La cifra es por la caída en los valores internacionales de la soja, el maíz y el trigo, según un informe de la consultora Az-Group; la entrada de la cosecha de Brasil y los stocks elevados son los principales factores de la reducción
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En los últimos 40 días, la baja del precio de los granos pudo representar para la Argentina una caída de ingresos por US$3600 millones a causa de la disminución de los precios de la soja, el maíz y el trigo. A nivel mundial, la recuperación de buenos niveles producciones y la existencia de considerables stocks de granos intensificaron la tendencia a la baja en las cotizaciones de granos desde finales de 2023.
Estos datos provienen de un informe elaborado por la consultora AZ-Group. En tanto, otros análisis señalan que, al considerar las 24 millones de toneladas no fijadas de la campaña anterior y compararlas con las cotizaciones de diciembre, los productores enfrentan una pérdida estimada de US$215 millones. Proyectando hacia la campaña 2024, la pérdida para los productores se eleva a US$2416 millones, tomando en cuenta las 116 millones de toneladas aún sin fijar entre soja, maíz y trigo.
En tanto, hay coincidencia en atribuir esta tendencia bajista a la abundante oferta proveniente de la última cosecha de maíz en Estados Unidos y el récord brasileño en el cereal, lo que generó ventas adelantadas por parte de los productores argentinos y presionó a la baja los precios. Además, advierten que la entrada de la cosecha de Brasil podría causar una disminución adicional en los precios de la soja a corto plazo.
“La corrección a la baja de los precios en los últimos 40 días produjo una reducción importante en el valor de la cosecha para los productores y en los ingresos que se pueden estimar para el país por las exportaciones de los tres granos, si se realiza un cálculo considerando que se vendieran en estos días”, comentan desde AZ-Group.
En rigor, según el informan, entre el 3 de noviembre de 2023 y el 12 de enero de 2024 hubo a la baja en los precios FOB e internos de estos cultivos. La soja redujo su precio de US$525 a US$461 por tonelada, el maíz de US$213 a US$206 por tonelada, y el trigo experimentó una caída de US$275 a US$234 por tonelada.
Según los datos aportados por Nicolás Udaquiola, director de la consultora AZ-Group, en soja, con una producción prevista de 50 millones de toneladas, la caída de los precios entre el 2 de diciembre y el 12 de enero generó disminución en el ingreso de dólares de US$2318 millones. Este descenso proviene del derrumbe de los precios de la harina, que bajaron en US$95 en los últimos 40 días, considerando la exportación de 24,4 millones de toneladas.
Asimismo, se proyecta una pérdida de US$303 millones por las ventas externas de aceite, cuyo valor cayó en el mismo periodo en US$69 por tonelada. Estos impactos afectan a una producción de siete millones de toneladas y a 4,4 millones de toneladas exportadas. En cuanto a la disminución por exportación de granos, se registra un monto de US$448 millones, como se indicó anteriormente, frente a una reducción de US$64 por tonelada.
Por la misma causa, los ingresos por exportaciones de maíz se reducirán US$245 millones y los de trigo, US$287 millones. En total, se puede estimar una pérdida de ingresos de US$3601 millones.
“En la caída de precios de la soja juega en contra la buena cosecha de Estados Unidos, que se exporta de manera normal, y además empalma con una gran producción de Brasil en la campaña 2022/23, que mantiene remanentes embargables, que son aprovechados por los compradores chinos con ofertas bajistas”, sostuvo Carlos Pouiller, director de la misma consultora.
En tanto, indica que maíz influye negativamente la última cosecha de Estados Unidos de 390 millones de toneladas que mantiene muy vendidos a los fondos especulativos. A esa oferta abundante se le suma un remanente importante de producción brasileña 2022/23, que fue récord, y expectativas de una producción argentina del orden de 59 millones de toneladas, si no fallan las lluvias para los cultivos tardíos, que generará un gran saldo exportable. Ante esa perspectiva, los productores argentinos han comenzado a concretar ventas adelantadas.
