Con el cambio de reglas de juego, la construcción de una cadena de valor competitiva es un desafío que involucra a todos sus participantes
Hace 13 años, en una situación de disminución crónica del área sembrada con maíz, se fundó la Asociación de la Cadena del Maíz y el Sorgo (Maizar), durante todos estos años, quienes integramos la Asociación fuimos debatiendo y diseñando acciones para lograr conocer en detalle los problemas que afectan a los distintos eslabones de la cadena de valor del maíz y del sorgo, mejorando la comunicación, creando lazos de confianza y buscando soluciones que mejorasen la competitividad.
Hoy, en este nuevo escenario sin los ROE ni las retenciones, podemos volver a enfocarnos exclusivamente en la construcción de cadenas de valor altamente competitivas, con una fuerte inserción en el interior de nuestro país y proyectadas al mundo.
Si queremos crecer, como sector y como país, necesitamos construir una estrategia común con metas compartidas que favorezcan a todos los eslabones, lo que implica capacidad de coordinación entre los privados, el sector científico tecnológico, el financiamiento y el sector público.
Sabemos que para lograrlo es necesario trabajar fuertemente sobre la comunicación, tanto entre los eslabones de la cadena y los gobiernos, como hacia la sociedad, para que las personas puedan ver objetivamente y comprendan la importancia que tienen los cultivos de maíz y de sorgo y los productos de su transformación. Esto también es esencial para que entiendan que los alimentos que consumimos son día a día de mayor calidad, mejoran el ambiente y generan efectos positivos sobre la salud.
Necesitamos llevar el debate a las ideas de futuro, un futuro en donde cada argentino pueda desarrollar su vocación a partir de su trabajo en una cadena de valor que lo enorgullece y que hace su máximo aporte al desarrollo del país.
Es imperioso que comencemos a trabajar todos juntos, sector público y sector privado, en el diseño de políticas sustentables, provinciales y nacionales, que permitan realizar las inversiones que se necesitan para agregar valor a las producciones locales y promover el desarrollo.
Es clave en este contexto que se construya la infraestructura necesaria para maximizar el potencial de agregado de valor en los lugares más alejados de los puertos. Nuestro sistema de transporte ha llegado a batir el récord mundial de costos entre los países productores de alimentos. Sin embargo, el resto del mundo ha creado sistemas logísticos altamente eficientes que permiten llevar insumos y bienes intermedios a costos competitivos como base de sus cadenas de valor.
Consumos locales
Desde su fundación, Maizar siempre priorizó el desarrollo de industrias y consumos de maíz locales, y lo seguirá haciendo. Hoy el país exporta un 70 por ciento del maíz como grano y solo transforma un 30 por ciento en productos. Somos conscientes de que debemos revertir esta ecuación y agregarle valor al maíz que produce nuestra agricultura.
Esto debe combinarse con un trabajo activo del Gobierno para lograr acuerdos con terceros países, que nos permitan ubicar estos productos transformados. Hay muchos sectores de la cadena con un gran potencial.
Tenemos que volver a pensar en el largo plazo. La búsqueda de beneficios de corto plazo es la razón de la pérdida de competitividad de nuestro país. Estamos en el Bicentenario de la Independencia. Ante este aniversario, tan importante para la Argentina, nuestro desafío será conducir a la eliminación de la pobreza, el hambre y el aislamiento, y transformar a nuestro sector en un generador de oportunidades, empleo y riqueza.
Alcanzar estos objetivos requiere que todos participen, que esta cadena del maíz y del sorgo sea una auténtica suma de voluntades que contribuya a un futuro mejor para nuestro querido país.
* El autor es presidente de la Asociación del Maíz y Sorgo (Maizar)
Aníbal Ivancich
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