Una vez más se ponen a prueba los mecanismos de emergencia nacionales, con fortalezas y debilidades para luchar contra una enfermedad que ataca rodeos y destruye mercados
La reaparición de la fiebre aftosa en la región, con la detección de un brote en un rodeo vacuno en Paraguay, puso al país en alerta nacional y abrió viejos interrogantes acerca de la situación sanitaria nacional y regional y su impacto en el mercado de ganados y carnes de la Argentina.
En estos días el fantasma de esa enfermedad que no afecta la salud del hombre, pero sí a la ganadería con cuantiosas pérdidas económicas, reapareció en la memoria de industriales y productores argentinos.
Hoy la Argentina tiene en relación con el control de la fiebre aftosa fortalezas y debilidades. A la reconocida eficiencia del esquema de alerta sanitaria que funciona en el país instrumentada por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), el estricto cumplimiento de la vacunación y la toma de conciencia de los productores, se le enfrenta la amplia y vulnerable frontera Norte y la falta de una integración sanitaria real con los países vecinos.
La Argentina tiene la condición de país libre de aftosa con vacunación en la mayor parte de su territorio y sólo es libre sin vacunación al sur del río Negro, en la Patagonia.
Según se informó en el Senasa, el Sistema Nacional de Emergencia Sanitaria (Sinaesa) que funciona bajo su dirección, se activa ante la detección de enfermedades persistentes, exóticas o situaciones epidemiológicas tanto en el país como en los países limítrofes. Dispone de equipos regionales de emergencia que están distribuidos estratégicamente
en todo el país, que están conformados por agentes oficiales que están entrenados regularmente para atender esas situaciones de emergencia.
Con enfermedades de gran impacto, como la aftosa, hay, además, un plan de contingencia y un manual de procedimientos específicos, en el que están definidos todas las estrategias desde que aparece el caso hasta su resolución definitiva.
Todo este mecanismo fue el que se aplicó con buenos resultados para controlar el foco registrado en 2006 en la localidad correntina de San Luis del Palmar.
Para el consultor privado Gustavo Idígoras, este foco, en Paraguay, encuentra a la Argentina en una situación mejor que años atrás. Por un lado, los productores están con un alto nivel de conocimiento y de aceptación de que tienen que actuar, no sólo en materia de vacunación, sino también en información sanitaria".
En diálogo con La Nacion reconoció el consultor que el Senasa se ha ido reforzando año tras año, desde el punto de vista presupuestario, con recursos humanos y en el refuerzo de los controles sobre la base de las distintas características de las regiones.
Pero Idígoras se quejó de la falta de una integración regional y de los trastornos que eso provoca. "No tenemos controles comunes; no tenemos sistemas de comunicación comunes; no hay un sistema de alerta sanitaria común; no hay una base de datos compartida, en la que podamos ver cuáles son las áreas de riesgo que puedan tener Brasil, Paraguay, Uruguay, la Argentina, Chile y Bolivia", señaló.
Agregó que el Comité Veterinario Permanente (CVP), creado dentro de la órbita del Comité Agropecuario del Sur (CAS), se reúne en forma periódica (el último encuentro fue hace dos semanas en Montevideo), pero que "sigue habiendo desconfianza, ocultamiento y no nos damos cuenta de que la aftosa, igual que la mosca de los frutos, el cancro, la carpocapsa, la roya o el picudo algodonero, son enfermedades regionales que hay que atacarlas en forma común y regional".
En ese sentido, enfatizó: "La Argentina no puede tener un plan para erradicar una plaga o una enfermedad si el país vecino no hace lo mismo o viceversa. Tiene que haber mecanismos de integración sanitaria real".
Agregó que "si bien la mayoría de los países de la región aplican la vacunación, la calidad de la vacuna, la metodología, el nivel de control y el resguardo de las fronteras difieren".
El tema de la calidad de la vacuna es uno de los temas más sensibles que hay hoy en la región. Y en ese sentido Idígoras queñaló que la Argentina "está muy bien posicionada con laboratorios que tienen una calidad elevada. De hecho, se está exportando a varios países y recientemente se ha autorizado la exportación a los Estados Unidos", concluyó Idígoras.
Por su parte, el vicepresidente segundo de la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA), Alberto de las Carreras, dijo que la situación sanitaria ha mejorado mucho. "De todos modos, me parece indispensable reforzar la frontera norte con metodologías que el Senasa ya conoce y ha aplicado", advirtió.
"La franja norte tiene un problema serio, que es la frontera seca, donde los animales pasan caminando", agregó De las Carreras.
Se trata de una franja de 15 kilómetros que se extiende a lo largo de los límites con Paraguay y Bolivia, que en 2006, luego del citado brote de aftosa en Corrientes, había sido declarada zona de alta vigilancia (ZAV) por la Organización Mundial para la Salud Animal (OIE). Allí, los controles sanitarios para la hacienda fueron más estrictos que en el resto del país, para garantizar que no hubiera nuevos brotes.
Pero en febrero de este año, la misma OIE declaró la zona libre de aftosa con vacunación, con lo que simplificó el traslado de hacienda.
De las Carreras confía en que luego de la nefasta experiencia de 2000 los productores cumplan estrictamente con los planes de vacunación.
Cabe recordar que ese año, tras la reaparición de la enfermedad en la provincia de Formosa, el país, que contaba con el estatus de país libre de aftosa sin vacunación, el Gobierno demoró en admitir la realidad y como consecuencia el castigo internacional fue muy duro. "Todos los mercados le cerraron las puertas a la Argentina y sólo permanecieron activas las carnes cocidas congeladas y las enlatadas", recordó De las Carreras, quien estimó que en los dos primeros años se perdieron entre 800 y 1000 millones de dólares. "Después hubo otras pérdidas a mediano y largo plazo, como el cierre de los mercados de los Estados Unidos y Canadá, en 2001, que quién sabe cuándo los vamos a recuperar", recordó.
Cuestiones centrales
En tanto, el director ejecutivo del Consorcio Exportador de Carnes (ABC), Héctor Salamanco, dijo que hay tres cuestiones que son centrales para controlar la aftosa: la primera es la vacunación; la segunda es la calidad de la vacuna y la tercera, la vigilancia. Y estos tres pilares del programa nacional son de alto nivel técnico y muy sólidos. "La Argentina está muy bien", señaló.
Para Salamanco, el grado de confiabilidad que tiene hoy el país en materia sanitaria antiaftosa a nivel de los mercados internacionales es muy alto y para nada lo afecta que en la región haya un nuevo brote de aftosa.
Por su parte, Rodolfo Bellinzoni, director de Operaciones del laboratorio Biogénesis Bagó, ponderó la formación de una red interinstitucional entre el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Centro de Virología Animal (Cevan), el Senasa y Biogénesis (como banco de antígenos y vacunas).
"Como consecuencia de este trabajo conjunto, se hicieron muchísimos avances que se pueden medir en hechos concretos como, por ejemplo, que el Senasa haya sido nombrado por la OIE laboratorio internacional de referencia en fiebre aftosa", señaló el profesional.
RECURSOS
3,2 Millones de dosis de vacunas extras
Se destinarán para reforzar el adelanto de la vacunación que comenzó la semana pasada, anunció el ministro de Agricultura, Julián Domínguez.
200 Millones de dosis
Es la capacidad de producción anual de vacunas que hay en el país.
Opiniones
"Me parece indispensable reforzar la frontera norte conmetodologías que el Senasa ya conoce"
"La Argentina no puede tener un plan para erradicar una plaga, si el país vecino no hace lo mismo"
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