Quienes sean lectores de literatura gauchesca del siglo XX se habrán cruzado más de una vez con las ilustraciones, dibujos y viñetas (lápiz, tinta china, acuarelas y témperas) de Jorge Daniel Campos en tapas e interiores de libros. Fue un artista autodidacta y unos de los grandes de la cultura gaucha argentina, además de primo y amigo de Florencio Molina Campos (llegaron a firmar obras en conjunto).
Nació el 26 de marzo de 1900 en Buenos Aires, hijo de María Luisa Almagro y de Manuel Isidro Campos. Estudió en el Colegio El Salvador y en los campos familiares de General Madariaga se empapó de chico de las costumbres criollas. En 1940 se casó con Aixa Quiroga Pacheco.
Artista de gran observación y ojo clínico, fruto de su vida en el campo, desarrolló una técnica puntillosa de dibujo del estilo llamado “línea clara” (contornos muy delineados, rigurosos y precisos). Casi siempre retrataba motivos camperos con caballos criollos overos, pelaje de manchas negras y blancas que fue de su predilección. Sus trabajos los mostró muchas veces con su marca “JC” en el anca y también con la marca de su padre, conocida como “el huevo”.
Según el poeta, escritor y divulgador criollo platense Carlos Raúl Risso, el estilo de Jorge Campos se ubica en una línea intermedia entre el fino grotesco de Molina Campos y el detalle realista de Eleodoro Marenco, ambos contemporáneos.
Siendo autodidacta, la gran mayoría de sus trabajos tratan sobre hombres y animales vistos de perfil. Sus numerosos dibujos y viñetas son auténticos estudios morfológicos, llenos de detalles rigurosos de ropas, recados, aperos, paisajes y varios detalles criollos. Sus obras ilustraron el trabajo de escritores como: Godofredo Darieaux, Roberto Cunningham Graham, Gualberto Márquez (Charrúa), Justo P. Sáenz, Emilio Solanet.
Fue además (y como no podía ser de otra forma) un apasionado criador de caballos criollos overos negros en campos de Brandsen, Pedro Luro y de Vedia, siendo el primero a través de cruzas y estudios genéticos, en lograr el pedigree definitivo del overo negro, reconocido por la Asociación Argentina de Criadores de Caballo Criollos. Hombre de campo, supo enlazar (perdió un ojo al cortársele un lazo) y trabajar de a caballo. En esa actividad fue donde siguió desarrollando esa particular visión del cuerpo equino. Frecuentemente dibujaba sus propios pingos y hacía observaciones de los tipos físicos de cada uno.
Como ilustrador tuvo su época de reconocimiento, con una gran cantidad de exposiciones en diferentes galerías, pero parecería ser que siempre dibujó más para él que para forjar una carrera artística en sí misma. En 1965 ilustró el almanaque de Bayer Argentina, mientras su primo había hecho lo mismo con el de Alpargatas. Su última exposición fue el 22 de agosto de 1987 en el Museo Molina Campos de la localidad de Moreno, lugar que fuera el hogar de Florencio y de su mujer Elvira. Jorge Daniel Campos falleció en 1988.
En 2013, el museo “Las Lilas”, de San Antonio de Areco, hizo una muestra y catálogo sobre su obra llamado “Jorge Campos, parientes y amigos”. Curada por Marcos Bledel y con prólogo en el catálogo del pintor Rodolfo Ramos, esta muestra supuso una justa reivindicación y difusión hacia uno de los más grandes conocedores de la anatomía del caballo y fiel representante de la fisonomía del gaucho.
El museo “Las Lilas” cuenta asimismo con una excelente exposición permanente de pintura criolla, una sala de carruajes y muestras de artistas locales. Vaya mi reconocimiento a estas instituciones que rescatan y difunden el acervo cultural criollo. Jorge Daniel Campos, ocupa hoy, merecidamente, un lugar importante en el Olimpo de los grandes pintores y dibujantes costumbristas argentinos.