Roque Ozan es un productor agrícola ganadero del departamento de Ischilín, Córdoba, que durante tres días trabajó incansablemente para impedir que el fuego que se había iniciado en Villa Albertina destruyera todo lo que había construido junto a su familia en 50 años. A los focos que se fueron desplegando a lo largo y ancho de los pastizales que rodean sus campo solo les tomó 72 horas en llegar y arrasar con parte del ganado vacuno y toda la pastura que tenía de reserva para el resto del año.
"El fuego llegó a 30 metros de mi casa, si no hubiera sido por los bomberos y por los vecinos que nos ayudaron a controlarlo antes de que llegara a la casa, no sé qué hubiéramos hecho", dijo el productor.
"Como el viento estaba muy cambiante, el fuego volvió a insistir. No se podía prevenir porque estaba un rato hacia el este y otro hacia el oeste", amplió. Roque fue uno de los productores agrícolas más perjudicados con el incendio, perdió parte del ganado en pie y cientos de hectáreas de pasturas que sirven de reserva para alimentar al ganado todo el año.
"Había dividido el campo para que los animales llegaran al final de año con la pastura que tenía en mi campo y en uno que tenía alquilado, pero todo eso se echó a perder", relató.
Hacía tres días, Roque, había trasladado el ganado a otro pastizal, sin embargo, el fuego no le dio tregua alguna y también lo alcanzó. "Se incendió el potrero de reserva, se quemaron seis vacas adultas de producción de leche, más 4 kilómetros de alambres que equivalen a más de $200.000", contabilizó el productor. "Y ahora tengo que empezar todo de nuevo", añadió.
Una de las teorías que tiene el productor es que la hacienda que le falta haya huido alertada por el calor y el fuego. Sin embargo, ya estuvieron investigando por la zona y no encontraron nada. "Por norma, el vacuno se escapa de los incendios, ellos son muy sensibles, pero nadie las ha visto, por eso deducimos que se quemaron", indicó.
"Si bien se prevén algunos de estos eventos que aparecen de golpe, no pensamos que iba a suceder una cosa semejante, que de la nada te dejan de a pie", sostuvo.
En este momento, productores vecinos del departamento de Ischilín le están brindando toda la ayuda y contención necesaria al productor para poder alimentar a las 50 cabezas de ganado que le quedaron en inventario. "Te pueden acercar ayudas, pero no alcanzan porque somos muchos productores y gente de la zona que estamos afectados", señaló.
Los problemas que pueden surgir de ahora en adelante es que no alcance la comida para los animales. "Para alimentar al ganado se necesitan, aproximadamente, 400 kilos de pastura para cada vaca, y cada animal consume el 30% de esa pastura a diario", describió. El cálculo que hacen los productores es que, si lloviera en este momento, en noviembre volvería el pasto y en enero se podría alimentar los animales.
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