Casi sin darnos cuenta, ya estamos en agosto y ya transcurrió el 60% del ejercicio fiscal que termina el 31 de diciembre. Es cuando se debe volver a pensar cómo generar valor en las organizaciones para hacerlas más competitivas en un mundo que se mueve con información al instante, y donde los trabajos requieren salir de estructuras rígidas para dar lugar a organizaciones colaborativas y con foco en el trabajo en redes.
En los últimos años, las empresas han incorporado integrantes con capacidades en temas productivos y comerciales, que reciben constante capacitación que les permiten planificar acciones con altos niveles de seguridad y eficiencia. Se ha puesto foco en temas de Planificación productiva (¿qué se va a producir y cuándo?); Planificación de costos (¿con qué gastos se producirá?); Planificación financiera (¿a qué tasa se conseguirá el capital de trabajo?) y Planificación comercial (¿a quién se le venderá y a que valores?).
Ahora bien, los empresarios agropecuarios no pueden dejar de trabajar con la misma profundidad en la planificación fiscal, ya que su mayor socio es el Estado, y para nadie es novedad que la presión fiscal que sufren es muy elevada, lo cual debe mover a proyectar resultados y a calcular el impacto que genera en la empresa.
En junio, la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) dio a conocer el Índice que mide la participación del Estado en la renta agrícola. En el trabajo se evidenció que el Estado absorbe el 68% de los resultados de las empresas, si se considera un promedio de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol. Mientras el índice FADA nacional alcanza ese valor, Córdoba registra 67,8%, Buenos Aires 66,8%, Santa Fe 63,4%, La Pampa 71%, Entre Ríos 73,4% y San Luis 68,3%.
Frente a esta realidad, la planificación fiscal puede generar mucho valor en las empresas del sector, sin importar su tamaño, actividad o conformación jurídica. Se sintetiza en generar una estrategia que permita optimizar la carga impositiva y buscar el incremento de resultados a través de la mejor elección de estructuras legales y de la utilización de las alternativas previstas por la legislación tributaria.
La correcta realización de la planificación fiscal debería impactar de varios modos. Primero, en la reducción del riesgo fiscal; segundo, en la disminución o postergación de la carga impositiva, a través de aplicar la normativa que permite la ley (por ejemplo, aprovechando los regímenes promocionales que resulten aplicables en materia tributaria) y tercero, en el conocimiento de los tiempos y de los montos de las obligaciones fiscales por cancelar.
La planificación se nutre de la información generada en las operaciones realizadas diariamente. Entonces, es básico mantener buenos registros para el correcto análisis y cálculo de los impuestos.En plena era digital resulta peligroso confiar en la memoria; de ahí la importancia que toman los sistemas contables y de gestión, sobre todo para dar respuesta a los múltiples requerimientos mensuales que generan los diferentes organismos de control en nuestro país.
Herramientas
Existen muchas herramientas para realizar la planificación fiscal. Obviamente, importan los profesionales contables, pero también la fecha de cierre del ejercicio fiscal unida a la actividad que realiza la empresa, los contratos utilizados, el manejo de los saldos impositivos, el leasing, el pedido de exclusiones, los aportes a SGR, la valuación de stocks, etc.
Según un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), en los tres niveles de gobierno existentes en la Argentina rigen al menos 163 impuestos. El sector agropecuario no es ajeno a esta problemática de liquidar y retener tributos que generan un alto costo de administración.
Frente a este "socio" que absorbe el 68% del resultado, los productores deben contratar asesores y contadores comprometidos con la empresa y su producción, que puedan interactuar con todas las áreas. Deben buscar que la información generada fluya para poder analizar los diferentes negocios con la mayor frecuencia posible y con la velocidad necesaria para que la herramienta sea útil en la toma de decisiones.
Es fundamental tomar el compromiso con la actualización y mejora continua en el equipo contable, sobre todo en un país que genera permanentemente leyes, resoluciones y nuevas cargas operativas que afectan al sector.
Hay que evitar que al empresario le gane "la diaria". Y recordar una definición de Peter Drucker: "La planificación a largo plazo no es pensar en decisiones futuras, sino en el futuro de las decisiones presentes".
Todos los que lideran empresas tienen la responsabilidad de generar valor a través y con ellas para que se derrame en los equipos, en los clientes y en la comunidad; de esta forma se estará generando un aporte para una Argentina mejor, un requisito de esta hora.
El autor es referente de Gerenciamiento de Empresas de AZ-Group
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