Según una cámara frigorífica, el mes pasado se registró el octubre de mayor liquidación de vacas desde 1990; el impacto de la sequía y las políticas oficiales hacia el sector
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La brutal sequía que atravesó el país, los pasados incendios en Corrientes y ahora las inundaciones en todo el litoral, sumado a políticas poco incentivadoras para el sector, se han convertido en el corolario perfecto para un dato demoledor para la ganadería argentina: un nuevo récord histórico en la faena de hembras en octubre pasado, según alertó la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra). Se trata de un dato clave para monitorear si hay liquidación de stock en la “fábrica de terneros”.
“La faena de hembras totalizó 587.400 cabezas en el décimo mes del año y resultó 20,3% mayor a la registrada en octubre de 2022. Hay que destacar que este avance se explicó en partes casi iguales por vacas y vaquillonas. En octubre de 2023, la participación de las hembras en la faena total llegó a 50,6%. Al tiempo que cumplió siete meses por encima del límite superior del intervalo que resulta consistente con el mantenimiento del rodeo vacuno”, apuntó el informe. Al comparar con la de machos, en el mes pasado esta fue de 573.400, un 8,1% menos que en el mismo periodo de 2022.
En rigor, desde 1990, 34 años atrás si se considera el octubre de ese año, este es el primer octubre que la liquidación de vacas y vaquillonas que van al frigorífico supera el 50%. “Esto quiere decir que estamos en una liquidación de hembras que comprometerá la producción futura”, remarcaron en Ciccra.
Para Miguel Schiaritti, presidente de la entidad, “esta faena de hembras, de vacas fundamentalmente, pero de hembras en general, coloca a la ganadería en una situación en la que es muy probable que haya menos hembras para poner en el rodeo el año que viene”. En el acumulado, de enero a octubre, la faena de hembras suma a 5,86 millones de cabezas, un 16,2% más que 2022.
Esto se suma a una caída en la producción de terneros porque, al no comer la vaca, no se ha preñado y entonces los índices de parición y preñez son más bajos que los habituales.
“Es probable que este año, según los cálculos, tengamos entre 1 y 1,5 millones de terneros menos. Es decir, no solo está comprometida la producción actual, sino la futura. Debemos esperar hasta diciembre, después de la vacunación de aftosa para saber el stock de hembras que tenemos en la Argentina”, destacó a LA NACION.
“Esto que es una muy mala noticia para los argentinos, es una buena noticia para los criadores que vienen sufriendo atrasos muy fuertes en el precio en la venta de sus terneros. Porque hace suponer que la cría va a tener dos años de precios altos porque va a haber pocos terneros; hace que la cría se convierta en un buen negocio a partir del próximo año”, añadió.
Para el consultor ganadero Víctor Tonelli, lo que pasó con la faena de hembras es la consecuencia de la “brutal sequía”, aunque se debe analizar por separado la faena de vacas y la de vaquillonas. “Lo que realmente creció de forma muy importante es la faena de vaca que pasó de representar el 17,2% entre 2020 y 2022 al 20,8% en el 2023 (hasta agosto, 3,6 puntos porcentuales más). Tomando una faena total estimada para el 2023 de 14,4 millones de cabezas, implica una faena extra de 500.000 vacas o más que es netamente liquidación por sequía”, explicó.
“Lo de vaquillonas, si bien creció en cabezas por necesidad de sacar recrías de los campos por falta de oferta forrajera, su participación en la faena se mantiene en torno del 27 al 28% del total, como en los últimos cuatro años”, añadió.
En este escenario, contó que en lo inmediato se entrará en un periodo estacional de faena de vacas que luego se vuelve a incrementar de abril a julio con los diagnósticos de preñez: “Respecto de la oferta de vaquillonas, hay bastante encierre en corral que decae a partir de enero y febrero”.
Dos cuestiones no menores en la observación son que, por un lado, están las inundaciones en las islas de Entre Ríos y Santa Fe que pueden aumentar la cantidad de vacas habituales y, por otro, el notable incremento de faena de vacas de tambo por fuertes pérdidas de rentabilidad de la actividad.
“Todo esto sumado a la pérdida de terneros por muy bajos porcentajes de preñez del servicio pasado, lo que preanuncia una caída de stocks a fin de año en torno de los 2,5 millones de cabezas. En tanto, para el año que viene se prevé una caída de oferta de carne cercana a 350.000 toneladas que equivaldría a 8 kilos por habitante por año. Todo debido a la sequía y, en menor medida, a las políticas poco estimulantes”, vaticinó Tonelli.
En vista a un cambio de gobierno el próximo mes, Schiaritti señaló que, cualquiera sea el candidato que asuma la presidencia, el sector necesita que el Estado no intervenga en la producción agropecuaria. “Que nos deje trabajar tranquilos, sobre todo en ganadería. Que den señales claras de que no van a intervenir en los mercados”, enfatizó.
Y recordó: “Cuando se fue Cristina, los argentinos producíamos 2,7 millones de toneladas de carne, de las cuales se exportaban 180.000 toneladas, y cuando se fue Macri, que no hizo nada por el sector pero por lo menos no intervino, la Argentina produjo 3, 2 millones toneladas y exportó casi un millón. Esto es lo que necesita la Argentina: que nos dejen trabajar”, finalizó.
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