“La suma de estos factores determina, tanto para soja como para maíz, una hoja de balance mundial 2023/24 donde la demanda muestra poca consistencia y no logra equiparar el aumento de la oferta, lo que genera aumento de stocks, situación que, en principio, determina una presión bajista sobre los precios”, concluye Pouiller.
Por otro lado, a Monica Ortolani sostiene que para hacer un análisis del impacto que tendrá para el sector la caída de precio se debe separar entre la mercadería de la campaña pasada respecto de la que vendrá en la nueva campaña. En ese sentido, detalla que al considerar la mercadería no fijada de la campaña pasada, que equivale a unas 24 millones de toneladas, y compararla con las cotizaciones disponibles en diciembre pasado, la pérdida para el productor asciende a US$215 millones de dólares. Desglosando, esto se traduce en US$53 en trigo, US$44 en maíz y US$113 en soja.
En cuanto a la campaña 2024, al evaluar el mismo periodo y observar las caídas de precio, especialmente de maíz con aproximadamente US$17 por tonelada y de soja con alrededor de US$30 por tonelada, la pérdida para el productor se proyecta en US$2416 millones de dólares. Esto se tiene en cuenta considerando que aún quedan unas 116 millones de toneladas sin fijar entre los tres cultivos.
Para analizar la continuidad de esta tendencia bajista, Ortolani resalta que, además de la expectativa de una cosecha mundial abundante este año que podría superar las necesidades de consumo, un elemento crucial que está “contaminando” las cotizaciones en el mercado local es la convivencia del dólar mayorista y exportador. Según la especialista, este fenómeno “lleva a que el productor no tome posiciones”.
Además, señala que los factores locales están afectando negativamente el mercado, principalmente debido a que los productores, basándose en experiencias pasadas con trigo donde no se respetó el dólar exportador en las fijaciones de precios, no cierran nuevas operaciones. Esta actitud contribuye a enfriar aún más la realización de operaciones y negocios en el sector.
Tampoco para la especialista “es un tema menor lo que va a pasar con las retenciones que sostiene que le dan mucha incertidumbre a los precios”.
En tanto, la analista de mercados, Paulina Lescano, alerta que el corto plazo, principalmente en lo que es soja, puede haber una baja adicional porque está ingresando la cosecha de Brasil. En ese sentido explica que a pesar de la disminución en la producción esperada debido a la sequía (las peores estimaciones hablan de 135 millones de toneladas, en comparación con los 157 millones del año pasado), explica que con el avance de la cosecha a nivel país, proyectado para alcanzar el 11% esta semana, el consiguiente aumento en la oferta de esta oleaginosa genera presión en el mercado, lo que lleva a la disminución de los precios.
Asimismo, agrega que la caída del precio FOB de Brasil genera una gran competencia con la oferta de exportación de Estados Unidos. También destaca que en Mato Grosso, el principal estado productor brasileño, se espera que alcance una producción de 37 millones de toneladas y ya ha avanzado en la cosecha un 27%. “Son cifras significativas que, en el corto plazo, podrían seguir ejerciendo presión en los precios”, dice.
Por otro lado, Lescano sostiene que, teniendo en cuenta que en Argentina se espera más del doble de producción, una posible manera de detener la caída de los precios en el corto plazo sería que las bajas precipitaciones y las altas temperaturas de estos días se prolonguen y que no se registren lluvias en los próximos diez días. Esto podría generar temor en el mercado ante la posibilidad de una disminución en la producción.
“De no llegar las lluvias para mantener la producción esperada, es probable que comencemos a ajustar a la baja las estimaciones de rendimiento, lo que significaría menos ingresos de dólares en general”, comenta.
Otro factor que, según la analista, podría generar un repunte de los precios de los commodities a nivel global es que existen expectativas globales de que las tasas de interés empiecen a bajar en el próximo año y que el índice dólar tenga alguna baja. Esto generaría una reactivación en la demanda de los commodities. Sin embargo, “estos dos puntos siguen teniendo mucha volatilidad, porque un día las expectativas indican que va a suceder eso y otro día preocupa a nivel global la inflación”.
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