En el 170° aniversario de la entidad, su titular, José Martins, destacó los últimos anuncios para el sector, como la rebaja de retenciones en carnes
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En el 170° aniversario de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, el presidente de la entidad, José Martins, reconoció que, pese a los logros alcanzados en el sector agropecuario, todavía quedan algunos puntos pendientes por resolver. El dirigente celebró las medidas tomadas por el gobierno nacional, como la remoción de barreras a la exportación y la baja de las retenciones a algunas actividades, como en carnes. También planteó los desafíos pendientes del sector agroindustrial, subrayó la falta de cohesión sectorial y la incapacidad de convencer a la política sobre la necesidad de previsibilidad para la agroindustria. Y, además, se refirió al conflicto por el Puerto Quequén, terminal que el gobierno bonaerense de Axel Kicillof buscaría controlar en un 30% con una polémica iniciativa tras el fin de una concesión.
El acto por el aniversario de la entidad contó con la presencia del jefe de Gabinete de ministros, Guillermo Francos; la ministra de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Diana Mondino, y el ministro de Economía, Luis Caputo, entre otras autoridades. “Hemos expresado nuestro apoyo al Pacto de Mayo y al proyecto de desburocratización y reforma del Estado. Confiamos en la promesa de las autoridades del gobierno nacional sobre las nuevas medidas económicas con impacto en el sector”, dijo Martins.
En un momento indicó: “Aún no hemos logrado la cohesión sectorial y la capacidad de convencer a la política, gobiernos o legislatura sobre la importancia de sacarle el freno de mano al desarrollo de la agroindustria, generando una política de largo plazo, sostenible en el tiempo, que brinde previsibilidad y reglas de juego claras. Este sector no necesita de subsidios ni prebendas, solo un marco impositivo razonable, equiparable a países vecinos y competidores internacionales. Fuimos criticados cuando propusimos -entre otras cosas- una rebaja gradual de la carga impositiva, en especial de los perversos derechos de exportación”.
Martins recordó que durante la campaña electoral hubo promesas sobre la rebaja y eliminación de las retenciones al campo. “Sabíamos que eran inviables las promesas de inmediata eliminación de este impuesto y fuimos responsables al sostener una propuesta sustentable, mirando más allá del sector que representamos, privilegiando el bien común del país que queremos”, precisó.
Puntualizó que el sector es optimista: “Confiamos en el futuro de nuestro país, con voluntad y convicción las cosas suceden”. El Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) presentó el año pasado un plan de reducción gradual de las retenciones acompañado de un estudio de impacto que muestra la oportunidad de incrementar las exportaciones, crecer en producción primaria, industrialización, potenciar las economías regionales, generar nuevas fuentes de trabajo, aumentar el ingreso de divisas y la recaudación fiscal, entre otras cosas.
Habló sobre el conflicto por el puerto de Quequén: “Nuestra Bolsa de Cereales, junto a entidades de productores, cámaras, entidades comerciales y compañías de primera línea del sector exportador, formamos parte de esta empresa que ha manejado los destinos del elevador, exJNG, privatizado durante la gestión del presidente [Carlos] Menem y que durante todo el período de la concesión (30 años) hemos operado de manera eficiente, preservando y mejorando el patrimonio, cumpliendo las normativas fiscales”, dijo.
Indicó: “Anticipándonos al vencimiento de la concesión y tomando el ejemplo de terminales colegas en otros puertos, que han prorrogado la vigencia mediante inversiones de capital, hace más de cuatro años venimos ofreciendo a las autoridades locales y de la provincia de Buenos Aires inversiones por aproximadamente US$25 millones para modernizar y eficientizar la operatoria, a cambio de extender la concesión. Hasta el momento, solo hemos obtenido promesas incumplidas, dilaciones y tentativos llamados a licitación que nunca se concreta”.
En otro tramo recordó el contexto político, social y económico que había cuando llegó a la Bolsa y los cambios de tendencia que impactaron en la actividad. Y señaló: “La pandemia nos retrasó, pero finalmente logramos definir una hoja de ruta dinámica, flexible, adaptable, pero con objetivos concretos y mensurables, que deben ayudarnos a llegar activos y vigentes al 180 aniversario. El desarrollo del plan estratégico partía bajo una premisa, un eslogan que hoy caló hondo: no hay plata. Debimos realizar una fuerte reconversión de nuestros equipos de trabajo, pasando de una estructura preparada para administrar importantes ingresos, a una estructura dinámica y proactiva, acorde al nuevo modelo estratégico. Los ingresos económicos que nos trajeron hasta aquí fueron desapareciendo y lucen en vías de extinción. Fue un proceso duro, que implicó planes de retiro a medida, reconociendo el aporte brindado a través de años de servicios. Como se imaginarán, significó una importante erogación económica”.
Siendo su último aniversario como presidente de la Bolsa, agradeció a los socios, miembros de la cadena comercial, proveedores, bancos, colaboradores, a su familia y especialmente al equipo de trabajo de la Bolsa. “Hemos vivido momentos gratos y otros muy tensos, pero lo que me queda es que siempre, con lealtad, honestidad y voluntad inquebrantable, buscamos dar lo mejor de cada uno”, cerró.
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