Intacta de resistencia a insectos, en GDM, grupo que controla entre otras marcas el semillero Don Mario, prevén un impacto negativo para el negocio.
En un evento organizado por la firma para celebrar sus 40 años, Ignacio Bartolomé, CEO, dialogó con LA NACION sobre la situación de la compañía, el impacto de la salida de la multinacional Bayer en soja y la preocupación por la propiedad intelectual en semillas.
Sobre el momento de la firma, indicó: “La compañía está en un excelente momento. Nos está yendo muy bien en Brasil, sobre todo. En Estados Unidos estamos invirtiendo porque estamos desarrollando el negocio y en la Argentina con un impacto menor en el resultado global, aunque también el negocio es bueno. Pero el año que viene se nos va a complicar un poco más por el tema de la semilla fiscalizada y la prohibición de venta de Intacta, que es un problema”, señaló.
En rigor, luego amplió sobre este tema: “Nuestro negocio en la Argentina un 60% viene por la semilla fiscalizada y 40% por la regalía extendida, pero la decisión de Bayer hace que todo lo de semilla fiscalizada se vaya casi a cero”. Agregó: “Para la campaña 2022/2023, la última campaña en que se puede vender semilla fiscalizada Intacta, estimamos una penetración de Intacta del 60%. La tecnología ya es gratis para el productor. A partir de la campaña 23/24 nuestra red ya no la puede vender y nosotros no podemos lanzar variedades nuevas”.
“El productor se va a guardar semilla de esta tecnología y va a caer la semilla fiscalizada en el país”, señaló. Añadió: “Eso nos afecta el negocio porque no podemos vender las variedades más sembradas de la Argentina”.
Frente a este escenario, el ejecutivo objetó la falta de reconocimiento a la propiedad intelectual en semillas. “La mejor salida es que haya una ley de semilla o algún marco regulatorio que permita que el que invierte en propiedad intelectual tenga un retorno para que invierta más”, sostuvo.
Antes de renunciar, el exministro de Agricultura, Julián Domínguez, venía impulsando una resolución para que el uso propio gratuito en soja pague un canon del 1,5% del valor de venta.
Sin embargo, el escenario cambió con la salida del funcionario. “Hasta la semana pasada estábamos muy entusiasmados porque parecía que iba a salir algún tipo de regulación o decreto que le de un marco al negocio ”, expresó.
“Obviamente que con la renuncia del ministro hay incertidumbre sobre si el proyecto va a seguir siendo empujado o se va a caer, porque hay otras prioridades”, precisó. Bartolomé señaló: “Ahora perdimos ese entusiasmo que se había generado rápidamente si eso salía”.
No obstante, Bartolomé resalto “la importancia que tiene que desde el Gobierno se quiera plantear que el uso propio en la Argentina tiene que ser oneroso y que se pague por la tecnología que se está usando”.
En este contexto, ante la falta de un marco regulatorio a nivel gubernamental, el ejecutivo resaltó que la firma impulsó junto con el resto de la industria semillera “Sembrá Evolución”, un nuevo modelo de negocios con el que buscan que “los productores que quieran reconocer la propiedad intelectual o que hoy lo hacen se puedan subir a ese sistema”.
Así van a lanzar todas las variedades nuevas de la tecnología, tales como “Enlist, Conkesta, y todas las variedades nuevas de RR1 y de trigo, que no tienen biotecnología”. Aclaró: que quieren que “haya un marco que los ayude a que se respete la propiedad intelectual”.
“Ese sistema, creemos, va a ayudar a que haya un círculo virtuoso para que compañías como las nuestras inviertan más, venga más competencia al país en este sector y los productores tengan mejores productos, más diversidad de producto, más tecnologías”, dijo.
“La forma de cambiarlo es ir hacia ese sistema, pero va a ser un proceso más lento porque no hay un marco legal gubernamental”, expresó.
Consultado sobre si la situación del país los afecta, explicó: “Nuestro negocio es un negocio en el que empezamos a desarrollar un producto hoy y recién lo podemos vender en cinco o seis años. Entonces es un negocio de muy largo plazo que, en general, va más allá de los gobiernos que están al mando en la Argentina, entonces nosotros tratamos de enfocarnos en eso e ir adaptándonos a la coyuntura del momento”.
El negocio
Bartolomé quedó a cargo de la compañía luego de que a fin de 2021 su padre le dejara su posición de CEO. Como indicó, la firma está “en un excelente momento” con sus actividades en Brasil, Estados Unidos y en el país.
La compañía, que nació en la Argentina y en la actualidad opera en más de 15 países, es responsable de la genética de soja en el 40% de las hectáreas sembradas en el mundo. Está celebrando sus 40 años.
“Tenemos que empezar a ampliar un poco el espectro de los desafíos que tenemos para adelante porque el desafío principal, que era ser uno de los principales jugadores genética de soja a nivel global, lo hemos logrado. Si bien hay que trabajar para mantenerlo, de acá a los próximos 40 años lo que queremos es tratar de diversificar un poco más el resultado de la compañía a otras regiones y cultivos”.
Le están poniendo más foco al maíz, el trigo y el girasol para Europa. También apunta, entre otras líneas de acción, a un mayor trabajo sobre edición génica.
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