Gustavo Morello explicó la importancia de tomar la responsabilidad social empresaria con una visión estratégica y como un trabajo permanente y a largo plazo
En los últimos años, la filosofía de la empresa, sus metas y sus políticas están experimentando una profunda transformación. Cada vez más, se evidencia la importancia del compromiso que aquélla debe establecer con la comunidad en la que se inserta, a través de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE).
Este fue el planteo central que el especialista en el tema Gustavo Morello realizó durante el Congreso de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) de la región Semiárida, quien consideró los aspectos principales vinculados a las empresas de campo.
La temática está relacionada con la consideración de que toda organización forma parte de lo público, por lo que sus acciones deben contribuir a mejorar el ámbito institucional, político y social en el cual desarrolla su actividad.
"Este cambio en la concepción del negocio involucra aspectos que tienen que ver con la ética y con la calidad de la relación que la empresa establece con sus integrantes, sus proveedores, sus clientes, con el medio ambiente y con la sociedad en su conjunto", destacó Morello.
Según el especialista, sea cual sea su envergadura o el sector en el que opera, toda empresa tiene un impacto económico, ambiental y social que hoy es puesto bajo la lupa, en respuesta al cambio de expectativas de sus principales públicos de interés.
"Por esta razón, un gerenciamiento responsable parte de identificar el impacto que ejerce sobre el entorno y de tener la convicción para instrumentar los cambios necesarios para reducir los aspectos negativos y potenciar aquellos que contribuyen a hacer sostenible la propia actividad económica y la de la sociedad en su conjunto", explicó Morello.
Así, mientras algunas condiciones favorecen el crecimiento y la innovación, otras lo retrasan. "Entornos inestables, con amplios sectores de la población sumidos en la pobreza y reglamentaciones que reducen los márgenes de rentabilidad agudizan, sin dudas, la tensión entre los actores sociales y nos detienen en una mirada a corto plazo", destacó el experto.
En este contexto, no se puede pensar en un país sustentable si sus empresas no lo son y no hay empresas sustentables sin una comunidad que las contenga.
"No pueden desarrollarse empresas fuertes en países quebrados, ni empresarios ricos en empresas pobres", dijo Morello.
"Como integrante de la comunidad, la empresa debe contribuir a la reconstrucción de la trama humana de la sociedad, atendiendo a sus dos aristas más preocupantes en la Argentina: el déficit de la calidad institucional y los elevados índices de pobreza", apuntó el experto.
Para enfrentar esta situación, explicó Morello, la empresa tiene que redefinir su rol y apuntar a la formación de los ciudadanos ubicándose en la vereda opuesta a los malos tratos, a la arbitrariedad y al autoritarismo.
"También debe procurar la recuperación del sentido de la vida, preocuparse por el prójimo y por el servicio a la verdad. En su lucha contra la pobreza, la empresa debe ser capaz de generar riqueza y crear nuevas oportunidades, fomentando la igualdad de todos sus integrantes", dijo Morello.
Iniciativa permanente
Otro de los puntos centrales de la charla fue la definición de la RSE como una política y una iniciativa de carácter permanente, con cierta continuidad o periodicidad, lo que significa que hay una asignación de recursos económicos y personas responsables de esta iniciativa.
"Es decir que una acción de este tipo requiere el apoyo explícito de la dirección empresarial. Además deben ser emprendidas en favor de las personas y de su dignidad; éste es el criterio principal de la actuación empresarial: de algún modo deben mejorar la vida de los colaboradores, hacerlos crecer en algún aspecto", destacó el especialista.
Para Morello, estas acciones aportan valor a los grupos vinculados con la empresa y que fortalecen los valores de libertad, solidaridad e igualdad.
En la actualidad hay un debate acerca de la conveniencia de introducir una regulación estatal, pero Morello considera que lo mejor, sobre todo en nuestro país, es mantenerlas como una iniciativa libre.
Para el disertante, por otro lado, una característica de la organización empresaria es estar orientada a un negocio determinado y las acciones de RSE no son ajenas a este ordenamiento.
Si bien las acciones filantrópicas pueden ser positivas, la RSE supone un paso más adelante. "Las acciones de responsabilidad social deben estar incluidas en la gestión estratégica de la empresa", destacó.
Seguidamente, Morello habló de la conveniencia de introducir una regulación estatal en las iniciativas de RSE y consideró que lo mejor para nuestro país es mantenerlas como una iniciativa libre y voluntaria.
"Si hablamos de ética empresaria -y la responsabilidad social es una forma de referirnos a ella-, estamos frente a acciones libres. En la actualidad, hay un debate acerca de la conveniencia de introducir una regulación estatal en las iniciativas de RSE", explicó Morello al público asistente al congreso.
"Pero, de ser obligatoria, se perdería la potencialidad creativa de las actuales iniciativas de responsabilidad social y se intentaría uniformar experiencias muy distintas entre sí, que tienen un peso relativo importante, y que son muy difíciles de comparar", dijo Morello.
"Además, lo obligatorio no es espacio de debate. Si hay una ley o un convenio colectivo exigible por una autoridad competente, no estamos frente a decisiones éticas. Se trata, en todo caso, de cumplimiento o infracción empresaria, pero no se puede proponer el cumplimiento de una ley como iniciativa de responsabilidad social", agregó el especialista.
"Además, muchas consideraciones legales difieren de un país a otro. Estaríamos ante casos de RSE cuando una empresa, que opera en diferentes países, adopta como políticas empresariales los estándares legales más exigentes y respetuosos de los derechos humanos", relató el experto.
"En esta situación, la empresa cumpliría con la ley en un país, pero en el otro actuaría más allá de ella, intentando elevar los mínimos sociales", reflexionó el especialista.
Actores involucrados
En general, explicó Morello, las iniciativas de RSE se dirigen a alguno de los públicos vinculados a la labor empresaria o impactan en varios de ellos. "Esto quiere decir que con cada uno de estos grupos se emprenden acciones que fortalecen los valores éticos de una comunidad".
Una objeción posible a todo lo expuesto es que la RSE no es asunto de la empresa. "Pero frente a esta objeción, la realidad opone su argumento fundamental", explicó Morello.
"Las empresas tienen el deber de involucrarse porque las instituciones argentinas están muy deterioradas, los partidos y la política están desdibujados… El futuro del país es demasiado serio como para dejarlo en manos de otros. Hablar de responsabilidad social empresaria implica, en definitiva responder a la pregunta: ¿En que país queremos vivir?", finalizó el experto.
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