En Santiago del Estero, a Javier Ayala le vandalizaron cinco bolsones donde tenía maíz; “este ensañamiento nunca lo vimos”, dijo
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“Desde hace tiempo que alientan a la gente para demonizarnos. Descreo que este Gobierno haga algo a favor del campo pero uno no se puede quedar de brazos cruzados”. Las fuertes palabras pertenecen a Javier Ayala, productor agropecuario y dirigente de la Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte (Apronor), que días atrás sufrió una rotura intencional a cinco silobolsas repletos de maíz que estaban en su establecimiento, ubicado en Simbol Pozo, en el departamento santiagueño de Pellegrini, en el límite con la provincia de Tucumán. Con este nuevo siniestro, según el relevamiento que lleva adelante LA NACION desde abril de 2020, cuando comenzó la ola de ataques a silobolsas, hasta el momento en el país ya fueron vandalizados 271 bolsones.
Todo ocurrió el martes pasado cuando a eso de las dos de la tarde su padre, de 78 años, en una de sus recorridas diarias descubrió el ataque. “Tenemos dos campos, uno de 280 hectáreas ubicado en Pampa Pozo, provincia de Tucumán, donde vive mi padre, y el otro de 240 hectáreas que está en Simbol Pozo, ya provincia de Santiago del Estero. Esa tarde, mi padre, como lo hace habitualmente, se puso a recorrer los lotes y se encontró con el hecho consumado. Ahí nomás llamó al encargado para tratar de taparlos lo antes posible porque estaba pronosticado lluvia para ese día”, contó a LA NACION.
Según relató, los individuos tuvieron que romper el alambre porque la tranquera que está sobre la exruta nacional 34 permanece siempre con candado. Detalló que a pesar de los 700 metros de distancia que los separaban, desde la ruta se podía observar la presencia de los bolsones.
“Al parecer por las huellas que dejaron, ingresaron con una moto y tras siniestrar los bolsones, se fueron. Por ahora ningún vecino dijo haber visto nada sospechoso. Es la primera que nos pasa. Alguna vez se nos ha roto un bolsón que por las altas temperaturas explotó. Pero este ensañamiento nunca lo vimos”, dijo.
Describió que en total fueron cinco bolsones de maíz siniestrados que tenían 75 metros de largo y contenían unas 220 toneladas cada uno, un total de 1100 toneladas, con un valor aproximado de $27 millones. Los Ayala hacen agricultura únicamente, siembran soja, poroto, maíz y cuando las condiciones de humedad lo permiten hacen trigo.
“Hubiésemos perdido gran parte si mi padre ese día no hubiera recorrido el campo. Esa tarde, durante varias horas estuvimos trabajando y pudimos tapar cuatro de los cinco atacados con unos plásticos que teníamos. Gracias a Dios lo hicimos porque efectivamente ese día llovió”, indicó.
Añadió que el bolsón que no alcanzaron a cubrir se mojó y que verán, cuando el tiempo mejore y que el sol seque, para saber cuál es la pérdida real al final.
“Daños vamos a tener porque ese grano los acopios no te lo reciben. Pero no lo vamos a perder del todo, sino que lo vamos a poner en una tolva y a mover para secarlo para luego dárselos a los cerdos, pollos y conejos que tenemos para nuestro consumo familiar. Mañana, si hay piso, comenzaremos a cargar a los acopios con quienes ya me contacté para enviárselos”, aseguró.
Para Ayala, la gente que hace esto no conoce cómo se trabaja en el sector. “Creen que uno guarda sus granos en los silos para especular y perjudicar al país. Nada más lejano. Este año en particular, nosotros teníamos más bolsones que otros años porque, por problemas de abastecimiento de gasoil, había enormes inconvenientes con la logística y no había camiones que vengan a retirar la producción. Cuando en enero ya había rumores de falta de gasoil, nosotros nos anticipamos y nos abastecimos para toda la cosecha y así no tuvimos que parar nunca la trilla, en cambio el transporte lo sufrió”, remarcó.
El productor no duda de que se trata de algo político: “Nunca tuvimos un problema con nadie. Esto se trata de una bajada de línea por parte de las autoridades que dicen que en esos granos que guardamos están las divisas que el país no tiene. Estos mensajes son los que impulsan a la gente a cometer actos vandálicos”.
Por último, señaló que tras hablarlo en familia, prefirió no hacer la denuncia correspondiente. “No hice denuncia porque no va a pasar nada, solo es pérdida de tiempo, donde la policía viene al campo a hacer un circo y no sucede nada de nada. Me aboqué a solucionar las cosas, prioricé mi tiempo en resolver los problemas que nos generaron la destrucción de los bolsones para poder salvar la mayor parte de la producción”, cerró.
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