Productores de la provincia de Buenos Aires cuentan que en 60 años nunca vieron una escena similar por la falta de curso de agua
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La sequía causó grandes estragos en la pampa húmeda, donde importantes ríos y lagunas se vieron severamente afectados por la falta de precipitaciones a causa del fenómeno de La Niña. Ejemplo de este escenario fue lo que pasó con el río Salado que, pese a las últimas lluvias registradas en gran parte de la provincia de Buenos Aires, todavía no ha podido recuperar el curso de agua y hoy es parte de un paisaje desértico en varios tramos del mismo.
Juan José Madero es un vecino de la localidad de Pila, provincia de Buenos Aires, y relata que el río Salado con esta sequía se convirtió prácticamente en un “emblema de la tragedia”.
“Verlo seco es impresionante. En estos días algo llovió, pero no agregó nada. Toda el agua que cayó se la ha chupado; para que mejore tiene que llover bastante más”, indicó. En Twitter, Madero relató que, entre Roque Pérez y Saladillo, a la altura de la ruta 205, el río se encuentra “terriblemente seco”.
La Laguna de Gómez, ubicada en Junín, sobre la ruta 7, que como dice Madero es prácticamente como una cabecera para el Salado, también se vio severamente afectada por la escasez de agua. “La Laguna de Gómez, normalmente, está llena de gente pescando y queda un charco cuando se pasa por ahí. La laguna es inmensa, pero más adelante, al entrar a Santa Fe, donde cruza la ruta 7, está la famosa laguna La Picasa, que llegó a cortar la ruta [por la cantidad agua] y hoy está como si fuera un gran desierto”, narró.
La falta de agua generó una situación atípica en la zona. “Hoy se ven todos los molinos, alambrados, las divisiones de potreros, tranqueras que había antes de que La Picasa se desbordara. Antes eso era campo, después se desbordó y tapó durante muchos años; pareciera que con esta seca volvió a su tamaño original. Todo lo que son afluentes y canales de la Cuenca del Salado están secos”, mencionó.
Madero, agregó, que esto podría servir para hacer las obras que están pendientes en esa región. “Lo que me da fastidio es la oportunidad de hacer las obras de limpieza de canales y de redimensionamiento de la red eléctrica para conducir excedentes y hacer los reservorios bien. Dentro de la tragedia esto se hubiese aprovechado, o sea, nos vamos a acordar y lamentar cuando venga el agua”, indicó.
Por los tres años del fenómeno La Niña se presentó “la oportunidad” [perdida] de poder acondicionar todo el sistema hidráulico de la pampa húmeda. No obstante, no ha habido iniciativa para aprovecharla, acondicionar los canales y seguir obras del Salado, ahora que está el terreno seco. “Para que se recuperen esos cursos de agua todavía tiene que llover bastante más”, explicó.
Las lluvias en esa región han sido escasas y repartidas en varios lugares, pero no han sido suficientes para la recuperación del río. Un ejemplo que pone Madero es que para el lado de General La Madrid, han llegado a llover 200 milímetros, mientras que para la zona núcleo fue muy errático, ya que hay zonas que tuvieron 50, 60 o 70 milímetros y en otros, 30 y 20 milímetros. “Ha habido un poco de lluvia generalizada, últimamente, como que se han cortado la seca, pero todavía el agua no hace charco, porque está tan seco que se absorbe inmediatamente”, enumeró.
En tanto, el productor Carlos Grondona sostuvo que el impacto de las últimas lluvias depende de la zona, pero las que se registraron en la mitad de la provincia de Buenos Aires hacia el norte no fueron suficientes.
En 9 de Julio, los 88 mm que llovió en marzo trajeron cierto alivio para el pasto de la hacienda, aunque los cultivos ya no se pueden recuperar. “Están faltando 200 milímetros para poder contar con humedad para sembrar el trigo en junio. Después de las lluvias el río no se recuperó”, indicó.
“Eran lluvias erráticas, en algún lugar llovía y a pocos kilómetros nada, pero llovió en medio de las tremendas olas de calor. En febrero solo fueron 14 milímetros en todo el mes. Entre enero y marzo generalmente llueven unos 350 mm y este año llovió 185 mm. La sequía no está superada”, puntualizó.
Además, contó que al pasar todos los días frente al río Salado nunca había visto un escenario similar. “Había bajado bastante en la sequía de 2018, pero nunca se había cortado el caudal entero como ahora. Hoy lo podés cruzar caminando, mi padre pasa hace 60 años y nunca lo había visto en una situación tan crítica”, comentó.
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