Tras el primer impacto de la pandemia, la cuarentena y el teletrabajo impulsaron la demanda de madera para reparaciones de viviendas, por la mayor permanencia en los hogares. La crisis sanitaria que vivió la Argentina y el mundo entero golpeó la actividad económica y puso en evidencia realidades no fáciles de distinguir en la vorágine diaria para muchos analistas.
En ese contexto, el sector agroforestal, que posee 1,3 millones de hectáreas cultivadas el país y más de 100.000 pymes asociadas a lo largo de toda la cadena, mostró ser una actividad dinámica y fuertemente superadora. Es que, pasado el shock de los primeros meses de confinamiento, la demanda de productos de base maderera se incrementó de forma exponencial provocando desconcierto en todos los actores.
En las primeras semanas, muchas pymes sufrieron una caída abrupta en su actividad y, aun trabajando como esenciales, no alcanzaban a recuperar las ventas de principios de año. Pero luego la situación cambió: así, en tanto que en el eslabón final, representado por las distribuidoras madereras y las grandes tiendas, recuperaron ventas en ese mismo lapso.
Este comportamiento mostró una situación muy particular, diferente de la que se esperaba bajo una crisis sanitaria, que supuestamente afectaría negativamente a la demanda, sobre todo con aumentos de precio en el insumo inicial.
Un gran indicador de referencia para la demanda maderera es el ritmo de la construcción contabilizado por el índice ISAC, del Indec, que evidenció una recuperación en "V", pasando de un piso de -76.2% en abril respecto mismo mes del año anterior, a un valor de -17% en agosto.
Pero bien se sabe que pasar a un escenario "menos peor" no significa una verdadera recuperación. Para muchos solo consiste en cumplir con el pago de deudas y será necesario transitar varios meses antes de sacar conclusiones definitivas.
Explicaciones
Este comportamiento positivo de la agroindustria forestal en plena pandemia tiene su explicación: desde lo privado, las medidas de confinamiento han promovido un aumento en las reparaciones de viviendas, debido a la mayor permanencia en los hogares.
En ciertos casos, el crecimiento de la modalidad de teletrabajo genera una remodelación de viviendas e, incluso, el cambio desde departamentos a casas de mayores superficies, alejadas de la ciudad y con mayores componentes de madera.
Cabe destacar la notable mejora de los nuevos sistemas constructivos en seco, que para el caso de los que utilizan madera, han desarrollado en poco tiempo modelos de viviendas de alta prestación, con las ventajas de acortar los plazos y reducir los costos. Desde lo público, el sector espera que los programas de financiamiento como el Procrear sostengan la demanda en el tiempo.
Ventajas del sector maderero
¿Qué es lo particular del sector maderero? En las grandes distancias que se deben recorrer en nuestro país, contamos de un producto no perecedero, renovable, reciclable y que desde su cultivo hasta industrialización cuenta con niveles de agregado de valor bajo, medio o alto.
Esta cualidad le permite al sector reaccionar antes distintos escenarios y conducir el insumo hacia un canal u otro, sin grandes costos de almacenaje o caducidad. La clave de su entramado consiste en la multiplicidad de usos que tiene la madera en nuestro país: estructuras, viviendas, revestimientos, muebles, tendidos eléctricos, cercos, pallets, decoración, cajonería, papel, higiene sanitaria y bioinsumos, entre otros.
Significa que se vincula y crea sinergias con muchas actividades: construcción, fábricas de muebles, fábricas de productos para la higiene (pañales, servilletas, insumos médicos), transporte, telecomunicaciones, generación de energía eléctrica y calórica, industria de aglomerado, protección y soporte para hortícolas y vitivinícolas, artesanías y reciclado, transporte de fruta y verdura, y exportación.
Pero parte de la respuesta también se encuentra en el campo, ya que en las últimas décadas el cultivo de pino y eucalipto que se produce en la Mesopotamia ha sufrido enormes transformaciones: introducción de genética de avanzada con plantines híbridos y clonales de mejor tolerancia al clima y a las plagas; tecnología que permite seguimiento de plantaciones vía satelital e introducción de maquinaria más segura y eficiente para cosechar; realización de manejos agronómicos sustentables que logran ciclos de producción de 5 a 15 años respetando altos estándares ambientales y superando en tasa de crecimiento anual a la mayor parte de los productores forestales del mundo.
Un cultivo que logra producir 40.000 kilos por hectárea se transforma en un insumo estratégico para un país que hace décadas posee un enorme déficit en su balanza comercial maderera.
En la consultora AZ-Group realizamos el seguimiento de estadísticas y de indicadores del sector y lanzamos un área de relevamiento de operaciones para colaborar en la generación de información valiosa para toda la cadena.
Nos preguntamos ¿cómo se puede imaginar un escenario a mediano plazo para esta agroindustria? La ventaja en la Argentina es que las plantaciones ya están maduras y sólo hace falta un poco más de planificación estratégica para que el conjunto de los actores de la cadena y las responsabilidades públicas logren un salto superador que beneficie a todos los argentinos.
Alentar la producción de madera de calidad y favorecer inversiones para su industrialización son las claves para generar productos competitivos que puedan abastecer la demanda creciente de los mercados interno y externo.
El autor es responsable del Área Forestal de la consultora AZ-Group
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