En lo que va de 2023 se redujo el ingreso de productos del exterior y los despachos a campo; se vienen meses claves para el cereal
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El letargo proceso para la aprobación de los permisos del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) tiene preocupada a la industria de fertilizantes. El temor a que puedan faltar insumos para la campaña de maíz tardío, que se inicia sobre noviembre-diciembre, está latente y esto motivó ya un trabajo conjunto con la Subsecretaría de Agricultura para tratar de evitar problemas. Según mencionaron durante un encuentro organizado por la Asociación Civil Fertilizar en la que se resaltaron los valores nutricionales de la soja en las diferentes formas de consumo, hasta septiembre de 2023 se despachó a campo un 5,6% menos de producto que en 2022 y un 25,3% por debajo de 2021. Hasta ese mes en 2021 se envió a campo 3,944 millones de toneladas, mientras que para 2022 fueron 3,122 millones de toneladas y 2,947 millones de toneladas este año.
En tanto, las importaciones a septiembre pasado reflejaron que la industria trajo del exterior un 19% menos respecto del año pasado, pero también ingresó al país un 39% menos que en 2021.
María Fernanda González San Juan explicó que los despachos suelen acompañar la recuperación de humedad de los perfiles del suelo, por lo que esperan que tras las últimas lluvias estos se sostengan. “En la medida que se recarguen los perfiles es indispensable que se recuperen los números de 2022. En 2023 es posible que se vaya acompañando”, aseveró. El 70% de la oferta de los fertilizantes, añadió, son importados.
Jorge Bassi, vicepresidente de Fertilizar, dijo que hoy la aprobación de la importación de las SIRAS para los fertilizantes “es minuto a minuto”. Como sucede en las otras cadenas, se pone en juego la credibilidad de la Argentina con los proveedores del exterior que cada vez tienen “menos ganas” de enviar productos o hacer negocios con las nacionales. Los fertilizantes trabajan con 70 o 90 días vista.
“Hoy, con las importaciones que están aprobadas y los barcos llegando hacia fin de año va a haber un recorte de stocks, porque siempre hay stocks hacia fin de año. Hay que seguir comprando y abasteciendo el mercado para el maíz tardío y las fertilizaciones que se producen en enero y febrero. Buena parte importante se van a respaldar con la producción nacional, pero hay que sumar un volumen. Estamos llegando al final del camino. Creemos que vamos a poder abastecer la campaña, pero todavía dependemos de que fluyan esas importaciones en la Argentina, que nos acepten los nuevos negocios y que el Gobierno nos deje emitir los pagos y se acepten las importaciones. No es una situación solucionada o que no se pueda, pero es un trabajo que dependemos de la voluntad gubernamental para poder continuar”, sostuvo.
Hubo una disminución en la importación del 20% de fertilizantes y se hizo a precios mucho menores que el año pasado. Los precios internacionales habían subido por la guerra en Ucrania y luego se ajustaron a la baja. “Este año probablemente sea la mitad a nivel divisas en importaciones para el país respecto del año pasado. La Argentina importó mucho, pero no está en este insumo el aumento de las divisas, porque este requirió menos que el año pasado. Esperamos que se entienda la necesidad de esta industria de completar las importaciones para dar apoyo a los productores que a partir de diciembre van a aportar muchas divisas con la cosecha del trigo, la soja y el maíz”, advirtió.
Hasta febrero próximo el sector de los fertilizantes tiene una fuerte demanda. En el Gobierno, contó, les plantearon que el inconveniente se va a solucionar de acá a enero; la demanda más fuerte se presentará el mes próximo. “El barco para que esté en el campo en enero tiene que estar a flote en noviembre. Hay una decisión de la industria de hacerlo flotar en noviembre”, dijo.
Martín Díaz Zorita, de DZD Agro y docente e investigador en la Facultad de Agronomía Universidad Nacional La Pampa, a tono con la temática de la jornada, donde la soja fue la gran protagonista, añadió que el productor que fertiliza la oleaginosa está aportando hasta el 60% de las necesidades de fósforo, por lo que los rendimientos van de acuerdo con las estrategias de nutrición. Explicó que con estrategias balanceadas de nutrición los rendimientos mejoran del 15 al 23%.
“En la Argentina, los cultivos de soja fertilizados representan menos del 40% del área total cultivada. En esa fertilización la dosis de fósforo y de azufre, los dos elementos más usados, explican en el mejor de los casos las necesidades de rendimientos que un 60% menores que los actuales”, planteó. Es decir, que el aporte de nutrientes es todavía por debajo del óptimo.
El 60% restante del área no se fertiliza y se realiza sobre la misma superficie donde ya se tiene medido que los suelos aportan en no más del 70% en condiciones de insuficiencia. La Argentina podría mejorar su producción con ajustes moderados de dosis con productores que ya fertilizan y el reconocimiento que nutrir bien la soja tiende a mejorar la producción en el resto del área. “Esto se trata de una incorporación tecnológica; estos cambios son decisiones mayormente culturales no solo económicas, donde se adaptan la necesidad de mejorar las condiciones del crecimiento del cultivo”, indicó.
Luego añadió: “La relación de insumo-producto, en cuanto fósforo y producción de soja es una condición semejante a la histórica. No está en condiciones diferentes a lo que ha venido evolucionando en los últimos 10 años de insumo-producto”, ejemplificó.
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