La industria del aceite dice que gastó US$60 millones extra para que no suba el precio al público

Apenas se desató la invasión de Rusia a Ucrania, la industria aceitera debió desembolsar US$60 millones extra en el fideicomiso creado para evitar que suban los precios internos del aceite. En 2021 el sector había destinado un total de US$190 millones para todo el año en ese mecanismo.

El dato lo dio a conocer Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), durante una jornada de la Asociación Argentina de Girasol (Asagir). El ejecutivo precisó que el mayor gasto ocurrió al subir en febrero pasado, de un día para el otro, de US$1300 a 2450 dólares por tonelada el FOB. Ucrania venía siendo el mayor exportador de aceite de girasol del mundo.

“Un día de febrero se le ocurrió a los rusos invadir Ucrania”, dijo Idígoras durante su intervención en el bloque del que participó junto a Marcelo Elizondo, especialista en negocios internacionales. Con el conflicto bélico, en febrero pasado “el 75% de los aceites dejaron de ser comercializados”.

Hoy el precio a salida de fábrica del aceite en botella de un litro es, en promedio, de $280, pero en la actividad dicen que debería estar en $550. La industria solventa la diferencia con el fideicomiso. “Lamentablemente, nos tocó sentarnos a ver cómo reeditábamos el fideicomiso aceitero, porque dos potencias decidieron entrar en guerra. El mundo cambió y generó una corrida de precios”, añadió.

Por la guerra, hubo una fuerte reducción de las exportaciones del aceite de girasol de Ucrania. En este contexto, para Idígoras hay una gran oportunidad para este producto.

“Se viene una reacción de un crecimiento de la producción de girasol del 26,4% [de 3,4 a 4,3 millones de toneladas en el país]. Esto potencia los mercados y a los compradores. Los compradores evalúan el riesgo”, indicó. “Hoy recuperamos el espacio de confianza. Podríamos crecer mucho más en los próximos años, aunque sabemos que habrá crisis macroeconómica y [problemas] con los tipos de cambio. Pero el resto del mundo tiene una demanda insatisfecha”, amplió.

Por su parte, Marcelo Elizondo se refirió a que cada vez hay más integración del capital internacional. También señaló que dentro de la producción hay más componentes de la ingeniería, tecnología y software enfocados en las calificaciones de producción. “Los intangibles son cada vez más importantes para ganar mercados”, advirtió.

Además, agregó: “No se trata solo de saber hacer, sino de hacer un acompañamiento”. Destacó que es importante tener socios de vinculación para el tráfico de datos, la capacidad de cumplir con los mercados.

El experto señaló que el mundo atraviesa una constante revolución tecnológica, por lo que es necesario mejorar la capacidad de producir, ya que los cambios y las demandas sociales también repercuten en el sector agropecuario. Por ejemplo, el cambio climático, la pandemia y el impacto geopolítico de la guerra en Ucrania son los principales detonantes que deben invitar a los productores a prepararse distinto ante los nuevos desafíos.

”Para competir internacionalmente, más que buenos productores hay que ser una buena empresa. El 70% de los cambios viene desde el sector privado, el 30% del sector público, de sistemas educativos y las ONG”, aseveró. Añadió que el mundo está cambiando el viejo paradigma y pasando al de calidad y para dar valor.

“Ahora es difícil tener éxito solo. Lo que viene son los negocios friendshoring, ser confiable para quién viene a comprar. Es importante como país saber jugar y ser importante en la incidencia política”, indicó. Recordó que se debe producir cumpliendo muchos requisitos urgentes que exige la sociedad.

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