Luego que se viralizara un video en contra de los agroquímicos, un pequeño productor agrícola e ingeniero agrónomo, Esteban Bilbao, contó su propia experiencia para rebatir lo dicho por diversas personalidades
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Luego de la polémica campaña con actores y otras personalidades en contra de los agroquímicos, que causara un enorme revuelo en el campo, a través de una carta Esteban Bilbao, un ingeniero agrónomo que, además, es un pequeño productor que siembra unas 150 hectáreas, buscó responder con argumentos.
“A todos nos habrá pasado en algún momento de nuestra vida que alguien nos acuse o denuncie por lo que somos o por algo que hacemos. Si tienen la suerte de que no les haya pasado me alegro por ustedes, pero vivirlo genera un aprendizaje que ayuda a ponerse en el lugar del otro antes de realizar acusaciones de una forma liviana, sin informarnos bien sobre el tema en cuestión”, comenzó.
“Cuando uno vive en carne propia una situación de estas, como las acusaciones sin fundamento científico que hemos sufrido en estos días los que trabajamos en el campo, pasa por varias etapas emocionales, enojo, desesperación, tristeza y acostumbramiento”, continuó en su relato.
Días atrás, una cuenta de Twitter con pocos seguidores difundió un video donde hablan, entre otros, Leonardo Sbaraglia, Laura Azcurra y Francis Mallmann con un mensaje en contra de los agroquímicos.
“Entre medio es bueno tratar de expresar y contar lo que pasa para tratar de transformar esta mala e injusta experiencia en algo que sume y construya hacia adelante. En relación a esto, la campaña difundida como “Basta de Venenos”, impulsada por una postura ideológica y una creencia de estar salvando al mundo, cuando en realidad lo único que están haciendo es afectándonos a los que trabajamos en el campo y aunque no lo sepan también a los mismos consumidores de las ciudades. Voy a tratar de responder brevemente a las acusaciones lanzadas con análisis sesgados y muchos errores”, señaló Bilbao.
Entre los argumentos, enumeró: “En la producción agropecuaria usamos fitosanitarios para proteger a los cultivos de plagas, malezas y enfermedades y poder producir alimentos en cantidad y calidad. De la misma forma que se utilizan químicos en medicina, limpieza del hogar, combatir plagas en las ciudades (ratas, mosquitos, cucarachas, moscas, malezas en lugares públicos y jardines)”.
“Estos productos se estudian por más de diez años y luego son aprobados por los organismos correspondientes para que se puedan utilizar. Un análisis correcto de la cantidad de fitosanitarios que se utilizan debe hacerse evaluando la cantidad utilizada por unidad de superficie producida, o aún mejor por unidad de producto lograda. Esto nos lleva a la eficiencia, a producir más y mejor por unidad de insumo utilizada. Analizarlo en función del producto utilizado por la cantidad de población no tiene ningún sentido, salvo generar miedo”, indicó.
Por otro lado, aseguró que se sigue “estudiando el tema y probando, pero con la información disponible al día de hoy producir con fitosanitarios con buenas prácticas y cumpliendo la ley es seguro”.
“Y seguimos probando y evaluando las producciones sin fitosanitarios y dan como resultado entre un 20 y un 50% de rinde y productos de menor calidad (por estar afectados por hongos, bichos, etc.), afirmó.
En cuanto a la presencia de fitosanitarios en personas, indicó que “hay empresas que realizan los análisis específicos a sus operarios de pulverizadores y otros empleados que trabajan directamente con estos productos y no han logrado detectar presencia de agroquímicos en sangre u orina”.
“En algún caso puntual se ha registrado alguna detección de productos que están prohibidos hace años, pero no se degradan en el ambiente. La información de las asociaciones de médicos y toxicólogos indican que es muy difícil que llegue una cantidad detectable a gente de las ciudades, que lo importante es ver la cantidad, también analizar otros químicos de otros orígenes. Por ejemplo, el glifosato y otros herbicidas se utilizan en plazas, rutas, alrededor de colmenas y otros, utilizamos insecticidas en el hogar para controlar bichos y para que nuestras mascotas no tengan pulgas y garrapatas. Entonces, en el caso de que se detectara algo es fundamental ver de dónde viene”, sostuvo.
En este contexto, señaló que “los organismos de control son los responsables de ver que no haya contaminación en los alimentos que consumimos, contaminación con fitosanitarios, con bacterias, con hongos, etc”.
“En los estudios que se vienen desarrollando en agua, tierra y aire se han detectado fitosanitarios en algunos casos, pero siempre en cantidades aceptadas por los organismos de control nacionales e internacionales. Así como se encuentran otros contaminantes originados por la actividad humana, como muchos de origen natural. Las estadísticas públicas sobre aumento y distribución de casos de cáncer demuestran un aumento mayor en las grandes ciudades que en los pueblos de zonas rurales, y hay provincias sin producción agrícola con mayores proporciones de casos que las zonas agrícolas”, escribió.
En relación al país, dijo que en la Argentina se produce de una forma que es de las más eficientes y ambientalmente amigables del mundo (esto es reconocido internacionalmente, pero localmente es tapado por este tipo de campañas).
“Cuidando el suelo de la erosión y degradación, utilizando menos combustibles fósiles, produciendo más por unidad de agua utilizada, siendo lo más eficientes posibles cuando agregamos fertilizantes, por cuestiones económicas y ambientales, y sí, utilizando herbicidas para controlar las malezas. Sobre este último punto venimos trabajando mucho, utilizando productos más nuevos y con menos impacto ambiental, y adoptando tecnologías para usar cada vez menos por unidad de producto y usarlos de una forma segura”, contó.
Por último, preguntó: ¿A vos te gustaría que te acusen de asesino, envenenador, genocida? Cuando cualquiera podría acusar de esto por usar combustibles fósiles, tirar insecticida en tu casa, lavandina en tu baño, y ni hablar si tenés una industria o un comercio y usas químicos para limpiar, desinfectar o combatir bichos”.
“A mi no me gusta, realmente me hace sentir muy mal, y trabajo todos los días para que las cosas se hagan de la mejor forma posible, para poder producir alimentos de buena manera y seguir viviendo tranquilo en el pueblo sin afectar a mis vecinos y a mi familia”, finalizó.
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