En Río Cuarto, uno de los departamentos más importantes para la producción a nivel país, el sector privado y el público están trabajando para potenciar a la región como referente en agrifoodtech
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RIO CUARTO, Córdoba.- Cuando las fuerzas de las instituciones públicas y privadas se unen para impulsar la maquinaria productiva, la rueda del proceso de desarrollo y crecimiento empieza a girar a una velocidad que parece no conocer límites. Este fenómeno es evidente en “el imperio del sur cordobés”, como algunos llaman a esta localidad cordobesa que abrazó la idea de convertirla en una de las capitales mundiales del agtech o “en el Silicon Valley [la región de California, en EE.UU., que alberga a gigantes tecnológicos] de las empresas de tecnología digital aplicada al agro”.
“Río Cuarto reúne todas las condiciones necesarias para que florezcan emprendimientos agtech. Desde el semillero de talento que es la universidad, con sus graduados en diversas disciplinas técnicas, hasta el enorme potencial que tiene el sector agropecuario en la zona y la presencia de grandes inversores”, dice Manuel Ron, uno de los productores fundadores de Bio 4, empresa agroindustrial ubicada en esta ciudad que transforma materia prima agropecuaria en energía y alimentos.
En 2019, el empresario se unió a Rafael Ibáñez, de IncluIT; Federico Cola, de Seed Matriz; Gerardo Roccia y Luciano Nicora, de Endeavor, para fundar en esta ciudad Pampa Start, una compañía de venture capital orientada a impulsar el desarrollo de startups con ideas vanguardistas que tienen como objetivo transformar el agrifoodtech. Desde hace más de un año comenzaron a trabajar en estrecha colaboración con otros actores del sector privado, organizaciones, los gobiernos municipal y provincial para posicionar el ecosistema innovador y emprendedor Agtech de Río Cuarto a nivel nacional y global.
“Es una ciudad que ofrece conectividad, que se ubica estratégicamente en el centro del país en una región agrícola clave y que cuenta con todos los elementos necesarios para que, con un poco más de crecimiento en este ecosistema, se convierta en un epicentro de innovación reconocido a nivel mundial”, agrega Ron.
Según datos de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) en base a la campaña 2021/2022, el departamento de Río Cuarto ocupa el primer puesto a nivel nacional en superficie sembrada con 1,4 millones de hectáreas y, a su vez, es el principal productor de maíz y de maní y tercero en soja.
Además, tiene el segundo stock porcino, con 219.000 cabezas y 1295 establecimientos productivos. También cuenta con más de 100 empresas vinculadas a las cadenas productivas y más de 80 Tic [Tecnologías de la Información y las Comunicaciones], que están agrupadas en un clúster tecnológico, de las cuales el 10% exportan conocimiento. Teniendo en cuenta estos números, para Ron es importante “inspirar a los diversos actores de la sociedad y el gobierno, para que el proyecto cobre aún más fuerza y se desarrolle de manera virtuosa”.
En línea con este objetivo, Juan Martín Ninfea, director ejecutivo de Pampa Start, señala que empezaron a trabajar en conjunto con universidades para transmitir la perspectiva y visión del emprendedorismo. “Es relevante que los jóvenes vean la posibilidad de generar empresas nuevas y todo el impacto que se genera. Que como profesionales no vean como única salida laboral la relación de dependencia en grandes compañías”, dice.
Aquí hay más de 20.000 alumnos que cursan sus estudios en cuatro universidades en donde hay más de 40 carreras de grado. “En la provincia hay un mapeo que muestra cuántas startups agtech por departamento hay en la provincia y en Río Cuarto hay 16. Eso fue el punto de partida que nos hizo hablarnos por teléfono y decir: hagamos algo que las reúna”, comenta Ninfea.
Por esa razón, hace un año y medio en Río Cuarto también se creó Hub4, el hub de innovación agtech que agrupa a 16 startups relacionadas con la agricultura, ganadería, sostenibilidad y biotecnología, además de Pampa Start y Club Agtech que trabajan en la transformación digital del agro. La misión que tiene el Hub4 es la de brindar apoyo a los emprendedores para que puedan comenzar a escalar sus proyectos con éxito. Trabajan en colaboración con instituciones como el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la provincia de Córdoba a través de la Agencia Innovar y Emprender.
“Antes, nuestros estudiantes se recibían en la universidad y se iban a trabajar a otros lugares porque no tenían la oportunidad en la ciudad. A pesar de tener los campos, de ser el primer productor a nivel nacional de maíz y de maní y de un clúster que ya existía en la ciudad”, expresa el intendente local Juan Manuel Llamosas. Sin embargo, destaca que se lograron grandes avances para revertir esta situación.
