En este momento la capacidad ociosa llega al 68% y solo se procesa el 32% de la capacidad de molienda máxima, lo que genera un aumento de los costos operativos de las fábricas
Todos los indicadores económicos, comerciales, de ingreso divisas, de ventas por parte de los productores, de ingreso de camiones, de industrialización, de márgenes de molienda y de otras acciones operativas resultaron en el peor mes de la industria aceitera, reflejado en la fuerte caída en la molienda de soja y en el ingreso de divisas más bajo de los últimos 19 años durante febrero.
La fuerte baja en la producción de soja como consecuencia del efecto devastador de la sequía fue blanqueada esta semana hasta por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, que en el informe mensual publicado el miércoles redujo su proyección de cosecha argentina de 41 a 33 millones de toneladas, contra los 44 millones de la campaña 2021/2022.
Fuentes privadas están estimando que la cosecha de soja de nuestro país podría no superar los 30 millones de toneladas y el rango de proyecciones va de 25 a 30 millones de toneladas, la verdad la sabremos cuando ingresen las cosechadoras.
Los principales perjudicados por la sequía son los productores, luego, las empresas de servicios de cosecha y transporte de granos, los acopiadores, las cooperativas y la industria aceitera. El Gobierno podrá enfrentar un menor ingreso de divisas, pero debido a las retenciones que impactan sobre el ingreso bruto seguirá recaudando, mientras en frente hay productores que se están fundiendo. La caída en el ingreso de divisas atribuible solamente al complejo soja podrá superar los US$9000 millones, consecuencia del menor volumen de soja procesado que se proyecta para 2023.
Podemos estimar en números redondos que la cosecha de soja este año sufrirá una caída de 15 a 20 millones de toneladas respecto de año anterior. Y este dato, que no es un tema menor, es el principal factor de impacto negativo sobre la competitividad del complejo agroindustrial aceitero. Conforme baja la producción hay una baja directa y correlativa sobre el volumen de procesamiento de soja. Si baja el volumen de soja procesada se produce un impacto directo en el aumento del costo de elaboración.
En estos momentos, la fuerte caída proyectada en la molienda de soja tendrá impacto negativo en el Índice UCI, conocido como el porcentaje de Utilización de la Capacidad Instalada, el cual se redujo el 13%, pasando del 45% en diciembre al 32% en enero. Estamos en el peor registro del Índice Utilización de Molienda de Soja de los últimos años y esto genera un aumento directo de la Capacidad Ociosa Industrial (COI).
Actualmente la capacidad ociosa llega al 68% y solo se procesa el 32% de la capacidad de molienda máxima, lo que genera un aumento de los costos operativos de elaboración, pues no permite diluir los costos directos. En la práctica, una de las formas que tiene la industria de compensar el aumento de los costos de elaboración es bajando el precio de la soja que le paga al productor, esto es así en cualquier proceso industrial y en cualquier parte del mundo. De la misma forma que la industria puede mejorar su poder de compra aumentando su volumen de procesamiento de soja.
Y una forma de aumentar la oferta de soja que nos quitó la sequía es elevar las importaciones de soja a un mínimo de 10 millones de toneladas, algo muy probable entre la oferta de soja de Paraguay y de Brasil, en un año donde la cosecha de ambos países es récord.
El autor es presidente de Pablo Adreani y Asociados
Otras noticias de Mercado de granos
Más leídas de Campo
Hito científico. El INTA logró secuenciar el genoma de la temible plaga que este año golpeó al maíz
Medida. El Gobierno dispuso un mayor control para evitar el comercio ilegal en semillas de soja y otros productos
“Pueden resistir unos días más”. Desesperación y 7 horas de viaje para que no se mueran ovejas en la región más fría del mundo
Vacunos. Fuerte descenso del valor de la hacienda en el Mercado Agroganadero de Cañuelas