En rodeos de cría se debe seleccionar por feminidad, buen desarrollo corporal, fertilidad y biotipo adaptado al sistema productivo de cada campo
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La selección de vaquillonas en rodeos comerciales es una instancia importante, que tiene impacto sobre la productividad futura de la empresa de cría. Frecuentemente es una cuestión a la que no se le presta la debida atención en los campos y se enfrentan problemas de insuficiente desarrollo corporal y/o reproductivo de las hembras, falta de claridad en los criterios para orientar la selección, problemas sanitarios, etcétera, lo que repercute en la eficiencia general del sistema productivo. Esta conducta debería reemplazarse por una hoja de ruta para encauzar el proceso de manera profesional, que describe a continuación un especialista.
“Más allá de que el nivel genético de un rodeo sea de élite o inferior, hay una regla universal para la selección de vaquillonas: los animales jóvenes deben ser mejores que los adultos”, afirma Santiago Debernardi, directivo de Select Debernardi.
En la selección de vaquillonas de reposición de un rodeo comercial de cría hay que considerar 10 aspectos por lo menos. “Primero, la calidad genética tiene un rol fundamental, pero también son importantes el manejo, la alimentación y la sanidad, es decir el segundo aspecto es el ambiente que se les dio durante la cría y la recría. Hay hembras que no están en condiciones óptimas al momento de revisación, pero vienen de un período de sequía o han tenido enfermedades que hay que considerar”, condiciona Debernardi.
Una vez tenidos en cuenta estos principios, el paso siguiente en la selección es la consideración de características que son obligatorias y otras que son deseables. Entre las primeras figura el desarrollo reproductivo, es decir si la vaquillona está ciclando cuando llegó al peso de entore.
En esa instancia surgen dos situaciones: en aquellos campos que tiene muchas hembras para reposición y pueden elegir, se podrían descartar las no ciclantes. Por ejemplo, si un criador tiene 300 vaquillonas recriadas y necesita reponer 100, puede quedarse con las de mayor precocidad sexual, que están ciclando. Sin embargo, esa no es la situación más habitual y generalmente no sobran muchas hembras para reposición. En ese caso, si hay vaquillonas que alcanzaron el peso de entore pero no están ciclando, con el uso de hormonas se puede sacarlas del anestro e inseminarlas para entrar preñadas al sistema productivo. La justificación de esa decisión se basa en que el criador ya hizo una inversión importante al criar y recriar la hembra hasta 300 kilos y dispone de herramientas para obligarla a ciclar.
Entre las características deseables en los animales que tienen aptitud reproductiva, está una buena conformación. “Se pueden descartar las hembras de peor biotipo o las que resultan muy grandes o muy chicas para el ambiente en que se va a desarrollar la cría. También importa la estructura del animal en lo referido a patas, manos, angulaciones del talón y pezuñas, para que puedan desarrollar la reproducción durante muchos años de vida productiva. En razas para carne deseable una adecuada conformación carnicera”, enumera.
Una cuestión importante en la evaluación es el desarrollo corporal al momento de entore. Una vaquilla debe pesar el 65% del peso de una vaca adulta al momento de servicio. Es decir, debe llegar a 300-320 kilos si las vacas del rodeo tienen un peso promedio de 500 kilos. Una vez alcanzado ese peso, las vaquillonas se llevan a la manga y se separan las que están ciclando y tienen pubertad temprana, de las que no lo hacen. En términos generales, a estas últimas no convendría dejarlas para reposición. Otro carácter importante es la feminidad. “Hay que quedarse con las hembras que tengan rasgos de ese sexo, con buenos proyectos de ubre y pezones de tamaño normal”, recomienda Debernardi.
Por otro lado, hay que considerar los estándares de las razas. Por ejemplo, si se cría la raza Angus negro con expectativa de Puro Controlado, no serían convenientes manchas blancas en la panza. En el caso del Braford, el reglamento racial establece 100% de pigmento ocular.
En Angus Colorado no se permite el morro oscuro. “La recría de vaquillonas de reposición ha sido un punto de falla en muchos establecimientos ganaderos. Las restricciones en la alimentación en momentos de falta de pasto determinan que el primer servicio se atrase hasta los dos años de edad. Sin embargo, estudios recientes muestran que las restricciones en algún momento del crecimiento del bovino afecten toda la vida del animal. Por lo tanto, la vaquilla debe comer bien y ganar 600-700 gramos por día para desarrollar una buena recría y alcanzar un peso de entore a los 15 meses. Los baches de alimentación no son gratuitos”, advierte Debernardi.
La selección en la práctica
En rodeos comerciales de cría, lo normal es reponer el 20% de las hembras por año. Para realizar la elección de las terneras que quedarán en el campo en los planteos más rudimentarios, donde no hay identificación individual de cada animal, se deben elegir directamente las mejores hembras del rodeo. Otra posibilidad es utilizar una raza cruzante. El servicio comienza con inseminación artificial con semen del mejor toro posible de una raza pura, con el propósito de hacer madres, y luego se repasa con toros de otra raza. Las terneras puras “cabeza” que nacen son fácilmente identificables y resultan hijas de las madres más fértiles. Las provenientes de la raza cruzante quedan identificadas como “cuerpo” o “cola” y ya no son candidatos para la reposición.
Por otro lado, en campos con rodeos de cría muy numerosos se puede organizar la reposición armando un plantel con las vacas de mejor biotipo y fertilidad, que se aparean con toros con buenos índices productivos. Las hijas de esas vacas son las hembras que van a reposición.
En rodeos con identificación individual de las vacas se guardan las hijas de las mejores vientres. En estos animales caravaneados, otra manera de seleccionar las vaquillonas es considerando el peso de las terneras al nacer y al destete.
El último paso tecnológico para la selección es utilizar la prueba genómica. “Con una muestra de pelo se pueden predecir los DEP de producción de las crías y descartar las de peores índices, como alto peso al nacer, negativo en producción de leche u otra característica no deseable para el sistema productivo del campo”, aconseja.
En las razas sintéticas utilizadas en la zona litoral norte, el punto débil es la precocidad sexual. Recién a los 18-20 meses las vaquillonas están en condiciones de recibir servicio. Entonces, hay que hacer mucho hincapié en ese carácter. En esos ambientes también hay mayor presión de ectoparásitos, como tábanos, mosquitos y garrapata, y altas temperaturas, lo que exige vacas con genética con mayor grado de acebuzamiento y pelo corto. Por su parte, los toros deben estar limpios de prepucio, lo mismo que de ombligo en las hembras.
Finalmente recuerda que “tanto en la región pampeana y como en el litoral es conveniente que las hembras tengan buen área de ojo de bife y suficiente grasa de cobertura para enfrentar el invierno en mejores condiciones. Ambas características se pueden determinar mediante ecografías a los 15 meses y tienen alta heredabilidad.
Otro rasgo conveniente es la docilidad, que también tiene alta heredabilidad, un factor importante si se trabaja en los corrales con tranquilidad, a pie, sin perros ni pechazos de caballos.
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