Entre 1850 y 1900, Buenos Aires aceleró su transformación de la Gran Aldea que añoraba Vicente F. López a metrópoli, cuyo punto de inflexión estuvo marcado por el salto modernizante de la década de 1880.
Es a partir de 1776, cuando Buenos Aires es declarada capital virreinal, que la ciudad inicia el largo proceso de desarrollo urbanístico, económico y social que la fue alejando de la modalidad colonial, favorecida, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, por la expansión de la ganadería en la provincia homónima. En 1852, la ciudad contaba con 85.000 habitantes, cifra que duplicaba la población de 1810. En 1895, ese número se había multiplicado casi diez veces, al llegar a 800.000.
El puerto y la ampliación de las actividades comerciales; la mejora de la ganadería y de la tecnología del campo; la paulatina incorporación de la agricultura; la expansión demográfica y la inmigración, y la consecuente urbanización de tierras hasta entonces rurales o con baja densidad poblacional fueron borrando los vestigios de la antigua ciudad colonial. En 1880 se declaró la federalización de la ciudad de Buenos Aires.
Para retratar (y en algunos casos promover) el proceso de transformación de la ciudad, los fotógrafos de la época apuntaban sus cámaras sobre todo al espacio público, y mostraban los nuevos parques y edificios emblemáticos, y los cambios en la ciudad vieja, como por ejemplo la demolición de la recova, en 1883, que dividía en dos la actual Plaza de Mayo.También documentaron los cambios en las costumbres.
Por estos días, un infrecuente y apasionante recorrido visual permite viajar al pasado y disfrutar, a través de la mejor fotografía de la época, de estos cambios que, entre 1850 y 1900, transformaron Buenos Aires de aldea colonial en ciudad pujante.
El Museo Fernández Blanco de la ciudad exhibe numerosas imágenes fotográficas de vistas y costumbres de Buenos Aires que documentan el antes y el después de sitios emblemáticos y de las costumbres. Es posible recorrer la evolución de lugares como La Boca, el Retiro, Constitución, Recoleta; de temas como los ferrocarriles y los mataderos; las modas y los tipos populares.
El curador de la muestra, Luis Priamo reconocido historiador de la fotografía antigua, presenta una selección de imágenes reunidas en Buenos Aires memoria antigua, fotografías 1850-1900, libro publicado por Fundación Ceppa en 2015. La exposición incluye obras de los fotógrafos más relevantes de la segunda mitad del siglo XIX: Esteban Gonnet, Benito Panunzi, Christiano Junior, Antonio Pozzo, Samuel y Arturo W. Boote, Alejandro S. Witcomb, Eduardo Ferrari, Emilio Halitsky, Samuel Rimathé y Harry G. Olds, entre otros, y la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados.
Son fotos de lo que ya no está: sitios transformados, edificios demolidos o remodelados, costumbres desaparecidas. Pero también están presentes las imágenes de la ciudad moderna, surgida entonces, que llega a nuestros días.
Las fotos de los tipos populares emocionan: el vendedor de escobas y plumeros, el organillero y los bomberos, que con impecable vestuario y alineados en curiosa formación buscan transmitir, con orgullo sereno, la imagen de la ciudad moderna a la que pertenecen.
En suma, un testimonio sorprendente de las huellas de nuestro pasado, que nos permite acercarnos con la extraordinaria elocuencia del documento fotográfico a la Buenos Aires criolla y aldeana en rápido camino a la metrópoli cosmopolita.
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