Paciencia, convicción y compromiso con la patria. Este año, para celebrar un nuevo aniversario del Día Nacional de la Avicultura, todos los productores que trabajan desperdigados en el vasto territorio de nuestro país deberán hacer propios, quizás como nunca antes, aquellos tres principios que rigen la vida del hombre de campo.
La paciencia deberá acompañarlos en su día a día, pues requerimos de tolerancia y sabiduría para acompañar el proceso de dos años que lleva ya la promesa de las autoridades nacionales, formulada el 2 de julio de 2016 por el entonces ministro de Agroindistria, Ricardo Buryaile, de rebajar el IVA a los productos avícolas para nivelar su tributación a la de los demás productos proteicos de la mesa nacional. Esa medida se aplicó parcialmente, dejando a los ovoproductos afuera.
La industria del huevo aún espera esa medida, y todavía confía en que las autoridades llevarán el criterio a buen puerto, logrando mejorar con esa rebaja el avance en la profesionalización, el mejoramiento de procesos y, en definitiva, la calidad de nuestra producción, contribuyendo a la desarrollo de nuestros saberes.
La convicción de que trabajando en conjunto con las autoridades alcanzaremos las soluciones que necesita el sector es lo que nos ha llevado a redoblar nuestros esfuerzos de cooperación, pese a estos contratiempos que son de público conocimiento.
Es por ello que oportunamente solicitamos al ministerio de Agroindustria la urgente conformación de la Mesa Nacional de la Avicultura. Pese a que las autoridades se comprometieron a convocarla, aún estamos a la espera del convite. Aquel sería el ámbito propicio para el que las cámaras sectoriales que representan a la producción y las autoridades puedan trazar un plan de acción conjunto para mitigar aquellas situaciones que hoy dificultan nuestro sano desempeño y podamos potenciar el crecimiento de la avicultura.
En la Mesa Nacional de la Avicultura podríamos formular hipótesis de trabajo para mitigar, por ejemplo, el impacto interno que ha tenido la liberación de las retenciones a la soja y el maíz, que elevaron a niveles insospechables los costos de nuestros principales insumos para la producción: el alimento para las aves.
¿Sería viable generar un mecanismo compensatorio para el consumo interno de ambos productos cuando estos sean destinados a la producción? Hoy, sin ese ámbito de discusión, ni siquiera podemos plantear ese tipo de interrogantes.
Finalmente, apelamos a reforzar el compromiso con nuestra patria. Ese compromiso que se manifestada cotidianamente cuando nuestros productores salen al campo a trabajar. Porque pese a las dificultades, tenemos aún motivos para festejar: nuestro sector está de pie, y ha conseguido ocupar un lugar estratégico en el agro nacional, que no debemos descuidar.
Nuestros productores avícolas, instalados en 18 provincias, han acompañado este momento de cambio que vive el país. Después de muchos años de trabajo sostenido, hoy somos protagonistas indiscutidos en la mesa de los argentinos: somos el 47% de la proteína animal que consume nuestro país.
Alrededor de 130 kilos de proteínas de animal per cápita se consumen en la Argentina, de los cuales entre huevo y pollo, promediamos como sector los 63 kilos. Ese fenómeno ha hecho que hoy la avicultura esté a lo largo y a lo ancho del país, haciendo propio en las granjas el desafío de producir con responsabilidad.
Nuestro sector emplea a 100.000 personas en forma directa, y transforma más de 5,4 millones de toneladas de cereales en proteína animal de primer nivel. Esto representa casi el 20% del maíz que se produce. Y somos una industria transversal: tenemos una estrecha relación con la construcción, la logística, la industria papelera, la industria del plástico, la industria metalúrgica, y la farmacéutica.
Hemos demostrado tener paciencia, convicción y compromiso con la patria. Sigamos en ese camino, pues las dificultades nos seguirán haciendo fuertes.
El autor es presidente de CAPIA (Cámara Argentina de Productores Avícolas)