Productores y técnicos destacaron que las recientes precipitaciones aseguraron una buena producción de trigo y permiten acelerar con siembras pendientes para el maíz y la soja; si el clima termina de acompañar, el ciclo 2024/2025 podría generar exportaciones por US$32.000 millones
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“Se dio vuelta la taba”, se suele decir en el campo cuando una situación complicada se revierte y cambia la racha de suerte. Las recientes y generalizadas lluvias que se presentaron en gran parte de la región productiva del país convirtieron la desazón, el nerviosismo y el temor de los productores en un gran alivio. Solo 10 días atrás, el escenario que atravesaba el sector agropecuario era de mucha preocupación, con un 80% de la superficie en la región agrícola núcleo con una sequía muy fuerte y con un trigo que semana a semana venía cayendo en los rindes. Ahora el trigo podrá terminar su ciclo y los productores avanzar con siembras pendientes de maíz, según las regiones, y acelerar con la soja. Si las lluvias acompañaran en los próximos meses, ya que hay previsiones de un fenómeno de algo menos de precipitaciones con La Niña, la cosecha total de la Argentina podría ubicarse en 137 millones de toneladas de granos y aportar unos US$32.000 millones en exportaciones, por encima de los 30.000 millones de dólares del último ciclo.
“Es la noticia del momento. Ya la mitad del cereal [por el trigo] estaba de regular a malo en la región y las lluvias llegaron en un momento justo para parar las pérdidas, para aprovechar estos milímetros para el llenado y sostener rindes que habíamos bajado un 10%”, describió Cristian Russo, jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Pese a las lluvias de ahora, respecto del maíz, en la región núcleo la ventana de siembra del cereal temprano casi se cerró y un 30% quedaría sin hacer.
Juan Pablo Ioele, asesor de productores en el sudeste de la provincia de Córdoba, consideró de gran importancia estas últimas precipitaciones de octubre. “Puso un piso en los rindes de trigo que hasta estas lluvias el estado del cultivo y su expectativa caía día tras día con la sequía. Y salvó la fecha de primera en maíz; se había podido sembrar muy poco del que estaba presupuestado implantar de primera y, gracias a estas lluvias, se pudo hacer, un poco tarde quizás, pero se pudo sembrar casi todo”, detalló.
“Nos deja un escenario propicio de humedad para comenzar la siembra de soja. Estamos justo al comienzo de la fecha de siembra de la leguminosa y en la mayoría de las regiones estas lluvias van a proporcionar la humedad suficiente para empezar firme la siembra”, agregó.
En este sentido, Cecilia Conde, de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, dijo que el impacto en los cultivos de estos tres días de lluvia en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, centro-norte de Buenos Aires, que también alcanzó a la provincia de San Luis y al norte de La Pampa, es muy bueno: mejoran las condiciones de los maíces que pudieron sembrarse de manera temprana y esto facilitará las posteriores tareas de fertilización que pudieran existir.
Jorge Esponda, productor de Roldán, Santa Fe, destacó: “Son muy importantes en este momento. Cortan una racha de sequía y no es poco. Ayuda a que el poco trigo que está llenando granos sea un poco mejor y a acumular agua en el perfil del suelo. Da un alivio pero tendrá que acompañar más adelante en los meses que vienen hasta febrero porque los precios, las retenciones y la coyuntura de costos de producir son muy preocupante. Todo sea para que la Argentina salga adelante”.
En este contexto, Russo recordó que los dos eventos de lluvias que ocurrieron entre la semana pasada y esta se sucedieron muy rápido. En el primero, las precipitaciones dejaron en promedio en las 36 estaciones en la región núcleo donde llevan sus mediciones, 60 milímetros, con niveles de hasta 110 milímetros.
Y en estos últimos días, del 21 a hoy, destacó, fueron en promedio casi 76 milímetros más para la región, con zonas que recibieron más de 80 mm. “Fue impresionante la cantidad de agua que cayó. Fue un evento un poco más agresivo e intenso que el primero que conlleva a que probablemente este nivel de lluvia no tenga la misma eficiencia de infiltración que el anterior. Esperábamos algo más de 30 mm, pero este nivel de lluvia cambió las expectativas sobre todo para soja cuya siembra va a empezar a cobrar fuerza la próxima semana y va a tener muchas más hectáreas que el ciclo anterior”, afirmó.
