ROSARIO.- Después de entrar en cesación de pagos el 4 de diciembre pasado, la exportadora nacional de granos y subproductos Vicentín decidió pedir la apertura del concurso preventivo en el juzgado de Reconquista, en el norte de Santa Fe. La firma afronta una deuda total superior a los US$1300 millones.
Luego de que no prosperara como esperaba la empresa una propuesta de pago con los acreedores más importantes, con más de 30.000 dólares por actor, Vicentín decidió presentarse en convocatoria de acreedores. Según señaló una fuente ligada a la firma, la medida se tomó para "proteger los activos" de la compañía y "continuar de una manera más tranquila las negociaciones" con los acreedores.
"La empresa reitera que perseguirá sin descanso, aún en este contexto, sus objetivos prioritarios de defender sus fuentes de trabajo, rehabilitar su operatoria industrial y comercial y concretar una reestructuración de sus pasivos en condiciones y términos que sean mutuamente fructíferos para acreedores y para la empresa", señaló Vicentín en un comunicado.
"Insistimos que no se abandonarán los pasos ya dados para alcanzar la culminación del plan de acción delineado en el comunicado del 5 de febrero de 2020, a cuyo fin Vicentín se propone continuar trabajando con sus proveedores y productores granarios sobre la base de las condiciones ya planteadas", aseguró la empresa. "También seguirá manteniendo las conversaciones avanzadas con el Banco de la Nación Argentina (la firma recibió más de $18.000 millones) y demás instituciones oficiales y con el resto de las instituciones financieras, todo ello con el objeto de llegar a un acuerdo general apoyado en un plan de negocios sustentable sobre esas bases y en el marco de este nuevo contexto", agregó.
El fantasma de la convocatoria de acreedores sobrevoló con fuerza la semana pasada cuando desde la empresa salieron a negar esa versión aunque admitieron en un comunicado que "la firme intención de Vicentín es salir de los problemas financieros actuales mediante un acuerdo con los acreedores en el menor tiempo posible, cualquiera sea la figura jurídica aplicable".
Las últimas tres palabras dejaban abierta la puerta para que la empresa acudiera, en este contexto de crisis y con todas sus plantas paralizadas, a la apertura del concurso de acreedores. Y eso ocurrió hoy en el juzgado de primera instancia, distrito Nro. 4 en lo Civil y Comercial en Reconquista.
Vale recordar que la empresa rosarina Gagliardo Agrícola Ganadera presentó el primer pedido de quiebra contra la agroexportadora. Gagliardo Agrícola Ganadera tiene su sede central en Pérez, ciudad vecina a Rosario, pero nació en la Patagonia en un rubro distinto como es la construcción y las obras viales. A mediados de los años 70 sus propietarios se trasladaron a la provincia de Santa Fe donde "fundaron en el año 1978, Obring SA, continuación de Ecovial SRL constructora fundada en la Patagonia", según la información institucional de la firma.
Un día después de ese pedido de quiebra se produjo el desplome de otro correacopio de peso en Rosario, como es la firma Guardati Torti SA, que anunció el viernes pasado que entraba en cesación de pago. Es la cuarta firma que entra en default en el último año, un sector que se vio afectado en un primer momento por el "reperfilamiento" que anunció el gobierno anterior tras las PASO de agosto y luego por las dificultades financieras que enfrenta Vicentín.
"Debido a múltiples situaciones ajenas a nuestra voluntad, hemos sufrido un impacto de consideración en nuestras finanzas que torna muy difícil el cumplimiento temporáneo de las obligaciones", señaló un comunicado firmado por el directorio de la empresa, que lo integra Ángel Torti, quien luego renunció a su cargo en la Bolsa de Comercio de Rosario.
El próximo miércoles, según informaron a LA NACION desde el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros (SOEA) de San Lorenzo, directivos de Vicentín mantendrán una reunión con los delegados de las plantas de San Lorenzo y Ricardone, donde hay unos 2000 operarios. Según advirtió el secretario general del gremio Pablo Reguera, hay intranquilidad sobre el futuro de esa fuente laboral calificada, en momentos en que la empresa no logra poner en funcionamiento las plantas aceiteras.
Vicentín pagó los sueldos en tiempo pero no abonó el 7 por ciento de aumento que correspondía al final de la paritaria de noviembre pasado.