"Lamentable, una vez mas, la simplificación o la búsqueda de culpables para un tema sensible como los incendios en la zona de las islas apunta contra productores agropecuarios", dice un comunicado de la Sociedad Rural de San Pedro, de la provincia de Buenos Aires. El texto es del 16 de junio de este año pero, por su actualidad, podría ser de ayer.
Los incendios en las islas del Paraná ya habían tenido consecuencias desastrosas en junio. Esta semana, una nueva ola de incendios en las islas del Paraná volvió a consumir miles de hectáreas. Con el viento, la humareda se trasladó a Rosario, donde los ciudadanos se volcaron a las redes para expresar su malestar.
Por su parte, ante la falta de respuesta de las autoridades, dueños, productores y peones autoconvocados realizarán un corte del puente que une Rosario con Victoria el 1º de agosto a las 11 de la mañana, para explicar las condiciones de producción en la zona.
Ayer, el fiscal de Estado de Entre Ríos, Julio Rodríguez Signes, aseguró que las quemas tienen su origen en el accionar de productores ganaderos, y que tienen la finalidad de hacer refinamiento de pasturas, pese a que está prohibido por ley.
"Decir eso es no conocer absolutamente nada e ir por lo más fácil", señaló Raúl Víctores, productor de la zona e integrante de la Sociedad Rural de San Pedro a LA NACION. "Esto es muy similar al 2008, tiene mucho olor a intencionalidad porque los productores no somos tan organizados como para prender desde Zárate hasta Santa Fe", agregó.Víctores explica que se suelen hacer quemas controladas alrededor de septiembre para deshacerse del pasto seco y dejar a la vista el pasto nuevo para alimentar a los animales. "Si quemamos ahora, la hacienda no tiene qué comer", dice Víctores y agrega que no se quema para sembrar por la simple razón de que ya no se siembra en las islas. "Él que diga eso es un delirante", asegura.
En efecto, el comunicado de junio hacía referencia a la irracionalidad de acusar a los productores de quemar los pastizales. "Hay quienes tienen hacienda con mucho riesgo y sería irracional prender fuego dado que desaparecería el poco pasto que hay en esta época", decía el texto.
"Las autoridades nacionales y provinciales tienen que dar tranquilidad y apoyo al productor, Necesitamos su protección y no su imputación", afirma Enzo Vignales, productor de la zona. Vignales tiene un campo en las islas del río Paraná. En marzo, se incendió el campo de su vecino y, por el viento, el fuego alcanzó su terreno y quemó unas trescientas hectáreas.Pero sus problemas no terminarían ahí. Según cuenta, propiciada por el Ministerio de Ambiente, una fiscalía paranaense lo denunció y lo terminaron imputando por iniciar el incendio. "Es muy fácil imputar a cualquier productor", se lamenta Vignales. "Pero primero hay que investigar y después imputar", agrega.
"Hoy están cortando silobolsas y quemando campos de maíz en tierra firme. Si ahí no pueden indagar, menos van a poder en esta zona con los pastos tan altos que ni podemos visualizar quién anda por el campo", explica Vignales.
Vignales ya no es ganadero: luego de una inundación, sacó toda la hacienda de la isla, así que no tendría ninguna necesidad de quemar el pasto seco. Lo que el productor cree es que estos incendios se dan por una sumatoria de cosas: condiciones ambientales -la sequía, la baja histórica del río, los vientos-, presencia de mucho material seco y la circulación de personas.
"Hay mucha gente circulando por la zona, mucha más que antes", asegura Vignales. Según él, cuanta más gente, más posibilidad de que una chispa accidental -de un fósforo, un cigarrillo o un asado- prenda todo. Y, en esas condiciones, una vez que prende es difícil de parar. "Muchas veces uno no ve el fuego pero sigue por abajo: al haber semejante espesor de paja y de maleza, y por ahí un viento genera una explosión y arranca otra vez -coincide Víctores-. Tirás un fosforito y hacés un desastre".
Según un comunicado de este mes de la Mesa de Enlace de Entre Ríos, esas mismas condiciones ambientales hacen que, en esa provincia, no exista "ningún cuartel de bomberos que no tenga cuatro o cinco salidas diarias por incendios de pastizales en zonas urbanas, periurbanas o rurales".
Víctores, por su parte, está convencido de que los incendios son intencionales. "Han aprendido que tiran un fósforo y sigue caminando", asegura y dice que llama la atención que la mayoría de los focos sean visibles desde las ciudades. "Se hace para fomentar el caos y el disgusto contra los productores", concluye el productor.
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