Además de su interés por comenzar a producir en el país con Mabxience el principio activo de la vacuna de Oxford-AstraZeneca contra el Covid-19, Hugo Sigman, CEO de Grupo Insud, también está expectante por otra cosa: que el Gobierno apruebe a Bioceres, compañía de la cual es uno de sus accionistas, el trigo tolerante a sequía. En el último tiempo hubo movimientos de entidades en torno de este producto transgénico, algunas pidiendo su aprobación y otras solicitando información sobre su estado al Ministerio de Agricultura.
Bioceres nació en 2001 con 23 productores y supo sumar más de 300. Logró pasar a controlar firmas emblemáticas de tecnologías como Rizobacter, una fuerte generadora de ingresos para la empresa. Además, Bioceres cotiza en la Bolsa de Nueva York. Sigman es uno de los tantos accionistas minoritarios, con menos de un 10% que no obstante significa una presencia destacada en ese universo de socios. Incluso forma parte de la firma el productor Gustavo Grobocopatel con un porcentaje menor al de Sigman.
Bioceres desarrolló, tras una investigación con girasol de Raquel Chan, investigadora del Conicet y del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral, primero la soja tolerante a sequía y luego el trigo tolerante a sequía.
La soja tolerante a sequía fue aprobada en el país en 2015 con Cristina Kirchner, en Brasil y en los Estados Unidos. Solo falta un visto bueno comercial de China, el primer comprador de la oleaginosa en el mundo, para que se lance para la siembra. La semana pasada, Bioceres informó que este año cubrirá la siembra de 20.000 hectáreas con esta tecnología para seguir haciendo inventario. En el caso del trigo transgénico en mayo pasado en una comunicación la firma había anticipado un objetivo de siembra de 12.000 hectáreas.
Por el lado del trigo tolerante a sequía, en la Argentina ya tuvo el visto bueno del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y la Conabia (Comisión Nacional Asesora de Biotecnolgía Agrícola), pero no del área de Mercados del Ministerio de Agricultura. En rigor, el gobierno anterior de Mauricio Macri no lo terminó de autorizar argumentando temores para la comercialización en el mundo.
La Argentina viene cubriendo en torno del 7 a 8% del mercado global y Brasil es su primer comprador individual. Para el gobierno anterior, antes de la liberación había que buscar consensos con los compradores.
Bioceres llegó con el tema del trigo tolerante a sequía hasta el mismo expresidente Mauricio Macri. Federico Trucco, CEO de la empresa, fue hasta la Casa Rosada para hablar del asunto con el exjefe de Estado. En ese encuentro también estuvo el entonces secretario de Agroindustria (luego con la cartera recuperada al rango de Ministerio de Agricultura) Luis Miguel Etchevehere, Grobocopatel, y otros referentes de la cadena agroindustrial. En ese momento se habló de un plazo de 60 días para elaborar una propuesta.
En ese contexto, sobre el último tramo de la administración anterior de Etchevehere se trabajó, junto a otros países, para abordar las situaciones de presencia de transgénicos en el comercio entre países que tienen asimetrías en las aprobaciones (esto se conoce como LLP por las siglas en inglés de "Low Level Presence"). Esto no solo para el trigo tolerante a sequía sino para todos los productos. El punto clave de esto era que si llegaba un embarque con un transgénico no autorizado que no se rechace todo el embarque.
Por otra parte, para el caso puntual del trigo tolerante a sequía con la cadena se estableció una suerte de hoja de ruta para tratar de avanzar con otros países. En el sector la tecnología del trigo transgénico es valorada porque, en años como los actuales con bajas lluvias, el cereal marca una fuerte diferencia con respecto al que no tiene incorporado el evento. Sin embargo, para avanzar con el tema se había decidido ir trabajando de manera consensuada en una hoja de ruta.
Cartas por el trigo
Respecto de esto último, el viernes pasado la Asociación Argentina de Trigo (Argentrigo), que nuclea a la cadena del cereal, productores, industria, exportadores, le mandó una carta al secretario de Agricultura, Julián Echazarreta, pidiendo precisiones y la posibilidad de un "intercambio" para hablar del tema.
"Tengo el agrado de dirigirme a usted a fin de manifestar nuestra preocupación desde Argentrigo en relación al avance de producción de semillas de Trigo OGM, y solicitarle conocer los progresos respecto a la hoja de ruta establecida de manera conjunta sobre la aprobación del consumo de trigo OGM por parte de nuestros principales compradores de trigo para el avance de esta tecnología en nuestro país, así como del protocolo de la producción existente de la misma", dice la carta firmada por Miguel Cané, presidente de la entidad.
"Desde nuestra entidad estamos en conocimiento de la siembra de Trigo HB4OGM para ensayos a campo y producción de semilla de una superficie significativa y, de cara a comenzar en los próximos meses la cosecha de esta, nos preocupan los efectos que puede llegar a tener un manejo incorrecto de esta tecnología en función de las autorizaciones existentes hoy, cuyas consecuencias podrían afectar mercados destino del trigo argentino", agregó Argentrigo.
Así como en esa carta Argentrigo hizo ese planteo, en junio pasado hubo otra con un apoyo por la aprobación del trigo tolerante a sequía, en este caso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA) y la Cámara Argentina de Biotecnología (CAB).
"Entendemos que la liberación comercial de esta tecnología depende de consideraciones de mercado que vienen siendo evaluadas desde hace ya varios años por la cartera que Usted hoy conduce. Con el espíritu de mantener el liderazgo de nuestro país en esta industria de avanzada, consideramos importante y oportuna la aprobación de este evento, incorporando los condicionamientos necesarios para la protección de nuestros mercados de exportación, sin por ello renunciar a la oportunidad de liderazgo y beneficios que nos ofrece nuestro sistema científico-tecnológico", dice la carta enviada en ese momento por Alejandro Petek (Aapresid), Lorena Basso (ASA) y Sebastián Bagó (CAB).
Antes en el escrito habían ponderado: "Hoy Argentina cuenta con la posibilidad de disponer del evento de trigo IND00410-5 con tolerancia a sequía, salinidad y a un herbicida de amplio espectro; desarrollado por el Conicet, la Universidad Nacional del Litoral, y la empresa local Bioceres S.A. (propiedad de más de 300 socios -entre ellos productores agropecuarios y cooperativas del sector). Este evento ya cuenta con evaluaciones positivas de Senasa y Conabia respecto de su inocuidad para la alimentación humana y animal, y respecto de su bioseguridad. De igual manera, existen en la literatura científica publicaciones con referato que destacan los beneficios ambientales, incrementos productivos, y la equivalencia sustancial de este evento de trigo respecto de variedades no modificadas".
En octubre pasado, el CEO de la empresa recibió a Alberto Fernández y a Omar Perotti en Rosario. El gobierno de Fernández tiene ahora en sus manos decidir sobre esta tecnología que los socios de Bioceres, entre ellos Sigman, impulsan como un salto para la producción de trigo ante condiciones climáticas adversas como una sequía. La empresa viene dialogando con el Gobierno para acercar soluciones por este tema.
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