Sergio Parra, de Salta, publicó una dura denuncia en las redes; “Los buenos viven con miedo y los otros disfrutan”, dijo a LA NACION
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El productor agropecuario Sergio Parra fue protagonista de un hecho desafortunado. Aún con lágrimas y un duro pesar, el salteño utilizó las redes para compartir su historia. “No se ni cómo empezar este hilo por qué parece hasta ciencia ficción”, arrancó.
En 2019, una banda de ladrones entró a su campo a robar. “Se llevaron todo: desde motores hasta las azadas”, aseguró. Las autoridades locales no tardaron dar con todo lo robado, incluso con los 6 ladrones, que eran cinco menores y un mayor.
Los menores de edad fueron puestos en libertad “en el acto”. “El mayor cayó [detenido] tres días”, precisó Parra, quien detalló que luego fue liberado. “Las cosas las recuperé como a la semana, muchas rotas”, dijo.
Los delincuentes viven en una finca cercana a la suya. “Los veo a diario”, dijo, y agregó: “En el medio soporté verlos pasar por la finca del vecino como si nada”.
Ayer, dos años después del hecho, Parra recibió una citación de la Justicia. “Decía que tenía un ofrecimiento económico por los daños producidos”, sostuvo.
Hoy se presentó ante los Tribunales salteños. Cuando llegó, una mujer le anotició que el juicio ya se había realizado. “Como usted no vino, el juez le dio la condicional”, le dijo la empleada. “A mí nunca me llego una notificación”, aseguró Parra. Cuando le mostraron el expediente, se encontró con la firma de un tal Juan Pérez.
“La policía hizo firmar a alguien que no conozco”, dijo, y continuó: “Obvio, jamás me llego la notificación, el juicio se realizó y el juez aceptó el ofrecimiento del ladrón para que no siga la vía civil”.
En este contexto, Parra reveló: “El asunto es que, después de perder el día, pedirle a mi papá que me saque al pueblo, tomarme un remis y 4 colectivos para llegar a Tribunales, me dicen que el preso ofrecía 1000 pesos”.
El productor agropecuario debió decidir si aceptar o no la oferta. “Me di vuelta, dije no, firmé, salí de ahí solo y automáticamente entendí que esto no tiene vuelta atrás”, dijo, y remarcó: “No hay salida y ojalá me lea alguien con poder así entiende la frustración del ciudadano argentino”.
“Sentí con todo mi alma que me tomaron el pelo”, continuó, y se preguntó: “Cómo un juez o jueza puede aceptar semejante payasada, cómo la policía hace firmar a cualquiera, cómo los ladrones están libres, cómo los que trabajan y mantienen el estado tienen que pasar por esto”.
Además, el salteño se lamentó por haber destinado 3000 pesos solo en llegar a Tribunales. “Paré a mis empleados, perdí de plantear y de regar porque le juez me quería dar 1000 pesos, eso vale mi dignidad”, dijo, y cerró: “Lloré, sigo haciéndolo y descubrí que esto no tiene salida”.
En diálogo con LA NACION, Parra dijo estar en un estado de temor. “Tengo miedo a que cuando esto se haga viral cosa, vuelva a sufrir un robo”, dijo, y agregó: “Tengo miedo a que la policía, a quien deberían pedirles explicaciones, actúa en consecuencia”.
“Acá está todo al revés”, dijo a este medio, y cerró: “Los buenos viven con miedo y los otros disfrutan”.
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