Seis emprendedores locales hablaron de los desafíos que tienen sus desarrollos para solucionar los problemas globales de alimentación y cambio climático
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Pese a una producción agroindustrial local estancada y, en un mundo que necesita soluciones para alimentar a la población y hacer frente al cambio climático, las agtech argentinas destacan que pueden ser parte de la solución porque llevan una delantera global muy marcada. Sin embargo, sortear la coyuntura interna es uno de sus grandes desafíos.
Para María Inés Di Nápoli, CEO de Plataforma Puma que está lanzando su segunda ronda de inversión por US$3 millones, claramente el mundo también está necesitando granos, carne, leche y biocombustibles con una huella de carbono medida y ahí es donde la Argentina tiene muchísimo para mostrar.
“La Argentina puede ser campeona, no solo de fútbol. En Europa, están requiriendo a las empresas que tienen base local desarrollar proyectos de carbono porque hay un diferencial en el sistema productivo del país. El agro argentino tiene muchísimas oportunidades, solo nos tenemos que organizar para mostrar las bondades de la producción local, sin duda”, dijo, en una mesa redonda durante el encuentro Experiencia Endeavor Buenos Aires que se realizó la semana pasada en esta ciudad.
Juan Manuel Baruffaldi, CEO de Deep Agro, recordó que, a pesar de que viene golpeado hace un par de años, el productor argentino busca la tecnología que le permita reducir costos. “El productor se anima e invierte y sigue buscando nuevas tecnologías apostando y, sobre todo, con las líneas de financiamiento de ahora. Hay un cambio muy positivo y esperanzador también”, aseguró.
Para Francisco Buchara, managing partner del fondo de inversión SF500, desarrollado por la compañía argentina Bioceres, en una alianza público-privada con el gobierno de Santa Fe, competir globalmente para un emprendedor argentino es un gran desafío.
“Si bien en el país, nos quedamos siempre en temas como retenciones o en cuánto está la soja, cuando salís al mundo y explicás que estás queriendo liderar la transformación de la agricultura regenerativa desde la Argentina, al mundo [eso] le hace mucho sentido. Por eso, tenemos una ventaja competitiva y todavía nadie nos pasó por arriba”, señaló Buchara.
Por su parte, Eduardo Novillo Astrada, CEO y cofundador de Agrotoken, la plataforma global de tokenización de commodities agrícolas, aseguró que pese a que los distintos gobiernos “vienen golpeando y castigando al agro hace muchos años, tranqueras adentro, el productor invierte mucha tecnología si esta le permite realmente producir más”.
“En la Argentina, al campo no lo vienen promoviendo como en Estados Unidos o Brasil, donde tienen una política amigable y muy fuerte de ayuda al agro. Entonces, al agricultor le cuesta mucho adoptar tecnología porque tiene problemas que no tienen en otros lugares del mundo. Eso te duele un poco de la Argentina”, subrayó.
En esa línea, Juan Martín Ninfea, director Ejecutivo de Pampa Start, dijo que en el país, más allá de mejores o peores momentos, se puede ser un jugador más importante de lo que hoy se es. “Hay oportunidades ciertas de desarrollo en tecnología para la agricultura, la ganadería y los alimentos. El emprendedor argentino tiene un diferencial que es su experiencia de vida. La agroindustria argentina puede resurgir con la aplicación de la tecnología generada por emprendedores”, destacó.
Lucas Lieber, integrante de la startup rosarina Bioheuris, fue tajante y afirmó que a largo plazo “la tecnología no es la mejor forma de resolver los problemas del agro, sino la única”. Sin embargo, señaló que en el mediano plazo en la Argentina, el productor no va a invertir en tecnología porque “no lo necesita”: “A diferencia de lo que ocurre en Brasil, hoy no hay negocio en una inversión tecnológica para el productor argentino”.
Oportunidades y desafíos para las agtech
Aunque contó que su desarrollo fue sustentable con clientes locales, para Di Nápoli, se debe tener de manera global. “En tanto y en cuanto los emprendedores no se piensen como compañía afuera, es decir ver que están necesitando en Europa o en los Estados Unidos de lo que se produce en el país vinculado a la sustentabilidad y la tecnología, será difícil crecer”, indicó.
“Tenemos que ir a buscar y entender cuál es el negocio que nosotros podemos aportar. Nos están mirando y en la Argentina ocurren un montón de cosas importantes en materia de sustentabilidad y no las estamos sabiendo contar. Son oportunidades reales y concretas de negocio y el productor va a tomar esa tecnología cuando el negocio sea atractivo. Para esto tenemos que empezar a medir, trazar y a saber lo que estamos haciendo para poder concretar esa oportunidad que existe. Es imprescindible globalizar el producto que desarrollamos”, detalló.
Ninfea recordó que en la Argentina se está en pleno proceso de construcción del ecosistema de agtech que comenzó en 2014. “Recién se está en su primer ciclo de vida, que empezó con fondos y startups invertidas y con un trabajo mucho más altruista que de impacto del negocio financiero de los inversores. Un año es lo que le demanda a un emprendedor en Estados Unidos; en la Argentina son cinco. Por lo que el inversor, cuando el proyecto empieza a tomar un color interesante desde lo financiero, tiene que ver cómo se va porque se acaba la duración del fondo. Siendo el corazón del ecosistema y los pioneros, hoy emprender en la Argentina es muy difícil”, afirmó.
“Hay una oportunidad muy concreta. Pero claramente para que eso no se escape y siga siendo una oportunidad tangible todos tenemos que tirar para el mismo lado, alinearnos”, completó Baruffaldi.
Y falta y los emprendedores lo saben. Entienden que en un contexto complejo es ir paso a paso. Para Novillo Astrada, hace muchos años que es una historia de nunca acabar: “Los desarrolladores locales tienen una gimnasia, más armas que no tienen en otros países mucho más estables que la Argentina. Es así y hay que jugar con esas reglas de juego porque la única forma que el país va a salir es con el campo. Y el gobierno que venga va a tener que poner muchos incentivos y mucho esfuerzo en el sector. Y, si no hay inversión en tecnología, en infraestructura, será difícil que la Argentina crezca, son datos”.
En esa línea, Di Nápoli indicó que no hay que pensar en aumentar la superficie de siembra, sino hacer “doble clic” en el área sembrada actual: “Hoy, en el uso del fertilizantes estamos muy por abajo que lleva a un mal rendimiento. Productivamente podemos crecer, pero con cabeza de negocio. El emprendedor argentino siempre está preparado para crecer porque vivimos de crisis en crisis. El punto está en cómo nos preparamos para que no nos afecte tanto la coyuntura de los gobiernos de turno”.
Por último, a modo de conclusión, Lieber dijo: “En la Argentina, emprender es un juego de supervivencia. Las empresas que sobreviven son las que hacen las cosas bien. Hay momentos donde hay más liquidez y podés darte ciertos lujos y hay tiempos de adaptación como hoy que la Argentina está cara en recursos humanos, el dólar está planchado y hay inflación y eso nos deja en una situación menos competitiva, lo mismo ocurrió en los últimos 20 años. Pero irse afuera tampoco es fácil porque uno puede salir del barrio, pero el barrio no sale de uno. Y, cuando te vas a otro lugar y te encontrás con un ecosistema donde se gestiona en la abundancia y uno no sabe cómo trabajar, no está acostumbrado y empezás a darte cuenta que no es tan fácil competir, porque los otros sí saben trabajar en ese mundo y ahí vas perdiendo competitividad. Ese es un desafío muy grande que tenemos”.
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