Juan Pablo Carrera es de Victoria, Entre Ríos: allí también el agua fue más que importante. “Claramente era necesaria el agua para el trigo, que está llenando el grano. No resultó beneficiosa, en cambio, para la definición de cantidad de espigas ni de granos por hectárea, pero sí para la etapa final de estos”, señaló.
Destacó que ayudan las temperaturas benignas de los últimos días, que pueden contribuir a que se estire el proceso de llenado del grano y eso repercuta en el rendimiento. “Para la arveja las lluvias llegaron muy tarde porque se cosecha antes. En tanto que para el maíz temprano que ya estaba sembrado y bien nacido, pero no había recibido nada de agua, las últimas lluvias le dan panorama positivo hacia adelante. La siembra de soja en la zona se inicia alrededor del 20 de octubre y da una ventana hacia adelante muy favorable para empezar las siembras con buena humedad”, explicó.
En Bigand, provincia de Santa Fe, el productor José Luis Roca está entusiasmado porque “llovió, llovió bien, 100 milímetros la semana pasada y ahora otro 100″. Comparó: “Ahora fue un poquito más violento pero una linda lluvia también, esperándola con los brazos abiertos acá porque estábamos mal. Se había sembrado algo de maíz y nacía mal. Ahora vamos a sembrar lo que falta y empezar con la soja ni bien se pueda. Los trigos estaban necesitando agua, creo que fue buena la lluvia así que vamos a tener, si no sucede nada raro, buena cosecha de trigo. Esperemos que continúe”, anheló.
Con una mirada más precavida, Nicolás Udaquiola, director de AZ-Group, dijo: “Las lluvias trajeron tranquilidad momentánea, pero después deberemos seguir recibiendo lluvias para completar una buena campaña”.
Los números del nuevo ciclo
Con la campaña fina ya casi hecha (estiman unas 18 millones de toneladas de trigo y 5 millones de cebada), estas lluvias bastante generalizadas vienen muy bien para la campaña de granos gruesos. Para los campos donde en los mapas de suelo empieza a recomponerse el tema hídrico no solamente a nivel de la capa para la siembra, sino también a nivel del perfil. Es decir, dicen que se puede sembrar y, además, tener agua en el perfil.
Para Gustavo López, analista de la consultora Agritrend, la incertidumbre está en saber cuál será el mix de siembra de los cultivos gruesos, donde se espera que haya 6,2 millones de hectáreas de maíz, una caída de casi un millón de hectáreas respecto del último ciclo, y 1,3 millones de sorgo, que ganará hectáreas que en parte no se harán con el maíz porque el año pasado este último cereal fue afectado por la plaga de la chicharrita y afectó su intención de siembra.
“La gran ventaja se va a la soja, que se potencia como soja de segunda con el trigo y cebada, y soja de primera. Definida casi la cosecha en el hemisferio norte, en los Estados Unidos, ahora todos los ojos están puestos en América del Sur”, dijo a LA NACION López.
“En este esquema, las primeras estimaciones del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) para el maíz, de cerca de 50/51 millones de toneladas, podría ser un poquito menor: 48/49 millones. Parecería bastante lógico, es una buena producción. En el caso de soja puede ser la más beneficiada por área y obviamente por mejor rendimiento. El año pasado fueron 50 millones de toneladas y este ciclo podemos alcanzar las 54 millones”, agregó.
En conclusión, dijo que en toda esta estructura, con un trigo de 18 millones de toneladas de cosecha a fin de año, un maíz de 49 millones y una soja de 54 millones de toneladas, entre otros cultivos, se puede estar cerca de los 137 millones de toneladas finales [129 millones en el ciclo pasado].
“Distan del último récord que fue 2018-2019, con niveles en torno a los 141 o 142 millones de toneladas; pero es importante, sería un nivel atractivo, aunque con precios FOB bastante más bajos. Va a haber más producción y cerca de los 100 millones de toneladas de exportación. El año pasado fueron 87 millones; con la caída del precio, se va a estar en niveles de ingresos en torno a los US$32.000 millones, contra US$30.000 millones de 2023”, señaló.
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