En Génova, resulta una grata sorpresa caminar por la avenida XX de Septiembre, continuar por vía corso Buenos Aires y llegar a la plaza Tommaseo donde se encuentra la estatua ecuestre "Al Generale Manuel Belgrano Gli Italo - Argentini MCMXXVII".
Este emplazamiento tiene su historia y sus protagonistas.
El doctor Ángel Gallardo, a poco de finalizar su representación diplomática tuvo inquietud: homenajear al General Belgrano, ya que su padre, Domingo, era de Liguria. La piedra fundamental del monumento se colocó en abril de 1925 y la inauguración se realizó el 12 de octubre de 1927.
El acto coincidió con la llegada al puerto de Génova del vigésimo séptimo viaje de la Fragata Escuela Sarmiento. Había zarpado del puerto de Buenos Aires el 27 de mayo al mando del comandante Honorio Acevedo. En el puerto se sumó el acorazado Belgrano. Las calles de Génova estaban empavesadas con banderas argentinas e italianas. El trayecto desde la Estación Príncipe hasta la Plaza Tommaseo, fue ocupado por un doble cordón de soldados de infantería. Una multitud estaba presente mucho tiempo antes de la hora fijada.
Al doctor Gallardo lo acompañó una comitiva desde el hotel Miramar, seguido por otros coches con autoridades diplomáticas. También asistieron sus descendientes, Francisco Chas y Mario Belgrano. El acto comenzó a las 10.30 cuando fue anunciada la llegada del rey Víctor Manuel III en medio de aclamaciones del público y con la ejecución de la marcha real. Los abanderados de los dos países quedaron ubicado uno frente a otro.
El momento de descubrirse el monumento fue anunciado con toques de clarines, salva de cañones y las sirenas de los barcos anclados en el puerto. El rey se adelantó y en medio de la expectativa general oprimió el botón eléctrico, haciendo caer las cortinas que envolvían la figura ecuestre del General Belgrano en medio de grandes exclamaciones. El arzobispo de Génova, cardenal Minoretti, procedió a la bendición del monumento. El maestro Soria, director de la banda de la fragata Sarmiento, acompañó musicalmente con los acordes el Himno Nacional Argentino y 1200 niñas vestidas de blanco, de las escuelas públicas municipales, cantaron la canción patriótica en castellano.
Se gritó un "¡Hurra!" vibrante y las niñas volvieron a cantar agitando las banderitas patrias. Los discursos recordaron la versatilidad del homenajeado, su trabajo abnegado puesto en su compromiso militar, político, economista, filósofo, abogado, educador, diplomático y soldado. El desfile de los guardamarinas fue "perfecto y brillante", suscitó la admiración del soberano y las más vivas felicitaciones.
El bronce utilizado para moldear la figura del héroe y la bandera que levanta en su brazo derecho se utilizó un cañón español rescatado en la batalla de Salta. La obra fue realizada con el procedimiento "a la cera perdida". El bronce del caballo es de calidad común. El granito para el pedestal se extrajo de Sierra Chica, en la provincia de Buenos Aires, enviado sin costo por los buques italianos. El autor de la escultura fue el florentino Arnaldo Zocchi, presente en el acto. Otra copia fue obsequiada por el gobierno italiano para sellar la amistad de los dos países y colocada en la ciudad de Rosario.
El escultor era conocido en Buenos Aires por ser el quien realizó la estatua de Colón inaugurada en 1921. La maestra argentina que visitaba a su familia en Génova, Josefina Bevilacqua, les enseñó a las niñas a vocalizar el Himno en castellano. Un cronista del periódico Secolo XIX destacó la algarabía de la fiesta, "parecía una ciudad sudamericana donde por las calles, los teatros, los hoteles se hablaba el idioma castellano".
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