Unos 25 años atrás, los argentinos comían un promedio de 129 huevos per cápita al año. Hoy, el consumo ronda las 305 unidades anuales por persona y el país ocupa el 5to. puesto en el ranking mundial. Con estas sorprendentes cifras, la industria del huevo celebra entre el 4 y el 8 de octubre la Semana Mundial del Huevo (SMDH), el evento que cumple 25 años en esta edición y que busca concientizar sobre los beneficios para la salud y el bienestar de las personas que tiene este alimento proteico de excelencia, económico, envasado en origen y versátil en la cocina.
En la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA) somos los encargados de liderar las acciones de esta celebración en la Argentina, y somos los primeros en festejar los logros obtenidos en estos 25 años de un trabajo que incluyó tanto un esfuerzo productivo como de concientización de la población en materia alimenticia.
De allí que este sea un aniversario especial para todos nosotros porque luego de dos décadas y media podemos decir que registramos un crecimiento exponencial del consumo de huevos en la Argentina, producto del esfuerzo para que se conozcan las virtudes y atributos para la salud que presenta esta proteína excepcional, que es la más sana después de la leche materna, según la FAO.
Cuando miramos el mundo, podemos decir que hemos logrado avances importantes. México lidera el top 5 de países consumidores, con 375 unidades per cápita. Lo siguen Japón (333), Rusia (320), Colombia (312) y cerrando el ranking, nuestro país.
Vale la pregunta: ¿cuál es la explicación a este fenómeno? ¿Cómo llegamos a esto?
La incorporación de tecnología de punta en los últimos 25 años ha sido fundamental para el progreso del sector y el posicionamiento del producto en la mesa de los argentinos, acompañado por una fuerte concientización.
Un incremento de la producción y de la calidad llegó de la mano de los galpones automáticos. Ha posibilitado lograr más huevos por área alojada y un menor consumo por huevo producido, bajando la cantidad de mortandad y los accidentes sanitarios. Tenemos máquinas robotizadas que clasifican, pesan, empacan, llenan los palets con las cajas terminadas. Tenemos profesionales comprometidos con su trabajo.
La vacunación in ovo, con vacunas cuádruples y vectorizadas, son una garantía en materia sanitaria. Todo esto posibilitó que la producción de huevos despegue y esté a la altura y en los estándares más elevados del mundo.
La situación a nivel mercado es compleja aún para la producción: actualmente estamos vendiendo huevos a menor precio que el año pasado, con un maíz que subió al 100% y una soja que subió al 120%. Aún hay muchos desequilibrios por corregir, pero confiamos en que se encontrarán las soluciones adecuadas.
Hemos avanzado mucho en materia de sustentabilidad. Nuestra industria es la de menor impacto ambiental entre las productoras de proteína animal. La producción de huevos tiene la huella de agua y la huella de carbono más bajas de todas las proteínas, e incluso son menores que las de algunos vegetales y frutas. Analizando la producción por gramo de proteína producida, el huevo es la proteína más amigable con el medio ambiente. Por supuesto hay cosas por mejorar, contemplando todas las dimensiones y sumando procesos innovadores para garantizar mayor y mejor desempeño.
Tenemos desafíos por delante para los próximos 25 años: todos los productores debemos redoblar los esfuerzos para seguir explicando al consumidor los beneficios que tiene esta proteína excepcional y única, que alimenta al mundo desde épocas milenarias.
El autor es presidente de CAPIA
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