A los productores se les presentan distintas alternativas para conservar el valor de lo que producen y venden
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En medio del actual proceso inflacionario y de cara a las próximas elecciones, contexto que presenta volatilidad, Sebastián Salvaro, Matías Amorosi, Jeremías Battistoni y Martín Nava, integrantes de la consultora AZ-Group, analizaron qué pueden hacer los productores para defender su capital de trabajo.
“En lo que va del ejercicio 2020/21, el énfasis estuvo puesto en la comercialización de trigo y maíz, por los mejores precios que los de la soja, aunque el volumen comercializado de la oleaginosa no difiere demasiado respeto de campañas anteriores”, dijo Salvaro.
“Los productores prefirieron capturar los buenos precios de los cereales, producto de una muy buena performance exportadora, y conservan cierto volumen de soja para moverse comercialmente en el futuro poselectoral”, agregó.
En esta línea, Amorosi proyectó: “Para mantener el poder adquisitivo, en el corto plazo la mayoría de los productores conservarán la mercadería no vendida como resguardo frente a la devaluación del peso y a la alta inflación que se prevé en los próximos meses”.
Según indicaron, otra posibilidad sería capturar los altos precios de la soja –superiores a 300U$S/t- y resguardar el importe cobrado con otros activos que mantengan su valor en la compleja economía argentina. La gestión de esa liquidez, entonces, podría canalizarse hacia la compra de los insumos que faltan para el ciclo 2021/22 y a adelantar las adquisiciones de la campaña 2022/23. “Comprar insumos es una forma de comprar dólares oficiales”, indicó Amorosi.
Al respecto, Salvaro aconsejó poner mucha inteligencia en las operaciones porque hay gran disparidad de precios en el mercado, producto de las restricciones a las importaciones y de la incertidumbre económica reinante.
Las mejores relaciones insumo/producto se verifican al canjear granos por gasoil y algunos herbicidas, como atrazina. Por carácter transitivo, todas las labores atadas al precio del gasoil tienen relaciones muy positivas de canje con granos.
“Las relaciones de granos vs semilla, especialmente de maíz y de girasol, son muy favorables. Convendría aprovechar las oportunidades y, sobre todo, las disponibilidades de la oleaginosa, que son escasas”, aconsejó Battistoni.
Por otro lado, las relaciones de canje de grano contra fertilizantes y glifosato están muy deterioradas. No obstante, si fuera necesario completar la disponibilidad de urea o de fosfato, se podría avanzar con compras escalonadas. Se estima que una reducción de precios se daría recién sobre fin de año y habría que poner en la balanza asegurarse el insumo, indicaron desde la consultora.
En este sentido, en la firma señalaron que “en los últimos meses, luego de la cosecha de granos gruesos, algunos productores que contaron con liquidez resolvieron invertirla tranqueras adentro para mejorar la infraestructura del campo (instalaciones, viviendas, alambrados, mangas, aguadas, galpones), actualizar la maquinaria agrícola y mejorar la tecnología de los procesos”.
“Son inversiones que no dan un retorno inmediato, pero aumentan la eficiencia global y el resultado se ve en los años siguientes”, dijo Amorosi.
“Otra posibilidad para que no se deshilache el valor de los importes cobrados por los granos es pasarse a moneda dura. Esto puede hacerse de manera directa o indirecta”, afirman en la consultora.
Según se explicó, en el primer caso “se recure a la compra de dólares MEP; los precios de la soja disponible permiten convertirla a 185-190 dólares MEP por tonelada”, calculó Salvaro.
La compra indirecta de dólares requiere mayor capital que el de trabajo y puede orientarse hacia la adquisición de bienes de capital que habitualmente cotizan en dólares, pero que hoy se pueden adquirir en pesos, como los tractores, ejemplificó Amorosi.
“En el segmento financiero en pesos, los plazos fijos tradicionales, que ofrecen 37% de tasa efectiva anual a 30 días comienzan a ser una opción, contra el 3% mensual de inflación de julio, con posibilidad a descenso por algunos precios reprimidos de cara al escenario electoral. Otras alternativas son los plazos fijos UVA, que se ajustan por el Índice de Precios al Consumidor, y los plazos fijos Dólar Linked, que se indexan según evolución dólar oficial. Estos dos últimos se colocan a 90 días, pero se pueden precancelar”, evaluaron.
Devaluación
Martín Nava, en tanto, advirtió que, al hablar de cuidar la liquidez, se debe considerar el índice de devaluación actual del peso, del 1% mensual, vs el 4% mensual que alcanzó con esta misma administración algunos meses atrás.
“El mercado intuye que el dólar oficial continuará atrasándose durante todo el periodo electoral, en tanto que considera muy probable que luego la dinámica devaluatoria se incremente”, expresó el consultor.
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