Diversos sectores piden que se comprenda el funcionamiento de cada actividad y quieren que la medida sea por un mayor plazo que el anunciado
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CÓRDOBA.- Aunque faltan detalles del anuncio del “dólar economías regionales” que hizo el ministro Sergio Massa y que regirá desde el 20 de este mes al 30 de diciembre próximo, la percepción generalizada en el sector es que no sirve para mucho. Los referentes señalan que estos productos no tienen la lógica de la soja. Lo que reclaman es un tipo de cambio competitivo permanente. La idea es trabajar para que se prorrogue, ya que había sido un pedido de los productores.
Jorge Day, economista del Ieral, de la Fundación Mediterránea, precisa que la “infinidad” de dólares que existe en la Argentina es porque cada sector “va presionando”.
“El temor del Gobierno es que la consecuencia de un salto devaluatorio sea que se escape la inflación -añade-. Si hubiera confianza, aumentan por única vez los precios y después se frenan, pero acá no pasaría”.
A su entender, lo mejor sería quitar o bajar las retenciones a las economías que las tienen porque así se “benefician a todos”.
“No lo hacen, supongo, porque lo ven como recaudación y tampoco dan un dólar especial todo el año porque habría un salto inflacionario. Todos son parches”, dice.
Day enfatiza que no se puede suponer que este nuevo dólar tendrá el efecto del “dólar soja” porque el modelo de trabajo es diferente. “No hay un stock de producción esperando un mejor momento para vender; no funciona así”.
Cristian Klingbeil, presidente de la Asociación de productores Agrícolas de Misiones -yerba mate, té, tabaco- empieza por decir que “enhorabuena se acordaron” de las economías regionales, pero detalla que, por ejemplo, el té se exporta “durante todo el año”. La cosecha acaba de comenzar (más tarde de lo habitual por las heladas) y los envíos al mundo se hacen “a medida que llegan los pedidos”.
"No hay un stock de producción esperando un mejor momento para vender; no funciona así"
Jorge Day
“No acumulamos todo y exportamos. Cuando sale una venta, se hace, si no perdemos con competidores como Kenya, Sri Lanka o India”, sostiene.
En el caso de la yerba, también el mercado externo es “continuo; hay meses de dos millones de kilos y otros de tres millones”. Plantea que habrá algunos que podrán vender “un poco mejor” en los 40 días de la medida, “pero no es un salvataje; no hay una mejora de rentabilidad para toda la temporada”.
“Necesitamos un dólar más cercano al dólar tarjeta -resume Kilgbeil-. En el interior pagamos el combustible más caro, las tarifas eléctricas son más altas, no hay gas. Hay que abaratar la logística, usar más la hidrovía. Lo que nos favorecería es que salga como ley el proyecto para economías regionales que está en el Congreso”.
Desde el Grupo Marchi, productor y exportador de ajos, Juan José de Marchi es taxativo: “En el período establecido ni siquiera estaríamos comenzando las exportaciones, que son desde diciembre en adelante. Todas estas medidas son parches que ponen para disimular la película. Necesitamos un tipo de cambio diferenciado y plazo, ninguno de nosotros hacemos nada con 40 días”.
Problemas que se acumulan
El presidente de la Asociación Citrícola del Noroeste Argentino (Acnoa), Pablo Padilla, ratifica que las economías regionales “no son la soja”; se trata de actividades temporales. La exportación de cítricos frescos terminó hace tres meses y los plazos de cobro, son de unos 60 días. Estima que puede quedar pendiente alguna cobranza de derivados industriales, que se hace entre 120 y 150 días después del embarque. También subraya que si el precio del dólar que se de es de $200, “no alcanza”.
“Con la actual disparidad cambiaria, producir para cualquier economía regional es imposible -dice José Carbonell, presidente de Federcitrus-. El sector citrícola está padeciendo en los últimos años mayor stock de productos fabriles en el mundo, caída de precios, aumento brutal de fletes, precios de fertilizantes que se triplicaron. Es cierto que esos factores no tienen que ver con el país, pero si le agregamos un dólar que hoy ya resulta ficticio, se complica”.
Apunta que el propio Gobierno autorizó hace unos días a hacer importaciones de cualquier tipo con dólar billete ya que con el dólar oficial las operaciones están “limitadas al máximo”.
"Con la actual disparidad cambiaria, producir para cualquier economía regional es imposible"
José Carbonell
“Necesitamos un dólar para exportar que tenga relación con el que se usa para importar”, indica. Grafica que la fruticultura afronta un mercado mundial altamente abastecido y muy competitivo; en 2010 la Argentina exportaba 2 millones de toneladas de frutas frescas y este año no llegarían a 900.000. En el caso del clúster limonero, de aportar unos US$1100 millones anuales este año rondaría los US$500 millones.
Carbonell indica que la cáscara y el aceite esencial de limón tienen una retención del 13%, el mismo tratamiento que el expeller de soja y aclara que la cáscara del limón “no es un deshecho; tiene un tratamiento. Para una tonelada se requieren US$350 de gas. “Necesitamos un dólar con capacidad de inversión, de reposición”, remarca.
Sebastián Hernández, presidente de la Federación de Productores de Fruta de Río Negro y Neuquén, admite que el sector reclamó al Gobierno un “dólar fruta” porque “se necesita; es importantísimo” por lo que califica de “muy bueno” que “se reconozca desde el Estado la diferencia”.
“Como medida la festejamos, pero hay que luchar para sea todo el año”, subraya. Como en otros productos, quedan afuera de los 40 días; los embarques más importantes comienzan en el arranque del año.
El productor de peras y manzanas Federico Sacheri complementa: “La mejora del tipo de cambio anunciada, como cualquier medida que ayuda a mejorar la competitividad de cualquier economía son muy valiosas, más como en el caso nuestro que somos fuertemente exportadoras; el 70% de las peras y el 50% de las manzanas del Alto Valle va afuera. Estamos asfixiados desde hace años porque el tipo de cambio definido por los gobiernos está muy alejado de lo que debería ser, está muy lejos de nuestros incrementos de costos”.
En el caso de la miel -entre 80% y 85% se exporta-, Lucas Martínez, presidente de la Sociedad Argentina de Apicultores, indica que hay que esperar para determinar que los anuncios se adapten al sector, pero también subraya que “lo que más ruido hace es el plazo”. Los volúmenes y el ritmo de la miel son diferentes, por caso, al de la soja “por lo que no habría un impacto fuerte”. Agrega: “Habíamos pedido un mejor dólar, pero en plazos más largos”.
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