De acuerdo a un informe de AZ-Group, por la baja del poder adquisitivo pasó de adquirirse con la remuneración básica de 70 kilos a 43,5 kilos
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Además de una inflación interanual del 142%, una pobreza por encima del 40% y reservas en rojo en el Banco Central (BCRA), Alberto Fernández se va de la presidencia con otro indicador malo: por la caída del salario real [con la remuneración mínima], hoy los consumidores pueden adquirir 26,5 kilos de asado menos que en 2019, antes del inicio de la gestión del mandatario saliente.
El dato se desprende de un relevamiento realizado por la consultora AZ-Group y grafica la magnitud de la pérdida del poder adquisitivo de los argentinos en línea con la estampida de la inflación, en especial con el salario mínimo.
Según el análisis de Francisco Ravetti, integrante de la consultora, con un salario mínimo de octubre de 2023 [$132.000] se podían comprar 43,5 kg de asado. “Este valor está 21% por debajo del promedio de los últimos 6 años (55,3 kilos) y lejos de los picos de 70-80 kilos que se podían observar años atrás”, agregó.
Pero hay más: de acuerdo al experto, el valor correspondiente a octubre último “está alejado de los 70 kilos de asado que se podían comprar con un salario mínimo en octubre de 2019 [$16.875], antes de la asunción del binomio Fernández–Fernández a la presidencia de la Nación, luego de derrotar a Mauricio Macri en las urnas”. En 2019 había campañas en redes que decían que con Fernández iba a “volver” el asado.
Estos datos reflejan que hoy son 26,5 kilos menos de asado los que se pueden adquirir con el salario mínimo. “El consumo interno de carnes está muy debilitado y este año, en reiteradas ocasiones, fue el motivo por el cual no se pudieron trasladar todos los aumentos de precios de la hacienda del mercado de Cañuelas al mostrador de la carnicería o a la góndola”, apuntó la consultora.
Vale recordar que hasta hace unos meses la hacienda y la carne al público estaban de 30 a 40% por debajo de la inflación interanualizada. Sin embargo, con la recomposición registrada pasó por encima.
En pocos días más se conocerá un nuevo informe del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva) que dará cuenta de la actualidad de la actividad. Sin embargo, a octubre último la carne exhibía un salto interanual del 162,7%.
Impacto
Como ha informado este medio, desde fin de octubre último particularmente la hacienda trepó un 31% y al menos 15 puntos se dieron en las dos semanas pasadas. Diversos expertos han alertado que habrá un corrimiento a precios al público o el mismo en rigor ya está ocurriendo.
En 2019, el consumo de carne por habitante cerró, de acuerdo al Ipcva, en 51 kilos. En 2023, según la Secretaría de Agricultura, hasta ahora el promedio anual se ubica en 50,86 kilos por habitante año. Si bien han crecido otras carnes como la aviar y el cerdo, la pérdida de poder adquisitivo ha repercutido sobre los cortes vacunos y esto más allá de que el gobierno saliente intervino el mercado con mecanismos como cierre de exportaciones, cupos y un control para que no se vendan al exterior siete cortes populares. Todo con la excusa de mantener los precios que igual subieron.
Según AZ Group, hacia adelante se espera “algún repunte del consumo del corte emblemático para las reuniones de los argentinos por el cobro del aguinaldo y por el natural mayor consumo estacional por las fiestas de fin de año, pero con pocas posibilidades de mantenerse en 2024, por los mayores costos que tendrán que enfrentar las familias luego de las medidas de ajuste del presidente Milei”.
En este marco, la consultora indicó: “Históricamente la carne vacuna ha sido un bien salario, es decir un producto que concentró las miradas de todos los gobiernos preocupados porque no se les escapara la inflación. Además, en los últimos años, el presidente Alberto Fernández había prometido que volvería el asado a las mesas de las familias argentinas. Pero esa promesa no se cumplió. Desde que se inició el mandato del presidente saliente hasta hoy, el asado se encareció si se considera el salario como moneda de pago. Es decir, la remuneración de los argentinos perdió poder adquisitivo en términos de consumo de carne, un fenómeno que se extiende a otros alimentos y bienes”.
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