“El ecosistema ya dio sus primeros pasos con la colaboración activa del clúster tecnológico, la universidad, el sector productivo y el compromiso del gobierno provincial y municipal. Todos están trabajando como facilitadores y articuladores de esta masa crítica y empujan para que toda esta potencialidad se traduzca en realidad”, comenta.
Nicora fue uno de los estudiantes que se mudó a otra ciudad a estudiar. Ve a Río Cuarto con la esperanza de que “los emprendedores, en lugar de soñar con ir, por ejemplo, a hacer un modelo de negocio de e-commerce a Silicon Valley, vengan de otros países a emprender a la Argentina”.
Si bien invertir en las startup implica colocar un dinero en un negocio con alto riesgo de capital, Nicora indica: “El sector agropecuario conoce mucho el riesgo, por eso cuando les decimos que inviertan en tecnología, no tienen tanto problema porque son personas que siembran, y saben que pueden perder una cosecha. Por eso es el sector de más riesgo y dinamismo de casi todo el mundo”.
Para el empresario sería clave que, para que el mundo agtech tome más vuelo, las empresas tecnológicas tengan un unicornio. “Necesitamos un unicornio porque pone luz en un lugar de mucha excelencia. Es como tener un Messi en el equipo”, afirma.
En este sentido, Marisa Rovera, rectora de la Universidad Nacional de Río Cuarto, señala que “todas las acciones que se llevan a cabo con el valioso capital humano, tecnológico y científico de la institución deben estar orientadas hacia la creación de conocimiento, la formación y el apoyo a nuestros estudiantes en el inmenso desafío que implica el emprendimiento”. Destaca que uno de los desafíos es promover la vinculación universidad-Estado-sector privado: “El conocimiento tiene que estar al servicio de ese desarrollo, así que todo nuestro esfuerzo es más que colectivo”.
Mirando a futuro, la rectora entiende que hay que lograr una mayor interacción entre saberes, donde cuando uno piensa en nuevas propuestas, tanto a nivel de grado como posgrado, hay que evaluar lo que se necesita en el territorio para que la universidad pueda apuntalar ese desarrollo.
De Río Cuarto al mundo
En la Universidad Nacional de Río Cuarto es en donde estudiaron Sergio Bonansea y Christopher Kilmurray, dos microbiólogos que quisieron buscar una forma de trasladar los conocimientos inmersos en el sector académico-científico hacia el sector privado. “Empezamos a detectar que mucha información quedaba en artículos o publicaciones científicas, pero cuando íbamos al campo y queríamos producir con lo que se estaba investigando no podíamos”, explica Bonansea.
Fue así que en 2010 nació Ceres Demeter, el nexo entre la ciencia y el sector productivo. Crean bioproductos con el objetivo de reemplazar agroquímicos y fertilizantes tradicionales. Además de buscar mejorar la eficiencia de productos tradicionales.
La empresa trabaja ahora en escalar a nivel global, al igual que Seed Matriz, que recientemente aterrizó en Estados Unidos. Se trata de una startup que utiliza la biotecnología para, mediante un encapsulado, modificar la morfología de la semilla para optimizar la calidad de siembra corrigiendo problemas de tamaño, forma y peso de las semillas.
Lo que buscan es combatir el problema que genera la falta de uniformidad en la forma de las semillas que provoca dificultades en el proceso de alimentación de las placas de las sembradoras, lo que, a su vez, se traduce en una siembra con significativas variaciones en el espaciado entre las plantas dentro del surco. Esto se traduce en una merma de los rindes.
Así como estos dos casos, también en esta localidad cordobesa nació Nutrixya, una herramienta que ofrece una estrategia de fertilización para 34 cultivos y pasturas. También está el “tinder del agro”, como llaman a Agro24, una plataforma que ayuda a conectar a productores con proveedores de la zona.
En ganadería están Vetkiosk, que brinda un dispositivo inteligente para suministrar suplementos secos a bovinos, y MyRodeo, con un sistema de trazabilidad ganadera. Es una aplicación que permite la carga de datos desde cualquier dispositivo móvil, una base de datos nube y una plataforma web que permite el análisis de los mismos. También se encuentra Loop Agtech Solutions SAS, una solución para ganadería de precisión.
En esta ciudad también se encuentra Tracestory, que ofrece un software de trazabilidad colaborativa que permite a los consumidores reconocer cuál es el origen y las diferentes transformaciones de los productos a lo largo de las cadenas de valor. También Bastó, con caravanas inteligentes permiten obtener datos que son procesados en una plataforma, obteniendo información de geolocalización del rodeo, patrones de comportamiento en pastoreo, indicadores de salud y bienestar animal.
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